BILBAO. Una de las principales batallas económicas de Europa se libra entre quienes defienden la austeridad como único remedio contra la crisis, y los que comprenden que debe controlarse el déficit para no hipotecar la acción futura pero consideran que esa consolidación fiscal debe verse acompañada por medidas a favor del crecimiento económico y el empleo. El PNV volvió a situarse ayer en esa segunda categoría frente a voces como la del lehendakari López, quien llegó a comparar a Iñigo Urkullu con Angela Merkel o Mariano Rajoy. El candidato jeltzale, quien ayer centró nuevamente su campaña en la crisis económica y la gestión, se comprometió a impulsar la adhesión de todos los partidos a un gran acuerdo por la reactivación y el empleo nada más llegar a Lakua y si logra ganar las elecciones del próximo domingo.
Urkullu incidió en ese mensaje en sendos actos celebrados en los talleres de Mecanizados Mufer de Sondika, y en Laudio, donde se comprometió a llamar a todas las fuerzas políticas “sin distinción” para volcarse en la superación de la crisis desde el impulso a la industria -favoreciendo su financiación, impulsando su labor investigadora, abriendo nuevos mercados en el exterior y creando nuevas empresas-, desde el incremento de las inversiones en I+D+i, y desde el acompañamiento a las pequeñas y medianas empresas para que puedan romper barreras e implantarse en mercados internacionales.
Los jeltzales consideran que la internacionalización sería una pieza clave en la recuperación económica, ya que la CAV no debería seguir fiando su futuro a las exportaciones a un mercado español deprimido que no puede permitirse seguir adquiriendo la misma cantidad de productos vascos que hasta el momento. El PNV cree que las empresas vascas deben lograr ventas en el exterior y hacerlo, además, a través de la marca Euskadi y huyendo del paraguas de España, máxime cuando la imagen del Estado no goza de la confianza de los mercados internacionales.
Urkullu situó las prioridades de su partido en sintonía con las de la ciudadanía. “La gente te pregunta por la crisis, el paro, las pensiones, los expedientes de regulación de empleo, los despidos, los desahucios, el cierre de empresas... De esto quiere que le hablemos y le demos respuesta. Y nuestra campaña son respuestas”, zanjó. El jeltzale, además, cargó contra quienes le acusan de ocultar su programa, y contra EH Bildu, que se aferraría al “monotema” de la soberanía, que pretendería simular que “el mundo ha empezado cuando han llegado ellos”, y que no habría logrado “nada” en 35 años.
El candidato volvió a darse ayer un nuevo baño de realismo en Laudio al reconocer que el punto de partida en la gestión de la CAV será “muy comprometido”. En este sentido, apostó por adelgazar la estructura y el gasto del Gobierno, por aparcar “lo que no sea vital para atender lo esencial, que son las personas”, y por volcarse en la reactivación. A la mañana, en Sondika, precisó que 2013 sería un año “duro”, y que el PNV lo aprovechará para aprobar un presupuesto “realista” y “detener la sangría del déficit y la deuda”.