Bilbao. La sensación de interinidad que caracterizaba al Departamento de Interior en los últimos meses adquirió ayer todo su significado con el anuncio de Rodolfo Ares de que abandona el cargo de consejero para centrarse exclusivamente en la preparación de la campaña electoral del PSE. La depresión en que se sumió la Er-tzaintza tras la muerte de Iñigo Cabacas el 9 de abril por el impacto de una pelota de goma afectó igualmente a los mandos políticos y policiales, que en esta recta final de la legislatura se han dejado llevar más que asumir una posición activa para poner el broche al trabajo realizado. El anuncio del lehendakari Patxi López del adelanto electoral al 21 de octubre no hizo sino certificar el fin de ciclo del mandato de Ares al frente de Interior.
Prueba de esta ralentización es la urgencia que, como consecuencia de la presión de los sindicatos policiales, marcó la puesta en marcha de la segunda actividad por edad, uno de los logros de la legislatura más destacados en la jornada de ayer. La cercanía del plazo del 1 de julio acordado para su aplicación, y el pertinaz retraso en la reforma de la Ley de Policía, obligaron al Gobierno Vasco, previo acuerdo con las centrales, a aprobar en junio por decreto esta iniciativa, cuyo desarrollo estaba pendiente desde la ley original, que data de 1992.
Sin embargo, la precipitación de los acontecimientos ha provocado que Rodolfo Ares abandone Interior con más asuntos pendientes de los previstos. El principal es, precisamente, la aprobación en el Parlamento Vasco de la cuarta modificación de la Ley de Policía del País Vasco, viga maestra sobre la que se sustentaba el ambicioso Plan de Reorganización y Modernización de la Ertzaintza elaborado por el consejero y de la que dependía a su vez la aplicación de los acuerdos suscritos con la mayoría sindical -ErNE, ESAN y Euspel- el 12 de agosto del año pasado.
El elevado desembolso que supondría la aplicación de dichos acuerdos, principalmente el desarrollo de la carrera profesional, cifrado en más de 50 millones de euros hasta 2015 -a lo que hay que sumar el nuevo convenio regulador, el decreto de indemnizaciones y la mencionada segunda actividad- estaría en el origen de que el Ejecutivo vasco haya levantado el pie del acelerador en lo que a esta reforma de ley se refiere. El adelanto de las elecciones autonómicas ha acabado por trasladar la responsabilidad de su aprobación al próximo inquilino de Ajuria Enea, junto al resto de puntos del calendario legislativo de Patxi López incumplidos.
En el debe de Ares también destaca la resolución definitiva de la última polémica que ha estallado en el seno de Interior, los centenares de errores detectados en el último concurso de traslados y en las comisiones de servicio, con agentes que se habían quedado sin plaza y otros muchos que habían visto empeorada su situación laboral, algo inédito en estos procesos. Tras el acuerdo alcanzado el día 21 con ErNE -que había achacado estas irregularidades a un "enchufismo puro y duro"-, el martes se publicó un nuevo listado con la subsanación de los fallos en Brigada Móvil, violencia doméstica y de género, comisiones especiales, etc.
Sin embargo, el periodo vacacional de algunos sindicatos y del viceconsejero de Seguridad, Miguel Buen, ha retrasado al 10 de septiembre la adopción de la solución más importante, que atañe a unos 500 ertzainas que han sido alejados de su lugar de residencia. En la Mesa de Negociación convocada ese día está previsto aprobar una nueva convocatoria de comisiones de servicio específica para los agentes de Seguridad Ciudadana, que deberá solventar en cadena todos los desajustes cometidos.
El eventual traspaso de poderes en el Gobierno Vasco tras la cita con las urnas tampoco será tranquilo en lo que a la Policía vasca se refiere. Y es que, antes del abandono de Rodolfo Ares, el anuncio del adelanto de los comicios ha provocado que el despliegue de la Ertzaintza -en el que se aplicará el concurso de traslados y las comisiones de servicio-, previsto inicialmente para el 3 de octubre, se retrase al día 31 del mismo mes. Esta medida pretende evitar que la mayoría de la plantilla de 8.000 ertzainas cambie de lugar de trabajo a las puertas de una campaña electoral, por la importancia de adaptarse al terreno, entablar relación con las autoridades locales, conocer la ubicación de las sedes de los partidos, etc.
