Además del de ayer, Miranda pasó otro mal trago el 12 de marzo de 2008 cuando volcó la lancha durante una visita al pantano de Itoiz. Foto: MAITE PÉREZ

El encantador de serpientes

hábil en la comunicación, miranda siempre tiró de optimismo al valorar el alcance de la crisis y la minimizó

JAVIER ENCINAS

PAMPLONA

"En 2012, Navarra estará irreconocible". Esta frase de Álvaro Miranda Simavilla, pronunciada en abril 2008 durante la pomposa presentación del fallido Plan Navarra 2012, no ha podido ser más premonitoria del devenir de la Comunidad Foral, aunque lo haya sido en el sentido antagónico al afirmado por el entonces vicepresidente primero y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno del también imputado Miguel Sanz.

Efectivamente, cinco años después de la frase de marras, Navarra no puede estar más irreconocible, si atendemos a los principales parámetros que marcan la profundidad de la crisis. De hecho, Miranda aterrizó en 2007 en el Departamento de Economía con 21.575 parados (4,27%) y cuando salió, en circunstancias no del todo explicadas en junio de 2012, la cifra se había disparado hasta los 48.813 (16,41%). Como también se había desbocado el endeudamiento del sector público de la Comunidad, que arrancó 2008 con 867,5 millones de euros y que el pasado 30 de junio era de 2.944,2 millones.

PROMETIÓ CREAR 65.200 EMPLEOS Este negrísimo lustro iba a ser, de haberse cumplido sus previsiones, el de un desarrollo sin precedentes en Navarra, hasta el punto de que Miranda pronosticó que se crearían 65.200 empleos.

Eran las estimaciones que se hacían en su Gobierno con el Plan Navarra 2012, que recogía un compendio de 90 actuaciones en obra pública con una inversión de 4.508 millones.

Miranda, que con anterioridad había ejercido de director general y de consejero de Obras Públicas (2004-07) , ya había dado sobradas muestras de ser un enamorado del cemento y de su confianza en las inversiones vinculadas al ladrillo como respuesta a la crisis, que minimizó en varias ocasiones, pese a que sus devastadores efectos.

Hábil en la comunicación, muchas de sus comparecencias públicas eran propias de un encantador de serpientes. Atiborraba a los periodistas con multitud de gráficos que destacaban solo los indicadores que le convenían y lo hacía con un tan tono optimista como embaucador que en una primera lectura resultaban hasta creíbles.

El caso más paradigmático fue el famoso Plan Navarra que pactó con el PSN y que lo vendió como la gran panacea para resolver buena parte de los problemas de la Comunidad.

Sin embargo, repasado cinco años después, suena como una pesada broma. Son casi más los proyectos que se han quedado por el camino que los finalizados, y de estos últimos varios de ellos hubiera sido mejor no haberlos impulsados. Ahí están los ejemplos del ruinoso Circuito de Los Arcos (52 millones de euros) o del a punto de concluir Pabellón Arena (más de 60 millones de inversión), que todavía nadie ha dicho con claridad qué se va a hacer con él, más allá de que a día de hoy es un sumidero por donde se escapa el dinero público que se precisa para otras atenciones. Por no hablar de otras infraestructuras que no terminan de ser rentables como la Ciudad Agroalimentaria de Tudela o el Centro Tecnológico de Imagen Gráfica de Estella.

Como mera declaración de intenciones se han quedado la Ciudad de la Seguridad (tenía prevista una inversión de 40 millones), la conexión de la Autovía del Camino con Logroño (20,9), los túneles de Erro y Mezkirtiz (80), el Museo de los Sanfermines (20), el Complejo Asistencial Médico Tecnológico (9), el Centro Nacional de Imagen Médica (18,7), la Ciudad de la Tecnología de la Información y la Comunicación (13,7) y un largo etcétera.

Mención aparte merece el TAV, donde se sigue metiendo dinero en unas obras en las proximidades de Castejón sin haber resuelto ni cómo se va a hacer la estación en Pamplona ni la conexión con la CAV, que es la puerta de la salida a Europa. Para este tren, Navarra anunció un gasto de 509 millones entre 2008 y 2011, que se completaría con otros 336 millones del Estado.

"LA PALMERA EN EL DESIERTO" Y mientras el Plan Navarra hacía aguas y la crisis era cada vez más acusada, este ingeniero aragonés (Zaragoza, 1957) dejó algunas reflexiones que merecen ser rescatadas ahora.

En noviembre de 2010, Miranda se atrevió a decir, en el acto de apertura del Congreso de Economía de Navarra, que la Comunidad Foral había "doblado el Cabo de Hornos de la crisis" para alcanzar "el océano de la postcrisis".

Más exagerada resultó todavía otra afirmación suya, el 2 de marzo de 2012, cuando aseguró que Navarra era "la palmera en el desierto" de la crisis, obviando en aquel momento que la cifra de desempleados acababa de marcar un nuevo récord histórico, tendencia que desgraciadamente no se ha detenido todavía.

el peaje en sombra El legado de su controvertida gestión no está en consonancia con la defensa que hizo ayer de su paso por la Administración Pública tras declarar ante la juez.

Hay que recordar a Miranda que él fue pieza clave en haber financiado obras como la Autovía del Camino, zonas del Canal de Navarra y tramos de la Autovía a Jaca con el costoso sistema de peaje en la sombra, obras con las que existe compromiso de pagos para una generación entera y que lastran los presupuestos de manera considerable. Especialmente gravoso fue el contrato con la vía que enlaza Pamplona con Viana, que además se encareció en 55 millones de euros al abonar 20 millones a la constructora por ponerla en servicio con antelación y otros 35 por una revisión de precios que la Cámara de Comptos consideró que suponía pagar dos veces por lo mismo.

El ex consejero, que cuando se destapó el escándalo de las dietas de Caja Navarra, aseguró que estas "formaban parte de las retribuciones de los miembros del Gobierno", cambió ayer de opinión delante de la magistrada. Pese a ello, la hemeroteca guarda otra frase célebre de aquel momento. "Me extraña que se monte ahora este alboroto", dijo el 11 de octubre de 2011 al conocerse la existencia de la Permanente. "El cobro de dietas siempre ha sido así", se defendió.

Fue este otro triste episodio de Miranda, que abandonó la política la madrugada del 21 de junio de 2012 con la que fue su última falacia: conceder una entrevista a Navarra Televisión apenas dos horas antes de cesar en el cargo exponiendo incluso planes de futuro para su consejería, pese a que conocía de antemano que su tiempo en el Gobierno había concluido.

Consideró el cobro de dietas "parte de sus retribuciones" y le extrañó el "alboroto" que desató su conocimiento público

Enamorado del cemento, su Plan Navarra contemplaba una inversión de 4.508 millones en obra pública

En 2010 aseguró que Navarra había "doblado el Cabo de Hornos de la crisis y alcanzado "el océano de la postcrisis"

Llegó a la consejería

de Economía con 21.575 parados y la abandonó con 48.813

Su última falacia fue dar una entrevista como consejero horas antes de dejar el cargo