Eibar. ¿Cómo lleva la campaña?
El balance es positivo porque creo que está llegando a la población lo que es EH Bildu. Al ser una coalición nueva teníamos que hacer pedagogía sobre el enorme capital político que tenemos. Mantenemos un mensaje muy diferenciado a las otras fuerzas, tanto en el punto de vista de construcción nacional como en el tema económico, y creo que está llegando nuestro mensaje.
De usted se dijo que procedía de la ortodoxia de la izquierda abertzale y que ahora ha adoptado una postura moderada. ¿Hay una pose en su actitud?
Soy absolutamente transparente y si algo me caracteriza es la sinceridad. Mucha gente identifica una ideología de izquierdas e independentista con formas agresivas, y no se dan cuenta de que la agresividad ha venido de las ideologías que no admiten este tipo de mensajes. El mensaje no ha variado, lo que pasa es que no se ha querido ver la gran pluralidad de personas que había y que hay con este sentimiento independentista y de izquierda. Pero somos muy plurales. Lo que digo es absolutamente claro: quiero un estado independiente y somos de izquierda. Para trasmitir ese mensaje no hace falta ser agresivo.
EH Bildu quiere un estado vasco independiente, ¿lo llevará al Parlamento Vasco?
Lo vamos a llevar al Parlamento, evidentemente. Y, además, vamos a buscar una confluencia de intereses y un acuerdo amplio con todas las fuerzas para poder ejecutarlo. Ver de qué manera podemos dar pasos implicando a la ciudadanía para que nos diga cómo concibe este país con respecto a los estados y qué pasos debemos dar. Tenemos el viento a favor y en el corazón de Europa no es tabú plantear un proceso independentista. Creo que hay posibilidades de avanzar, teniendo en cuenta siempre que los consensos deben ser amplios, ya que no nos podemos permitir retrocesos. Partimos de una buena base, puesto que los sondeos dicen que el 48% de los vascos están a favor de mayores cotas de soberanismo, incluso por la independencia.
¿En ese tema se puede llegar a un pacto o acuerdo con el PNV?
Tendría que haber una confluencia de actuaciones. Es un partido con una trayectoria muy larga, pero lo que pasa es que a veces tiene un lenguaje muy ambiguo. Y da la sensación de que según con qué pie se levanten cada mañana son autonomistas o independentistas.
Se va a cumplir un año de la decisión de ETA de poner punto final a su actividad armada. ¿EH Bildu le pide que, en esta coyuntura, anuncie su disolución?
Es un hecho que llegará como producto de un proceso que falta por hacer. En Aiete se marcó la hoja de ruta para la consecución de la paz y no puede haber un proceso donde solo se den pasos unilaterales. Se han dado muchísimos pasos unilaterales y eso ha ayudado a desbloquear un proceso que estaba enrocado, un ciclo violento que tenía que terminar. Pero no se llegará a la consecución de la paz si no se dan pasos bilaterales. Tiene que haber un consenso de cómo se construye la paz y cómo se finaliza con las consecuencias del ciclo violento. Hay que hablar de disolución, de entrega de armas, de presos, de víctimas... y todo eso les corresponde a ETA y a los estados. A las fuerzas sociales lo que nos corresponde es construir la convivencia. Yo voy a poner todo mi empeño en crear ese ambiente de conciliación, dando participación a la ciudadanía.
¿ETA debe pedir perdón a las víctimas? Todavía se duda de los pasos que en este sentido ha dado la izquierda abertzale.
Hay que deslindar cuáles son los temas objetivos y cuáles son los políticos. A veces se plantea el tema de las víctimas en términos pre políticos. Tenemos que hacer un reconocimiento de todas las víctimas. Hay que hacer un reconocimiento público, social, colectivo y compartido de la gran tragedia que ha existido en este país, donde hacemos una contabilidad única de que el conflicto ha provocado 1.200 víctimas. Todas ellas merecen el reconocimiento del sufrimiento que han padecido. Otra cosa es entrar en el plano político y empezar a plantear cómo construimos una convivencia donde podamos reconocernos unos a otros todos aquellos que nos hemos sentido dolidos y perjudicados por una situación violenta.
¿No hay en ese discurso una equiparación de las víctimas?
