Madrid. Una imagen de Santiago Carrillo con la frase "El capitalismo puede llegar a destruir la especie humana" presidió ayer la capilla ardiente del histórico dirigente comunista, a la que acudieron cientos de políticos y ciudadanos para darle el último adiós.

Una larga cola, que ocupó la manzana entera del Ministerio de Sanidad, fue la imagen que simbolizó ayer ese adiós de los ciudadanos que, en su mayoría de avanzada edad, se acercaron al auditorio Marcelino Iglesias de CCOO, en la madrileña calle de Lope de Vega.

El féretro de Carrillo (con semblante apacible y sus inconfundibles gafas de cristales gordos) ocupó el centro del estrado de este auditorio, rodeado por cuatro banderas, las de España, Madrid, la Unión Europea y el Partido Comunista de España. Otra bandera roja del partido que él dirigió hacia la democracia durante la Transición cubría el cuerpo de Carrillo, que velaron en todo momento su mujer, Carmen Menéndez, y sus tres hijos: Santiago, Jorge y Pepe.

A los pies del féretro se colocó otra imagen de Carrillo en sus últimos años, sin leyendas y en blanco y negro, que contrastaba con el color de la fotografía situada detrás de él y, todo ello, rodeado de rosas, blancas y rojas.

La familia recibió numerosas muestras de condolencia de los políticos que, desde primera hora, se acercaron al auditorio y que, unánimemente, recordaron el papel "clave" que Carrillo jugó en la Transición y su "generosidad" para anteponer los intereses de España a los de su propio partido.

En varias ocasiones, el hijo mayor del dirigente comunista, Santiago, bajó del estrado para agradecer personalmente a los ciudadanos que se acercaron hasta allí para recordar y honrar a su padre.

Desfile de personalidades Alfonso Guerra y Adolfo Suárez Illana fueron los dos primeros rostros conocidos que se acercaron hasta el auditorio Marcelino Camacho, a los que se unieron a lo largo de toda la mañana una larga lista de representantes políticos y sociales. Entre ellos, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, el ex presidente Felipe González, José Bono, Alfredo Pérez Rubalcaba, Carme Chacón o Víctor Manuel y Ana Belén, fueron algunos de los que quisieron despedir al histórico dirigente comunista.

El desfile de ciudadanos y políticos comenzó a las 10.30 horas, cuando se abrieron las puertas del auditorio. Ya desde primera hora de la mañana un centenar de personas esperaba frente a la sede de CCOO para rendir tributo al ex dirigente comunista.

Poco antes de que el auditorio quedara abierto al público, el hijo del ex presidente Adolfo Suárez quiso dar un abrazo a la familia en nombre de su padre y no dudó en destacar el papel político de Carrillo. "Todos los demócratas le deben mucho a Carrillo, más allá de las discrepancias políticas", destacó antes de acceder al auditorio, donde fue recibido por la mujer y los hijos del fallecido.

El ex líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no acudió en persona a dar el pésame a la familia, pero desveló en una entrevista en La Sexta que mantuvo una reunión con Carrillo tras el atentado terrorista de la T-4. En ella, dijo Zapatero, el líder comunista fue a verle para decirle que le apoyaba. Además destacó de él que "supo interpretar lo que necesitaba España".

Sus cenizas, al Cantábrico La capilla ardiente de Carrillo permanecerá abierta hasta hoy, cuando su cuerpo, previsiblemente, será incinerado en el cementerio de La Almudena. Después la familia viajará hasta Asturias, tierra natural Carrillo, para cumplir el deseo del ex dirigente comunista: esparcir sus cenizas por las aguas del Mar Cantábrico.

Su hijo admitió ayer que a la familia le gustaría que se rindiera un homenaje a su padre en el Congreso de los Diputados, aunque eso no dependa de ellos. Aun así, y a la espera de saber si la Cámara Baja realizará un homenaje oficial, el Congreso dedicó ayer una improvisada ovación a Carrillo, quién según dijo el presidente de la Cámara, Jesús Posada, contribuyó "de forma determinante" a la Transición.