moscú. Rusia llamó ayer a la comunidad internacional a convocar una urgente conferencia de paz sobre Siria para impulsar el cumplimiento del plan del mediador de la ONU, Kofi Annan. "Cuanto antes, mejor. Siria se encuentra al borde de una guerra civil a gran escala. La oposición no cumple el punto sobre el cese de la violencia, y el Gobierno tampoco", aseguró Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso.

Lavrov, quien destacó que China, Francia e Irán acogieron positivamente la propuesta, mientras EEUU aún "se lo está pensando", subrayó que el objetivo de la conferencia es "contribuir al cumplimiento del plan de Annan y de las resoluciones de la ONU". "No vemos alternativa al plan de Annan, que busca el arreglo pacífico del conflicto", dijo, ya que la otra variante sería "el cambio violento de régimen a través de la confrontación masiva con multitud de muertos entre la población civil".

En esa cumbre, que se celebraría bajo la égida de la ONU, participarían los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los vecinos de Siria (Irán, Líbano, Irak, Turquía y Jordania), la Liga Árabe, en particular Arabia Saudí y Qatar, y la Unión Europea. "Debemos reunir a todos aquellos que influyen en la situación en Siria. Se necesita un mecanismo de control del cese del fuego entre las partes y otro para el inicio del diálogo político", dijo y matizó que en un principio la cumbre no incluiría a ningún representante sirio.

También defendió la participación en la conferencia de Irán (contra lo que se manifestó la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton), ya que se trata de "uno de los países que tiene influencia sobre el Gobierno sirio".

"prueba de fuego" Lavrov, que abordó este asunto anoche con Annan en conversación telefónica, calificó tal conferencia sobre Siria de "prueba de fuego de la honestidad" para la comunidad internacional sobre su auténtico interés en que el conflicto en el país árabe sea solucionado exclusivamente por medios pacíficos. "El plan de Annan es actual, pero necesita concreción, especialmente en lo que se refiere al punto que contempla el cese del derramamiento de sangre y el comienzo del diálogo político", precisó.

Además, admitió que el cumplimiento de los seis puntos contemplados en el plan se ha estancado durante las últimas semanas debido al "incremento de la actividad de elementos terroristas y extremistas internacionales", cuyos atentados "son instigados desde el exterior (...) con apoyo moral, armas, dinero, etc". "Actores exteriores empujan a la oposición armada a continuar las acciones militares, lo que da esperanza a esos opositores sobre la repetición del escenario libio", apuntó el ministro ruso, cuyo país es considerado aliado del régimen de Al Asad y, junto a China, se opone a un incremento de la presión internacional sobre Damasco, sin hablar ya de una intervención militar exterior.

Lavrov criticó que algunas potencias "apoyen abiertamente a los grupos armados y a la oposición, y, al mismo tiempo, exijan a la comunidad internacional acciones firmes para el cambio de régimen en Siria". El ministro ruso reconoció que el régimen "ha cometido muchos errores desde el estallido del conflicto" hace más de un año, pero matizó que la responsabilidad de la violencia debe ser compartida por los rebeldes.

Y aseguró que Moscú respaldaría la renuncia de Al Asad si en eso "se ponen de acuerdo los sirios unos con otros", pero matizó que "imponerlo desde fuera como condición es inaceptable, ya que no conducirá a una solución definitiva".