vitoria. Había promovido EH Bildu la celebración del Pleno monográfico de para debatir "sobre los pasos que se deben dar para la resolución del conflicto político", una cita que corría paralela con el impulso de PSE y PNV a la recuperación de los trabajos de la ponencia de paz que se puso en marcha en el Parlamento Vasco en la anterior legislatura, y que llegó ayer convulsionada por la tensión generada la semana pasada por unas palabras de Laura Mintegi sobre el asesinato de Fernando Buesa que, este mismo jueves, derivaron en la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía. Un escenario en el que confluían muchos intereses y circunstancias pero que, a la postre, reveló un resultado: la Cámara vasca aprobó con 53 votos a favor y 22 abstenciones una resolución de PNV, PSE y PP -la única que plantearon estos partidos- en la que ratifican literalmente, como respuesta a ese debate planteado por EH Bildu, las conclusiones que en la anterior legislatura elaboraron PNV, PSE, PP, Ezker Anitza y tres parlamentarios de Aralar en la Ponencia sobre Paz y Convivencia.
Aunque las lecturas resultadistas no siempre son las más acertadas, en este caso tiene su trascendencia. El posicionamiento del Pleno ayer, ese "suelo ético", puede servir como pista de aterrizaje en la nueva ponencia de paz que se constituirá en breve para un PP reticente, aunque fuentes de los partidos implicados en la aprobación de la resolución consultadas por este periódico tras la sesión, incluidas fuentes populares, insistieron en desligar Pleno y ponencia y consideraron prematuro aventurar si el PP tomará finalmente parte o no en la constitución de este órgano. Lo que sí admiten es que el clima generado puede ser propicio, igual que la tensión que estalló la semana pasada en torno al Pleno precipitó que se pospusiera la constitución de la ponencia.
En parte, así lo entiende también la coalición soberanista, que denunció tanto en el Pleno como en rueda de prensa que "el objetivo era incorporar al PP a la ponencia y se ha sacrificado a EH Bildu. A pesar de todo ello, vamos a seguir participando (en la ponencia) porque queremos la paz". Acusó Mintegi a PNV y PSE de haber "incumplido la palabra" empeñada en las negociaciones previas a la sesión, a lo que el jeltzale Joseba Egibar replicó aireando el "problema de gestión de la coalición" que, a su juicio, suponía la votación de la resolución tripartita, en referencia al hecho de que en la anterior legislatura EA no participara en la ponencia y Aralar se desmarcara también de la decisión de tres de sus parlamentarios que sí tomaron parte en los trabajos. "Ustedes verán dónde tienen problema con lo que planteamos en estos principios". Finalmente, EH Bildu optó por la abstención, tras ser rechazada su petición de una votación por puntos. "Su problema es que, si aprueba esto, tiene que reconocer que se equivocó, que llegaron tarde", le replicó la portavoz popular, Arantza Quiroga.
suelo ético y conflicto político "Hoy la noticia es que tres partidos nos hemos puesto de acuerdo para situar un punto de partida", decía Egibar, un "suelo ético" que constituyó uno de los ejes del debate matutino. Lo resumió el portavoz jeltzale advirtiendo de que en el discurso inicial del portavoz de EH Bildu, Joseba Arzuaga, se echaba "en falta una valoración ética" respecto a ese "conflicto político". "Si no -advirtió-, la impresión que queda es que la apuesta por las vías políticas es consecuencia exclusivamente de que la violencia ha fracasado". "El tema -apuntaló- no es reconocer a las víctimas, sino calificar a los victimarios", una apelación a la condena de ETA que repitieron tanto socialistas como populares.
Esa "impresión" la recogía Antonio Basagoiti: "Como ETA ha tenido que dejar de atentar sin conseguir sus metas, ustedes pretenden ahora esa imposición". También el socialista Rodolfo Ares: "Quieren convertir la derrota de ETA en un triunfo político de quienes le han dado justificación y cobertura".
Arzuaga había reivindicado en su discurso inicial una "memoria completa", tras hacer un "diagnóstico impecable" de los conflictos armados que ha vivido Euskal Herria y del "dolor y sufrimiento causados" a víctimas, ya sea de ETA, de lo que "el Parlamento no duda en calificar motivación política" -dijo, en evidente alusión a las diligencias abiertas a Laura Mintegi por paralelismo con sus palabras de la semana pasada respecto a Buesa-, de "una política carcelaria de excepción o por la "impunidad" en torno a la guerra sucia. Proponía EH Bildu la dupla "ninguna violencia, ninguna imposición" como punto de partida de trabajo de esa ponencia, para advertir además de que "la negativa al reconocimiento y respeto al derecho a decidir es la que pone en jaque la convivencia libre y pacífica de la ciudadanía vasca".
Al respecto, el lehendakari, Iñigo Urkullu, sentenció que "no podemos permitir que ETA imponga su interpretación del conflicto vasco", separando radicalmente el ámbito de la pacificación y del autogobierno. Urkullu habló de la necesidad de generar confianzas, de hablar y de hacerlo en el espacio de la ponencia que se constituirá próximamente. "Lo que puede contribuir a que construyamos el futuro juntos sin equivocarnos es hacerlo sobre bases sólidas, éticas y democráticas", replicó Rodolfo Ares.
El concepto de "conflicto político" también planeó sobre las intervenciones, desde posiciones radicalmente opuestas como la de Basagoiti, que reprochó a EH Bildu que "con su conflicto se ha edulcorado el terrorismo y no sólo el asesinato, sino la extorsión, el secuestro, el apartamiento o aislamiento social"; hasta Egibar, que ratificó la posición expresada por Urkullu de desligar autogobierno y pacificación. De hecho, una de las propuestas de EH Bildu recogía la definición de "conflicto político" que se hacía en el acuerdo de Lizarra-Garazi (1998) y fue rechazada con la abstención del PNV.
las votaciones El texto consensuado y aprobado finalmente establece principios para una paz con memoria y compromisos "para la garantía de no repetición", sobre la base de que "ni una sola causa política puede situarse por encima de los principios básicos de la ética y el respeto a los derechos humanos". De las nueve propuestas de UPyD se aprobaron la primera -con el apoyo de PP y PSE-, de condena de ETA y de exigencia de que colabore para esclarecer todos sus crímenes, y la tercera -con la sola oposición de EH Bildu-, sobre el compromiso de atención a las víctimas. EH Bildu registró diez propuestas, pero sólo logró aprobar tres, con el apoyo del PNV, sobre el reconocimiento de todas las víctimas, la participación social y una última que recoge literalmente el punto diez del Pacto de Ajuria Enea (1988), sobre la posibilidad de un final dialogado de la violencia.