ALBACETE. Los jóvenes habían robado el lanzagranadas para publicar las fotos en una red social, según ha dado a conocer la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha, que ha informado de que el arma ha sido recuperada y destruida en la operación 'Obús'.

Las investigaciones comenzaron el 13 de noviembre, al producirse el hurto de un lanzagranadas averiado del interior de la zona de caída de proyectiles del Centro Nacional de Adiestramiento (CENAD) de Chinchilla, zona cuyo perímetro está delimitado por una valla de alambre de espino y sus accesos señalizados con paneles indicativos de la condición militar del terreno.

El lanzagranadas con el proyectil no detonado estaba señalizado para evitar accidentes y a la espera de ser destruido por personal militar especialista en desactivación de explosivos, tal y como se establece en las instrucciones técnicas y protocolos de seguridad militares que regulan el uso de las armas de estas características.

Según la Delegación del Gobierno, los jóvenes fueron en coche en un vehículo hasta las cercanías de la zona militar y, para evitar ser detectados por la patrulla de vigilancia, lo estacionaron en un camino rural adyacente.

Desde allí fueron andando a la zona de caída de proyectiles y se llevaron el lanzagranadas, dejándolo oculto, entre la vegetación, en un punto distante apenas un kilómetro del lugar donde fue sustraído.

Los jóvenes accedieron a la zona de caída de proyectiles, a pesar del peligro que conlleva hacerlo por estar destinada a la práctica de ejercicios de tiro con fuego real.

En un primer momento se sospechó de aficionados a la recogida de setas y chatarra que hubieran accedido sin autorización a la zona militar.

Pero, según han informado las citadas fuentes, "pronto se puso de manifiesto la implicación de dos jóvenes de la localidad cercana de Casas de Juan Núñez".

El lanzagranadas sustraído fue localizado dos días después, oculto entre la vegetación, y los jóvenes fueron detenidos en la localidad de Jorquera.

Pese al riesgo de explosión, los detenidos habían manipulado y transportado el lanzagranadas con la intención de hacerse fotografías con él, exhibiéndolo, para "colgarlas" en una conocida red social.

Al recuperar el lanzagranadas fuera de la zona de seguridad del campo de tiro, se realizó un riguroso aseguramiento y custodia del artefacto hasta que los especialistas del Batallón de Zapadores de la Legión, con sede en Almería, previa autorización de la Autoridad Judicial, procedieron a su detonación controlada.

El arma de guerra recuperada es un lanzagranadas modelo C-90 compuesto de un tubo lanzador, con un mecanismo de puntería y disparo, en cuyo interior se alojaba una granada contra-carro de 90 mm., sin explosionar.