Vitoria. Alfred Bosch es uno de los padres de esta ambiciosa empresa: la que pretende dar carta de ley en la legislación española al mecanismo que abriría la puerta a la independencia de pueblos como el catalán o el vasco si así lo decidiera su ciudadanía. "No veo por qué no va a poder ser", reflexiona este tenaz diputado de ERC, que se aferra al cariz "puramente democrático" de su defensa de un derecho que, a su juicio, ha llegado el momento de ejercer. Y si España no lo permite, "habrá que buscar otra vía", dice sin concesiones al desaliento, aunque reclamando aún que se abra un debate argumental, no visceral, como el que ve con envidia en otras latitudes. Incluso dentro ya del corazón de la vieja Europa.

¿En qué consiste exactamente el trabajo que activaron ayer?

Consiste en un esfuerzo compartido por Amaiur y ERC para impulsar el derecho de autodeterminación desde el ámbito parlamentario, donde trabajaremos desde hoy para elaborar una proposición de ley que reconozca y regule su ejercicio.

¿Por qué ahora?

En nuestro caso, porque el socio que necesitábamos no estaba antes en el Parlamento. Pero más allá de eso, porque creemos que el tema está ya muy maduro. Todas las encuestas, las consultas populares que se hicieron en Cataluña, y también el contexto internacional demuestran que este debate ha llegado a la Europa occidental. Y no vemos por qué un proceso que es posible en el Reino Unido no puede serlo en el Estado español.

¿Qué papel creen que jugó ante esta reivindicación el final al que se vieron abocadas iniciativas anteriores como el Plan Ibarretxe o el Estatut de Catalunya?

La verdad es que ambas fueron iniciativas fallidas, al menos en el espíritu que proponían. El espíritu federal que afloraba bajo estos textos fracasó. El desmontaje jurídico y político de estas opciones marcó el final de la opción federal. Y esto es un paso muy importante porque demuestra los límites del Estado español. Demuestra que no está maduro para un modelo auténticamente federal. Por eso, lo que proponemos es que hay que buscar otra cosa, es ir a la libre determinación de las naciones. Si la España plural no prospera, no obligaremos a los españoles a ser plurales, pero tampoco nos daremos por vencidos. Tendremos que ir a por la plenitud nacional.

¿Tienen alguna esperanza de éxito real, de que su proposición de ley sea aceptada como parte del ordenamiento constitucional español?

Tiene todo lo que hace falta para que así sea. Estamos trabajando con rigor jurídico y dentro del marco constitucional, estamos proponiendo un derecho internacionalmente reconocido y que además ya se está ejerciendo en otras democracias parlamentarias sin ningún problema. Por todo ello, no tendría que haber ningún problema. ¿Que tal vez lo habrá? Pues puede ser, pero al menos queremos que quien toca se pronuncie. El PP podría ser si quisiera el partido conservador británico, y Rajoy, David Cameron. No hay nada biológico en su ADN que se lo impida. Ahora, ellos tomarán sus decisiones. Pero nosotros creemos que la vía más democrática es la que se está siguiendo en el Reino Unido, en Dinamarca o en otras partes, que es la que nosotros quisiéramos ver en el Reino de España.

¿Contemplan hallar puntos de acuerdo con partidos federalistas como PSOE o IU?

Más que con partidos federalistas, que eso ya se ve que es un experimento fracasado, queremos encontrarnos con partidos demócratas. Ni más ni menos. Aquí lo único que hace falta son convicciones democráticas. Si crees en las urnas, en las mayorías y en el poder del pueblo, a la fuerza entendemos que tienes que creer también en el derecho a decidir. A ejercer la autodeterminación, que es la libre determinación de los pueblos frente a la alterdeterminación, que es lisa y llanamente que otros decidan por ti. La mayoría de edad política es algo que debe decidirse democráticamente igual que se decide quién forma el Gobierno, o cualquier otra cuestión como si se firma un tratado militar o no.

¿Cree en esa máxima de que 'en democracia todos los proyectos son realizables'?

Deben serlo todos los que no impliquen violencia o coacción, que es precisamente con lo que quiere acabar la democracia. Por eso emplazamos a los demócratas a no forzar las cosas; a abrazar el régimen de libertades, no a seguir coartándolo. Si la democracia española quiere ser creíble, debe demostrarlo. A nosotros nos encantaría llegar a la situación en la que está el debate en Canadá o Reino Unido; al debate argumental. Cada uno da sus razones, y tras oírlas el pueblo, que es soberano, decide. Eso es lo normal y lo natural.

¿Cree que la consolidación del fin de ETA puede contribuir a allanar el camino a este debate?

Es cierto que hay gente que decía: en ausencia de violencia, todo se puede hablar. Vale, pues que lo demuestren, que ahora tienen la oportunidad de oro para hacerlo. En ausencia de violencia política, es el momento de hablar de todo. Sin exclusión.

¿Cuáles señala como las principales razones para defender la independencia o la autodeterminación?

A ver, son dos cosas muy distintas. Se puede estar a favor de la autodeterminación como derecho básico, y después votar en contra de la independencia en el ejercicio de ese derecho. En Inglaterra, David Cameron es demócrata, acepta el derecho de autodeterminación, pero hará campaña por el no. Ese es el tipo de debate que nos gustaría tener, y ahí nosotros haríamos campaña por el . Por muchos motivos pero, principalmente, porque se ha demostrado que la España plural no funciona pese a que se ha intentado con todas las Españas imaginables, de izquierdas, de derechas o de centro.