bilbao. Aintzane Ezenarro cerró ayer dos legislaturas de actividad parlamentaria con la consecución de un histórico acuerdo en materia de pacificación y convivencia. Un acuerdo anhelado por la todavía parlamentaria de Aralar que paradójicamente le ha costado su asiento en la Cámara de Gasteiz por desobedecer las órdenes de su partido y apoyar abiertamente la Ponencia para la Paz y la Convivencia. Junto a ella también ponen punto y final a su actividad Oxel Erostarbe y Mikel Basabe, que también hicieron oídos sordos a las ordenes de la dirección del partido y abogaron por impulsar la ponencia "por coherencia política", según reconocieron en una entrevista días después de ser apartados del partido.
Pese a que oficialmente se despidieron de la Cámara el pasado 28 de junio, la decisión de la Junta de Portavoces de habilitar el mes de julio para debatir varios proyectos de ley pendientes ha permitido a los tres políticos continuar un mes más al frente de sus tareas. En el caso de Ezenarro, su última gran aportación al Parlamento ha sido la de conseguir sacar adelante la Ponencia de Paz y Convivencia, un proyecto en el que pocos dudan de que el empuje de la política guipuzcoana ha sido determinante. Tal es así que prefirió plantar cara a la dirección de su partido antes que dejar escapar la oportunidad de sentar las bases de la convivencia en Euskadi.
Antes de desvincularse definitivamente de la política Ezenarro apurará los días que le quedan en el Parlamento para volcarse de lleno en el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, actualmente en trámite parlamentario. Sobre si continuará ligado al mundo de la política, Ezenarro declaraba lo siguiente en la última entrevista concedida a este periódico. "No me he cansado de la política, me he quedado sin partido. Creo que hay que buscar nuevas formas de participación política no tan vinculadas a la partitocracia".