Si hay algo que ha dicho esta sociedad, que es muy madura políticamente, es que quiere paz. Quiere paz y mirar hacia adelante. El 70% ha dicho que no quiere un relato de vencedores y vencidos. En los procesos violentos que han existido en el mundo se ha hecho un reconocimiento de todas las víctimas, lo que no quiere decir equiparar, sino reconocer lo que ha pasado. Los casos en los que se ha finalizado un conflicto violento con un empecinamiento por parte de unos sobre otros por quedar como victoriosos, a los años se ha reproducido. Cuando hay relato de vencedores y vencidos no solucionas el conflicto y no construyes la paz. Cierras un capítulo, pero queda enquistado como germen de un posible conflicto futuro. Tengo muy claro que lo que he vivido yo, no quiero que lo vivan mis hijas, mis hijos, y los de nadie.
164.000 parados en la CAV. Ese es el verdadero drama de este país.
Ese el principal objetivo en este momento. La creación de empleo y dar soluciones a la crisis económica. ¿Cómo se hace?
Esa es la pregunta del millón.
Creo que hay dos vías. La primera, medidas económicas concretas para repartir el empleo que existe y crear nuevo. La segunda, en paralelo, unas mayores cotas de decisión para poder aplicar estas medidas. Se nos cuenta que tenemos un sistema autonómico que es la panacea, y no lo es. Solo el 33% de los impuestos que paga una ciudadana vasca va vía Concierto. El 67% es para el Estado. Decreto a decreto, ni siquiera por ley, se van recortando las competencias de la Comunidad. Si queremos implantar medidas económicas vamos a tener que avanzar también en la vía de la soberanía.
¿Qué medidas hay que adoptar?
Repartir el trabajo, y para ello proponemos 35 horas semanales. Jubilación a los 65 años, contratos relevo a los 60 años. Dar cabida a los jóvenes que tienen una tasa de paro del 35%, que duplica o triplica la tasa de la población en general. Prioridad absoluta a cooperativas, pymes y empresas de carácter social, que deberían tener todas ellas una prioridad en las licitaciones desde el Gobierno vasco. Además, hace falta crear empleo nuevo y no solo repartir el existente.
Para todo eso hace falta dinero, ¿de dónde lo van a sacar?
He leído los programas de otros partidos y no dicen de dónde van sacarlo. Nosotros lo estamos diciendo. El dinero se saca de recortes a privilegios -hemos hecho un código ético para recortar los sueldos de los parlamentarios y evitar la duplicidad de dietas-. Hay que recortar de privilegios. Y de infraestructuras que están destinadas a fracasar por su propia inviabilidad. Recortes sí, pero en esos capítulos. Es necesaria una mayor recaudación, y en aquellos lugares donde gobernamos, lo estamos haciendo.
¿Una fiscalidad progresiva?
Fiscalidad progresiva, impuesto a las grandes fortunas, detener la tendencia a la baja del impuesto de sociedades. No hay derecho que las personas que estamos bajo nómina paguemos más que las propias empresas. Tolerancia cero con el fraude fiscal y en Gipuzkoa se ha conseguido un aumento de 6 millones de euros porque ha habido un aumento de las declaraciones de hacienda. Y hay que decir que el impuesto de las grandes fortunas en Gipuzkoa afecta a 6.000 personas, no a la gran mayoría de la población. Estamos diciendo cómo sacar más dinero. Además, vamos a fiscalizar cada euro que se gaste. Que se sepa en qué se gasta y para qué.
¿Y las grandes infraestructuras?
500 millones de euros se dejarían de enterrar en un proyecto como el Tren de Alta Velocidad, ya que tenemos muy clara la moratoria. Tenemos un ejemplo con la Supersur, una autovía que el otro día me equivoque y entré en ella. Pensaba que estaba todavía en obras. Iba sola por toda la autovía y al final me encontré con un peaje. Se han gastado 1.500 millones de euros, 35 millones por kilómetro, y es absolutamente inútil. Dinero hay, pero está mal dirigido. Este es un país solvente y que sabe generar riqueza. Asimismo, cuando tiene las herramientas políticas para organizarse, sabe hacerlo muy bien.
En esta época es clave saber gestionar lo que hay. ¿EH Bildu tiene capacidad de gestión?
No solo tenemos gente que sabe gestionar, que lleva toda la vida gestionando y haciéndolo bien, sino que el tipo de gestión que vamos a hacer no lo ha hecho nadie. Los que son los adalides de la gestión ni saben, ni pueden, ni quieren gestionar la política que va a gestionar EH Bildu, porque es una política participativa donde se da voz y se da canales a la población para poder incidir. La gestión que hace la Diputación de Bizkaia es la de un despacho desde donde se deciden grandes infraestructuras que dan la espalda a la ciudadanía. La gestión que hace la Diputación de Gipuzkoa es que el diputado general se reúne con 500 empresas, saca adelante 137 proyectos de microeconomía, proyectos concretos que van a generar la economía de las comarcas. Y esa es la gestión que estamos haciendo y vamos a hacer.
