MADRID. El entorno donde prestará declaración Iñaki Urdangarin tiene su aquél, ya que un retrato de su suegro, Juan Carlos de Borbón, presidirá la sala de 35 metros cuadrados, sin acceso al exterior para que ninguno de los presentes pueda ser increpado. Esa fotografía, la bandera española y la de las Islas Baleares serán los únicos adornos que habrá en la reducida habitación, habilitada para 40 personas, en la que las acusaciones y los abogados defensores se repartirán entre los ocho bancos y nueve sillas que habrá dispuestas, amén de cuatro mesas.

La única diferencia entre esta comparecencia y la de hace un año será la cámara que permitirá grabar las palabras del duque de Palma. De cara a ella, y junto a un micrófono, se sentará el marido de Cristina de Borbón. A la derecha del exjugador de balonmano estarán las acusaciones: los dos fiscales, Pedro Horrach y Miguel Ángel Subirán; los representantes de la Abogacía del Estado en nombre de la Agencia Tributaria y de las comunidades autónomas de Baleares y Valencia, como acusación particular; y la abogada del Sindicato Manos Limpias, que ejerce la popular. A su izquierda se situará su abogado, Mario Pascual Vives, así como el de Carlos García Revenga y el de Torres.

Urdangarin no se alojará en el Palacio de Marivent, residencia de verano de la Familia Real española que la Diputación balear cedió a principios de los 70 a los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía. El duque de Palma no estará acompañado por su esposa y sí por un escolta, si bien Zarzuela dice que en esta ocasión los servicios de seguridad de Casa Real no han participado.