londres. El entorno del oligarca ruso Boris Berezovsky, cuyo cuerpo fue hallado el sábado en su casa de la localidad de Ascot, cerca de Londres, no cree en el suicidio como causa de la muerte, según recogieron ayer varios medios británicos. Después de varias horas de pesquisas en la propiedad para establecer si había sustancias químicas, biológicas o radiactivas, la Policía calificó ayer de "inexplicable" la muerte del ruso y señaló que no había pruebas de que otra persona estuviera "implicada". La autopsia se practicó ayer para determinar las causas del fallecimiento, que varios amigos del empresario, muy crítico con el presidente ruso, Vladímir Putin, no ven como un suicidio. "Boris era un luchador y el suicidio no estaba en su ADN", dijo el historiador ruso Yuri Felshtinsky al Daily Telegraph.

Según este mismo periódico, cuando la exmujer del empresario, Galina, llegó a la vivienda un sanitario analizaba el cuerpo de Berezovsky y al parecer encontró una bufanda cerca del cuerpo. Por su parte, un viejo amigo del oligarca, Nikolai Glushkov, señaló al periódico The Guardian que Galina salió de la casa creyendo que su exmarido podría haber sido asesinado. "Boris fue estrangulado. O lo hizo él mismo o alguien le ayudó. (Pero) no creo que fuera un suicidio. Esta no es una muerte normal", afirmó Glushkov que, como Berezovsky en el año 2000, emigró desde Rusia al Reino Unido.

La Policía, que no hizo comentarios sobre estas declaraciones, sigue interrogando al entorno del fallecido para entender cuál era su "estado de ánimo" antes del suceso.

deprimido Berezovsky sufrió depresión durante varios meses tras perder un juicio contra el magnate ruso Roman Abramovich, dueño del club de fútbol Chelsea, y de separarse de su última pareja, Yelena Corbunova. Entre los que descartan el suicidio como motivo del fallecimiento se encuentra la viuda del exagente de los servicios secretos rusos, Alexander Litvinenko, que murió envenenado por una sustancia radiactiva polonio-210 en Londres en el año 2006. "Desde mi punto de vista parece improbable que se suicidara. Tenía muchos enemigos. Era una persona franca y nunca intentó ocultar lo que pensaba", apuntó Marina Litvinenko. La última vez que lo vio fue hace cuatro semanas y entonces a la viuda de Litvinenko le pareció que "se había recuperado un poco y que estaría mejor", en contraste con otros testimonios que apuntan a que "estaba muy deprimido".