vitoria. El equipo que lidera Patxi López dará hoy un paso trascendental en su despedida del Ejecutivo con la celebración del que será su último Consejo de Gobierno.
Se espera una cita marcada por el sosiego. Asumido ya el dictamen de las urnas, fuentes del Gobierno Vasco aseguraban ayer que el consejo se centrará en concluir la tramitación de cuestiones puramente ligadas al día a día de la gestión. Aunque será inevitable que la nostalgia de la despedida impregne esta última comparecencia de Idoia Mendia para resumir los asuntos tratados. Han sido tres años y medio dando cuenta de ellos semanalmente en su doble condición de portavoz y consejera de Justicia y Administraciones Públicas -a la que después sumaría la gestión de Interior-, y eso se notará a buen seguro.
Pero, según se aseguraba ayer desde el seno de Lehendakaritza, Mendia no tiene en absoluto previsto convertir esta cita en un balance de la agotada legislatura -más allá del que hizo ayer el propio lehendakari saliente-, ni tampoco dar cabida en ella a la autocrítica por los proyectos que no pudieron ver la luz y acabar sumergidos en el tintero. Otra cosa será, claro, que la prensa le lleve a retratarse ante ellos.
en el tejado del sucesor Cuestiones de trámite, "ordinarias". Así se insistía una y otra vez en que serán los temas que vertebren la exposición inicial de Mendia. Y es que los socialistas creen que no ha lugar a la autocrítica tras una legislatura de la que están más que satisfechos. "Orgullosos", subrayaba ayer López en Radio Euskadi, como también hizo hace unas semanas cuando se despidió de su equipo pidiéndole que mire con la cabeza alta al futuro y se mostró convencido de que éste "hará justicia" con lo que ha significado el paso del PSE por el liderazgo de la gestión de Euskadi. De hecho, para tratar de que el PNV no se caliente haciendo leña de su "herencia", el equipo económico de López hará hoy balance de su gestión, poniéndose así la tirita antes de sufrir la herida.
En el cajón de los esfuerzos frustrados quedarán sin embargo proyectos estrella en los que López empeñó su alma -aunque sin éxito en la búsqueda de consensos- como la aprobación de una Ley Municipal que concluya la forja competencial de la intrincada arquitectura institucional vasca. Pero esto no es percibido como parte del debe de la gestión de López por su Gabinete. Y mucho menos como un fracaso. "Son cuestiones que se presentaron ante el Parlamento Vasco, como era nuestro deber, y allí decayeron, por lo que quedan en una especie de limbo". Pero no fue por nuestra culpa, se intuye anexo al discurso del Ejecutivo saliente, que de hecho ya mira a su sucesor para lanzarle el guante y dejar la pelota en su tejado. "Será el nuevo Gobierno Vasco el que vea lo que hace" con las cuestiones que crea que han quedado pendientes, y quien deberá decidir retomarlas o no en función de las prioridades que fije, respondían contundentes.