Vitoria. ¿Debe Urkullu gobernar en solitario o en coalición con algún otro partido?
El PNV es libre de tomar la decisión que considere oportuno, pero con solo 27 diputados Urkullu debiera apostar por un gobierno más fuerte. Si luego las cosas no fueran bien, la responsabilidad será exclusivamente suya. El propio Urkullu se ha hartado de repetir que hacía falta un gobierno fuerte con garantías de gobernabilidad y de la máxima legitimación social. En este sentido, la decisión del PNV, al menos la que yo percibo, de gobernar en solitario me parece muy peligrosa para el país. Gobernar desde la mayoría absoluta es una necesidad en este país. Tiene tres partidos para lograrlo y no hacerlo así es una posición cobarde y egoísta.
¿Debería gobernar con el PSE?
No tengo ni idea, ni tampoco sé lo que va a hacer mi partido. A mí el cuerpo no me pide gobernar con el PNV, todo lo contrario. Hemos salido bastante escaldados de esa fórmula de colaboración con el Partido Popular como para ahora entrar en otra fórmula de gobierno con el PNV.
¿Le pide el cuerpo un gobierno en coalición PSE-EH Bildu?
Para nada. Para gobernar con EH Bildu, la cultura democrática en el sector principal de esa coalición, la antigua Batasuna, debiera de adquirir un cierto grado de madurez. Además, debería mostrar mayor capacidad de responsabilidad de gobierno. El conjunto de EH Bildu tiene que expresar públicamente algunos reconocimientos sobre el terrible daño causado durante tantos años de actividad terrorista de ETA. Esa crítica a ETA no se ha producido ni seguramente se va a producir.
Sin embargo, estas dos últimas semanas, PSE y Bildu se han apoyado mutuamente en el Consejo Vasco de Finanzas y en las Juntas de Gipuzkoa.
No me parece mal que se produzcan coincidencias de posiciones en temas que tienen una dimensión social importante para abordar acuerdos en la reforma fiscal en Euskadi o para racionalizar el funcionamiento de las estructuras de gobierno en Euskadi evitando disfunciones o duplicidades. Se pueden dar coincidencias o acuerdos puntuales con ese mundo. Una cosa son las apuestas estratégicas con EH Bildu, o incluso acariciar acuerdos de gobierno que no son posibles todavía, y otra bien distinta que se produzcan coincidencias en temas interesantes.
Año y medio después de abandonar la alcaldía de Donostia, ¿cómo ve la ciudad y la gestión de Bildu?
Bildu no tiene un proyecto conocido para San Sebastián, no ha presentado un programa. Lo que ha hecho es paralizar la ciudad y echar abajo proyectos que estaban encauzados. Todavía es pronto pero la ciudadanía comprobará en un año que la ciudad camina a la deriva y vive de las rentas. No se puede gobernar con ocho concejales sobre veintisiete, me parece una locura, es una apuesta destinada al fracaso. Nunca ha habido un gobierno tan minoritario y tan poco representativo de la pluralidad de la ciudadanía donostiarra.
¿Le está gustando la gestión de Bildu al frente de la Diputación de Gipuzkoa?
No hay una conexión real del Gobierno foral con los problemas de Gipuzkoa, los problemas de convivencia pendientes de resolución en muchos pueblos del territorio, las conexiones con las estructuras empresariales del territorio... La política de las consignas y las pancartas estaba bien en el pasado, pero ahora se acusa una falta de modernidad, innovación y propuestas. Dentro de tres años Gipuzkoa habrá experimentado un notable paso atrás, y en esto el PNV tendrá que asumir su responsabilidad por el apoyo que le ha brindado en los presupuestos en la Diputación y sporque se ha convertido en el sostén de Bildu también en determinados ayuntamientos guipuzcoanos.