vitoria. La clase política vasca amaneció ayer con el análisis de las valoraciones catalanas en mente, una lectura que acerca o aleja la realidad de Catalunya según el particular prisma de cada partido y las consecuencias que esta lectura implique en la estrategia a desarrollar en la CAV. El PNV, la formación llamada a gobernar en los próximos años, insiste en diferenciar las vías catalana y vasca de los nacionalistas, a pesar de tener como meta común alcanzar mayores cotas soberanistas.

Sobre la debacle del president, Artur Mas, no hay discusión posible. Todas las voces admiten que el dirigente nacionalista ha fracasado en su intento de conciliar mayor número de apoyos después de que mediada la legislatura optara por adelantar los comicios. Convertida en una regla no escrita, esta especie de huida hacia adelante que supone anticipar la cita con las urnas se vuelve de nuevo en contra de su promotor, como ya lo hiciera hace un año con José Luis Rodríguez Zapatero o, el caso más próximo -en todos los sentidos-, el varapalo que sufrió el lehendakari en funciones, Patxi López, el 21 de octubre.

La portavoz de su Gobierno, Idoia Mendia, ponía voz institucional ayer a las "dificultades" que a partir de ahora Mas -a pesar del notable retroceso, ganador de las elecciones catalanas con más del doble de los escaños cosechados por la segunda fuerza- tendrá para buscar un pacto de gobierno donde Mendia asegura que no estarán los socialistas catalanes del PSC.

Así, la también titular de Justicia e Interior advierte de que; por un lado, el PP avalaría nuevos tijeretazos económicos pero no acompañaría a Mas en sus impulsos soberanistas, mientras que, por otro, el ERC parece el candidato ideal ante el objetivo del referéndum sobre la independencia de Catalunya, aunque los caminos se separan en la aplicación de una política de recortes. "Difícil disyuntiva", reflexionó Mendia.

Desde las filas jeltzales, el próximo lehendakari, Iñigo Urkullu, ciñó su valoración a un escueto mensaje a través de Twitter en el que consideraba que los "problemas" de Catalunya y de Euskadi "son asuntos aún sin resolver para el Estado". También desde este partido apuntaron que "la meta" de PNV y CiU es común, aunque "cada uno recorre su camino", según diferenció el presidente de los jeltzales vizcaínos, Andoni Ortuzar.

En su opinión, "los niveles de adhesión popular de unos y otros" son similares, aunque la mayor sorpresa hayan sido los votos que han ido a parar a los "extremos" tanto de la representación nacionalista en Catalunya (ERC) como de los constitucionalistas (Ciutadans). En todo caso, Ortuzar se mostró convencido de que la propia "dinámica política" de Euskadi impedirá que estos resultados tengan influencia en la CAV.

apuesta soberanista En la izquierda abertzale destacaron que el fracaso de Mas no puede ocultar la apuesta mayoritaria de la sociedad catalana por el derecho a decidir que representa el popular referéndum "y en un sentido más amplio, por una opción independentista", por lo que emplazan al president a mantener su apuesta por esta vía.

Desde una perspectiva semejante, Ikerne Badiola (EA) puso en valor los resultados obtenidos por el partido hermano de esta fuerza en Catalunya, ERC, que según Badiola sitúan a esta fuerza en el papel de "garante de la consulta".

La dirigente abertzale extrae de los resultados que la "independencia está en el centro de la política catalana" y considera que el retroceso en los apoyos sufridos por CiU y Mas reflejan el temor social a que "vuelvan a las andadas". "El independentismo de izquierdas ha subido de manera importante, con lo que significa que el componente socioeconómico ha sido fundamental para que CiU no haya conseguido la ansiada mayoría absoluta", añadió.

Por parte del PP, el presidente de los populares en el País Vasco, Antonio Basagoiti, aconsejó a Artur Mas y a Iñigo Urkullu, a los que considera nacionalistas moderados, que aprendan que si suben "al monte" se den cuenta de que los que se encuentran allí "de verdad a gusto" son los "radicales", donde Basagoiti sitúa a ERC.