Madrid. Dos conclusiones básicas se pueden extraer de la comparecencia que por fin ayer protagonizó el presidente del Gobierno ante el Congreso: la confirmación de que España está intervenida por Europa (que es quien dice dónde meter la tijera) y, por otra parte, la constatación de que ya ni Rajoy se cree sus propias mentiras y reconoce abiertamente que está incumpliendo sus promesas. Y es que cómo tapar el hecho de que suba los impuestos, baje los sueldos a los funcionarios, recorte las prestaciones a los desempleados y anuncie que va a tocar las pensiones para recaudar, en conjunto y durante dos años y medio (hasta 2014 inclusive), 65.000 millones de euros destinados a cuadrar el déficit impuesto por Bruselas. Pero lo peor; cómo tapar que ese dineral va a salir de los bolsillos de los españolitos medios ya sea vía directa (IVA, sueldos, pensiones y paro) o indirecta (menos servicios públicos y de peor calidad). Lo que evidenció la comparecencia de ayer del presidente es que el PP, con este nuevo plan de ajuste (el mayor en la historia de la democracia y el cuarto en sus apenas 6 meses de Gobierno), acaba por liquidar el llamado Estado del Bienestar.

Porque lo que es evidente es que serán las clases más desfavorecidas económicamente las que soportarán el mayor peso de los recortes. Las grandes fortunas no pagarán este nuevo paquete de medidas ya que ni se les suben los impuestos específicos, ni se elimina la amnistía fiscal y sí se les deja las manos libres para poder pujar sin ambages por las empresas públicas que se van a privatizar. Tampoco serán las grandes empresas las que pagarán los platos rotos ya que, pese a que tendrán que pagar más cuanto más contaminen (se anuncian subidas de las tasas medioambientales), verán como les reducen hasta 2014 en dos puntos lo que pagan a la Seguridad Social por sus trabajadores.

Capítulo de ingresos: Las clases populares, a sufrir

De las medidas anunciadas ayer por el jefe del Ejecutivo, la mayoría afectan directamente a las clases medias y a las más desfavorecidas. Así, la subida "inmediata" del IVA general en tres puntos, del 18% actual al 21% a partir del viernes, afectará más a quienes menos tienen ya que de lo poco que pueden consumir, quedará menos. Y si además se tiene en cuenta que se sube dos puntos la tasa reducida (del 8% al 10%), que se aplica a los productos básicos, esa merma del poder adquisitivo será aún mayor. El hecho de que los productos de primera necesidad mantengan el tipo superreducido en el 4%, afecta a todos por igual.

Tampoco es socialmente justa la eliminación de la paga extra de navidad a funcionarios y altos cargos, ya que lo que esconde es una bajada de sueldo que no afectará igual a un interino mileurista que a un director general o un diputado.

El anuncio de que el Gobierno presentará "en las próximas semanas" un nuevo proyecto de ley en materia de pensiones en el que se tratará de limitar las jubilaciones anticipadas y, probablemente, se adelante el retrasó en la edad del retiro, tampoco afectará a las grandes fortunas.

Pero, sin lugar a dudas, lo más sangrante, rayando el insulto, es que Rajoy se permita el lujo de bajar las prestaciones por desempleo a casi cinco millones de personas argumentando que así fomenta la búsqueda de empleo. Sólo falta que el PP tache a los parados de vagos y para "curarles" les hace el favor de dejarlos en las puertas de la indigencia: la prestación, a partir de los seis meses, pasará a ser el 50% de la base reguladora en lugar del 60% actual.

Pero Rajoy ahonda más en la ruina de los más desfavorecidos y limitará el colectivo con derecho a cobrar la ayuda de 400 euros para los parados que no tienen otra prestación, sólo a aquellos que hayan trabajado previamente. El resto, más de dos millones de personas, a la beneficencia.

Capítulo de gastos: Más tijera en servicios básicos

Pero no sólo habrá cambios fiscales, Rajoy ha decidido también recortar los gastos y, aunque sin especificar en qué departamentos, anunció que, apenas una semana después de dar luz verde a sus Presupuestos, se los enmendará él mismo para ahorrar 600 millones. El problema es de dónde los va a sacar, y el temor es claro: Sanidad, Educación y Servicios Sociales. Ante esta amenaza, suena anecdótico (cuando no cínico) que el PP quiera tapar lo que viene anunciando que en los Presupuestos de 2013 se incluirá un nuevo recorte del 20% en las subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales. Y suena cínico porque es populista, porque ese recorte no supone mucho y porque, además, se quita fuerza a los únicos movimientos asociativos del Estado.

Para ajustar el tamaño de la Administración, el presidente del PP también ha decidido reducir en un 30% el número de concejales, homogeneizar y publicar las retribuciones de los cargos municipales y mejorar el control de las cuentas públicas en el ámbito local, además de la reforma de la Administración local para recaudar unos 3.500 millones. ¿Cómo lo hará?