kabul. La cárcel de Bagram, símbolo de la ocupación militar de las fuerzas internacionales en Afganistán, pasó ayer a ser controlada en su totalidad por el Gobierno afgano, que se hará cargo de los presos más peligrosos que aún alberga el presidio. Después de varios retrasos, la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) culminó ayer la entrega a las autoridades afganas del mando de la prisión, ubicada cerca de una base militar de EE.UU. próxima a Kabul, según informó la organización internacional en un comunicado. "La transferencia del centro de detención es una parte importante en el proceso de transición de la seguridad a la fuerzas afganas", declaró el máximo responsable de la misión de la OTAN y de las tropas de EE.UU. en Afganistán, el general Joseph Dunford.
por mutuo acuerdo El traspaso fue certificado en una ceremonia simbólica en la que el ministro afgano de Defensa, Bismilá Jan Mohamadi, y el general Dunford firmaron un memorando de entendimiento en el que se garantiza por mutuo acuerdo "el tratamiento justo y humano de los detenidos".
Situada a unos 60 kilómetros al norte de Kabul, en la provincia de Parwán, el centro penitenciario alberga a muchos cabecillas de la insurgencia talibán, y ha sido utilizado como la mayor y más importante prisión de EE.UU. en Afganistán.
La cesión del mando de la cárcel de Bagram se produjo horas antes de la sorpresiva llegada a Afganistán de John Kerry, en su primera visita oficial al país como nuevo secretario de Estado de EE.UU. La prisión estaba emplazada dentro del recinto de la principal base militar estadounidense en el país, pero en 2010 se construyó un nuevo centro de internamiento a pocos kilómetros de distancia, al que trasladaron los prisioneros que albergaba el antiguo edificio. En septiembre de 2012, la ISAF entregó a Kabul parte del control de Bagram -incluidos unos 3.000 reclusos-.