Polémica identitaria El retraso de casi un mes en el despliegue dará más tiempo para solucionar los errores en el concurso de traslados, proceso que estaba constreñido por la fecha inicial del 3 de octubre. Sin embargo, ésta es tan solo la última de una larga lista de polémicas que han salpicado los poco más de tres años de mandato de Ares. Después de que muchos miembros del Cuerpo saludaran las promesas de cambio del Ejecutivo socialista, la conflictividad reinante, con dos masivas manifestaciones de ertzainas en Bilbao como puntos álgidos, generaron una honda decepción.
Los cien días de gracia que se conceden a todo gabinete entrante concluyeron, por tanto, bien pronto. Ya en el verano de 2009, nada más incorporarse al trabajo el Gobierno vasco del PSE, la Ertzaintza asumió la "política de tolerancia cero" que le ha llevado a eliminar todo tipo de simbología alusiva a los presos de ETA de los municipios de la CAV. "No somos los de la limpieza", se quejaron algunos ertzainas respecto a una forma de actuar que trastocaba en gran medida sus periodos vacacionales por el abuso de los llamamientos en día libre.
El adelgazamiento de la sección de acompañamientos de la Ertzaintza, que comenzó entonces, con ETA todavía activa, y que ha sido una constante en la legislatura, también generó roces. En ese primer tramo del mandato se implantó a su vez la jubilación anticipada a los 60 años, hito asumido como propio por el Gabinete socialista pero que en realidad fue conseguido por el PNV el año anterior en el Congreso. Ya en noviembre de 2009, fue sonado el caso de los 2.500 buzos que incorporaban un escudo con la ikurriña y la E gótica, que fueron primero retenidos y luego repartidos entre los agentes tras arrancar el distintivo, lo que dejó una marca pegajosa en el uniforme. Entonces se criticó que los dirigentes de Interior actuaran en base a cuestiones identitarias cuando, en las legislaturas anteriores, el PSE arremetió duramente contra los gobiernos liderados por Juan José Ibarretxe con esta misma acusación.
Protestas sindicales Varias han sido las constantes en Interior en esta legislatura. En primer lugar, el continuo cambio de personal en su cúpula, que ha afectado tanto a profesionales que llevaban muchos años en la consejería como a los propios mandos designados por Ares. El caso más sonado fue la salida, en junio de 2011, de sus dos hombres de confianza, los viceconsejeros de Seguridad y de Administración y Servicios, Rafael Iturriaga y Ernesto Martínez de la Hidalga, respectivamente -fueron sustituidos por Miguel Buen y Nélida Santos-.
También están las continuas críticas, políticas y sindicales, respecto a la difuminación del carácter integral de la Ertzaintza y del modelo policial -de cercanía y prevención- con el que nació. Esto es, su supeditación a otros Cuerpos del Estado. Una circunstancia que se ha visualizado en dispositivos policiales, en la presencia de guardias civiles en Arkaute para impartir formación y, de forma significativa, en la Vuelta, que en sus dos últimas ediciones ha regresado a la CAV. Capítulo aparte merece la relación con los sindicatos, marcada en gran parte del mandato por una guerra abierta, primero para exigir una negociación real de cara a renovar el convenio laboral, y en fechas más recientes para oponerse a los recortes a los funcionarios impuestos desde el Gobierno español. Así, las protestas han sido variadas, desde las huelgas de multas hasta el bombardeo de mensajes reivindicativos al blog de Patxi López. La lista de controversias incluye la imposición de un Día de la Ertzaintza que ha vivido dos ediciones y que ha sufrido el boicot de la mayoría sindical y críticas en sede parlamentaria. No en vano, una pregunta de Mikel Arana, entonces en EB, desveló que el primer Ertzaintza Eguna supuso en 2010 un coste de 105.000 euros. La reconversión de Arkaute en Academia de Policía y Emergencias también ha generado reproches por restar espacio a los ertzainas en detrimento de otros servicios, y los recortes en nuevo vestuario, material, periódicos y agua asfixian a los agentes. Mientras, la 24º promoción sigue pendiente desde noviembre.