Sin embargo, mucha gente, entre ellos empresarios y políticos, aseguran que Gipuzkoa está paralizada.
Una Gipuzkoa donde se están dando voz y cabida a la población y donde se está poniendo en marcha microproyectos económicos es mucho más dinámica que otros territorios históricos donde lo único que se mueve es el cemento y el dinero que circula va de dentro a fuera. Es el movimiento de los capitales que van desde nuestras cartillas de ahorro, por medio de Kutxabank, y de allí a los inversores extranjeros. Yo prefiero una Gipuzkoa que se mueve en el sector público, donde el dinero que se genera es para invertirlo en el propio territorio, y no un movimiento en el que el dinero de mi cartilla se vaya derecho a Bolsa, y de allí a beneficios de inversores extranjeros. O lo que ha pasado con Euskatel, donde se ha privatizado un dinero público y se ha regalado la empresa.
¿Cómo valora la actuación de Kutxabank?
Estoy muy preocupada con Kutxabank. Si queremos dinamizar la economía del País Vasco necesitamos una línea crediticia abierta de financiación para las empresas. Hay que invertir y para eso necesitamos dinero del país. Y ese es el dinero que tenemos en Kutxabank. Ese dinero, con el proceso de bancarización de las cajas, lo que se hace es convertirlo en un banco al uso. Se pierde la línea social que tenían las cajas y, además, no hay ninguna seguridad de que los inversores extranjeros quieran invertir en nuestra economía. En Alemania hay 400 cajas de ahorro que están unidas en doce federaciones que son las que están impulsando el desarrollo económico de los landers, las que financian la industria de los landers, que es el motor económico de Alemania. Son 400 cajas en doce federaciones. Eso es lo que hay que potenciar, y no a la privatización del dinero público.
¿Qué opinión le merece las críticas a la Diputación de Gipuzkoa a la que se ha acusado de imponer un modelo lingüístico?
Yo sí creo que hay una imposición lingüística, del castellano hacia el euskera. Yo me he visto obligada a cambiar de lengua porque no he podido ser atendida en aspectos de mi vida privada y pública en una de las dos lenguas oficiales. Todo monolingüe está haciendo una imposición cuando obliga al bilingüe a cambiar de lengua. Si es verdad lo que plantea el artículo 19 de la normalización del euskera, si es verdad el Estatuto de Gernika, los defensores del Estatuto tendrían que ser los primeros en defender la presencia equilibrada de las dos lenguas oficiales en todos los aspectos de la vida privada y pública. Es una hipocresía defender el Estatuto de Gernika y hablar de imposiciones.
Según el CIS hay una desafección con la clase política, aunque usted quizá no se considere política.
Soy una persona que hace política, pero no me identifico con los políticos al uso. Las personas de EH Bildu hacemos otra política y de otra manera. Yo soy de la calle y estaré siempre en la calle. Siempre he hecho política en el ámbito donde estaba, en el mundo de la cultura, en la Universidad... Y hacemos política cuando decidimos a la escuela a la que mandamos a nuestras hijas e hijos, y hacemos política cuando decidimos qué productos compramos. Sin embargo, ahora que estoy en el nivel político más alto que puede haber en esta comunidad, no me reconozco en los modos de los otros y no necesito dar otra imagen porque estoy en la calle.
El último turno es suyo. ¿Hay algo que quiera señalar?
Me gustaría que los temas que siempre nos planteáis, que hoy me ha planteado en la primera parte, no fueran el foco de la entrevista. Hay cosas más importantes. La gente no está en la tesitura de: 'te perdono, me das una barra de pan'. La gente está retomando relaciones que antes eran más conflictivas y no ha tenido que decir: 'me perdonas, te perdono'. La gente es mucho más sana, es mucho más inteligente y tiene un gran deseo de vivir en paz y ser feliz. Por eso me gustaría que los medios de comunicación, o los políticos, sean tan inteligentes como la gente de la calle. A la sociedad lo que le preocupa es poder comprar el pan cada semana. Según los datos, en las encuestas que se realizan sobre la preocupación de la gente ha desaparecido el tema de la violencia y, sin embargo, un día sí y otro también estoy respondiendo a esas preguntas. Por lo tanto, creo que hay que ser, por lo menos, tan inteligentes como la gente de la calle. La gente de la calle nos está dando una lección. No sé si lo pondrás o no, pero yo encantada de que lo pongas.