Vitoria. Tras la histórica jornada vivida el pasado martes en Barcelona, ayer era día de resaca política, de analizar y valorar el hecho de que un millón y medio de personas se congregaran en las calles de la ciudad condal reclamando la independencia para Catalunya. El órdago está sobre la mesa y las incógnitas también. ¿Cuáles serán los pasos a dar por el president de la Generalitat, Artur Mas? ¿Cuál es la respuesta del Gobierno español?
Con la vista puesta en el próximo día 20, fecha en la que está prevista una reunión entre Mas y Mariano Rajoy con el pacto fiscal como telón de fondo, el presidente catalán hacía ayer suyo el "clamor independentista" y se comprometía a crear "estructuras de Estado para Catalunya". Desde Madrid, sin embargo, mutismo casi total. Si la víspera a la Diada Mariano Rajoy calificaba de "algarabías" lo que se iba a vivir en Barcelona, ayer, tras el incontestable éxito de la manifestación, el presidente del Gobierno español no quiso responder a las preguntas que, sobre este asunto, le lanzaron los periodistas en los pasillos del Congreso de los diputados.
Mas compareció ante los medios de comunicación en el Palau de la Generalitat. El presidente del Govern catalán eludió referirse al pacto fiscal y, por contra, sí incidió en que "Catalunya es una nación con una lengua y cultura propia, y para progresar pide simplemente tener un Estado para seguir siendo en el futuro lo que ha sido en el pasado". El president de la Generalitat, sin embargo, y en contraposición a quienes le reclaman que adopte medidas inmediatas -el presidente de ERC, Oriol Junqueras, exigía ayer mismo que se convoque un referéndum de autodeterminación-, optó por una posición más pragmática, aunque se comprometió a no dejar de dar pasos. "Construir un Estado no se hace de la noche a la mañana. Eso tiene su ritmo, su cadencia. Catalunya no dispone de la mayoría de las estructuras de un Estado normal, las hemos de ir construyendo, pero todo es posible si hay voluntad, grandes mayorías y gran capacidad de resistir", manifestó Mas, que insistió en que no se debe acelerar las cosas, sino seguir el camino que trazó la ciudadanía catalana en las calles de Barcelona. El president de la Generalitat emplazó, asimismo, a las altas instancias políticas españolas a analizar las reclamaciones catalanas desde la normalidad y sin dramatismo, "sin caer en reacciones airadas o histéricas".
Mutismo de rajoy Desde esas altas instancias políticas españolas a las que se refería Artur Mas, el Gobierno español, se optó ayer por el mutismo. La mayoría de los miembros del Ejecutivo del PP apostaron por hacer lo mismo que Mariano Rajoy, evitar hacer declaraciones, y fue la vicepresidenta primera Soraya Sáenz de Santamaría quien en una breve intervención aseguró que hay que analizar las cosas con frialdad para, a renglón seguido, poner el acento en la situación económica. "A los gobiernos les corresponde decidir muy bien cuáles son las prioridades, y creo que no conviene equivocarse en un país con cinco millones de parados", avisó.
Tanto desde el Gobierno español como desde el PP prefieren esperar a la reunión que mantendrán el próximo día 20 Rajoy y Mas, y consideran que lo que ayer era felicidad para el president del Govern catalán se puede convertir en un problema tras el encuentro con el jefe del Ejecutivo español. A pesar de no negar el incontestable éxito de la movilización, los dirigentes populares tienen claro que Rajoy responderá de forma negativa a la solicitud de un acuerdo sobre el pacto fiscal para Catalunya, por lo que colocan la pelota en el tejado de Artur Mas a partir del próximo día 21. "Tendrá entonces que decidir si convoca elecciones anticipadas y si, entonces, incluye una propuesta independentista en su programa electoral", señalaban desde Génova.
Grave problema Por su parte, el secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba instaba ayer a Mariano Rajoy y a Artur Mas a que abrieran un diálogo puesto que, en su opinión, lo sucedido el pasado martes en Barcelona vino a demostrar que "nos encontramos ante un problema político muy serio".
En opinión del líder socialista, "las relaciones entre Cataluña y España están muy deterioradas, y así hay que reconocerlo. Están deterioradas las relaciones políticas, las relaciones económicas, y yo diría que hasta las relaciones afectivas".
Rubalcaba mandó sendos consejos a Rajoy y a Mas. Al jefe del Ejecutivo español le emplazó a que "haga frente a la situación, a la que ha vuelto a llegar tarde", mientras que al dirigente catalán le pidió que aclare si el pulso está "en dialogar para irse, o abrir un diálogo para convivir". Rubalcaba quiso incidir en que en este asunto el PSOE y el PSC van de la mano, aunque destacados dirigentes de los socialistas catalanes participaron en la marcha -no lo hicieron a título personal-.
Quien no estuvo en las calles de la ciudad condal fue el primer secretario del PSC, Pere Navarro, quien ayer, y pese a calificar de "éxito" la movilización, aseguró que su formación mantiene la apuesta por un sistema político español federal.