BILBAO. Patxi López dedicará mucho tiempo las próximas semanas a intentar trasladar a la opinión pública que su gestión ha sido buena, la mejor posible en un contexto económico tan negro con el actual, los mismos esfuerzos que desde el resto de partidos -con especial énfasis desde el PNV- se emplearán para evidenciar lo contrario. En esa dinámica todo apunta a que el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, comparecerá hoy ante los medios de comunicación para "zanjar" las dudas que genera la salud de las finanzas de Lakua. Así al menos lo anunció en un medio de comunicación el propio lehendakari un día después de convocar las elecciones, aunque fuentes de Lehendakaritza no quisieron confirmarlo ayer.
En círculos políticos incluso se llegó a rumorear que López iba a participar también en la convocatoria para dar soporte político a la lectura técnica de su consejero, porque en ese apartado se juegan los socialistas gran parte de sus opciones electorales, ceñidas a priori a evitar un castigo severo en las urnas.
Sobre la mesa hay datos que revelan la degradación de las Cuentas, otra cosa será la venta que cada cual haga sobre si es el reflejo de la gravedad de la crisis actual o fruto de decisiones fallidas. En principio, López no va a dejar a su sucesor remanentes de tesorería, las reservas financieras que permiten a los gobiernos ampliar sus presupuestos para atender a necesidades concretas. Sin esos fondos el próximo Ejecutivo no podría por ejemplo activar programas complementarios de inversión para relanzar el mercado laboral o reactivar la economía.
Esta legislatura ha dejado otra hipoteca en el ámbito del endeudamiento. Cuando López llegó a Ajuria Enea la deuda viva del Gobierno Vasco era de 642 millones de euros, el 0,99% del PIB. A finales de mayo, la cifra superaba los 5.540 millones de euros (8,3% del PIB), más de ocho veces más. Los Presupuestos de este año autorizan un endeudamiento neto adicional de 1.038 millones, con lo que la deuda viva del Lakua superará los 6.500 millones de euros. El PNV ha reprochado esta circunstancia en no pocas ocasiones al Ejecutivo. De hecho, el lehendakari replicó en su comparecencia de la semana pasada con una pregunta para Iñigo Urkullu: "¿Qué partidas piensa recortar?".
sin margen presupuestario Pero es innegable que la carga financiera que tendrá que asumir el sucesor de López añadirá tensión a la ya compleja ecuación. El pago de la amortización y los intereses de la deuda ascenderá a 726 millones de euros en 2014 y llegará a los 800 millones -el 8% del Presupuesto en curso- en 2015. Eso supondrá que, aunque el próximo año también será de contención, el gobierno de la CAV tendrá unos márgenes de maniobra muy estrechos para alimentar la actividad económica cuando cambie el ciclo.
La situación presente de las finanzas -lo que previsiblemente explicará hoy Carlos Aguirre- no tiene en definitiva tanta importancia como la erosión que sufrirán en el futuro las arcas de Lakua por atender las exigencias del sobreendeudamiento.
El Gobierno del PSE también tiene en su debe el fracaso en el cumplimiento del objetivo de déficit para 2011. La desviación ronda los 816 millones de euros tras exceder el límite del 1,3% y llevarlo hasta el 2,5%. El déficit real del Ejecutivo se sitúa en 1.672 millones, casi el doble de lo acordado, según datos del propio consejero Carlos Aguirre. No obstante, López reiteró coincidiendo con el anuncio del adelanto electoral que su Ejecutivo confía en cumplir el objetivo de déficit este año.
Bajando las cifras a un ámbito más cercano para la mayoría de los ciudadanos, solo entre 2009 y 2011 se perdieron en torno a 50.000 puestos de trabajo en la CAV, según datos del Eustat muy similares a los de afiliación a la Seguridad Social. A efectos prácticos, en tres años se destruyeron todos los puestos de trabajo que la economía vasca había generado entre 2005 y 2008 en plena fase expansiva.