madrid. El Gobierno asegura que está siguiendo el plan de reformas que se marcó desde que llegó al poder al margen de las turbulencias en los mercados, aunque vigilante de su evolución, y sin sentirse presionado por la desconfianza de los inversores en la economía española. En este sentido se expresaron los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Hacienda, Cristóbal Montoro, que están convencidos de que se debe avanzar en el proceso de reformas previsto para recuperar el crecimiento a medio plazo, pero sin olvidar el proceso de reducción del déficit público al 3 % del PIB en 2013.
De Guindos defendió en el foro Nueva Economía que las últimas reformas anunciadas en Sanidad y Educación "no son fruto de la improvisación ante la situación de los mercados, sino que se enmarcan en un plan coordinado del Ejecutivo". También Montoro insistió en que el Gobierno está cumpliendo con el calendario, que se completará al final del verano y que "tendrá su consecuencia en los presupuestos de todas las comunidades autónomas". Montoro, según manifestó en una entrevista en RNE, entiende que la salida de la crisis "no es cuestión de días, ni de hacer un anuncio puntual o dar una cifra, sino de generar la confianza suficiente en la capacidad de España para corregir los desequilibrios estructurales del pasado y garantizar la sostenibilidad financiera del Estado y sus servicios básicos".
Por esta razón, De Guindos ve importante "evadirse de la situación de los mercados para no perder el rumbo en una situación complicada en la que se deben compaginar dos cosas en principio opuestas, el ineludible ajuste fiscal y la necesidad de fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo". No obstante, reconoció que el Gobierno está preocupado por el repunte de la prima de riesgo y trabaja de una forma "relativamente rápida para que se vuelva a normalizar", aunque sin cambiar los objetivos que se ha marcado en el medio plazo.
De Guindos descartó que España necesite ser rescatada en este momento, porque el país cuenta con un Ejecutivo "con las ideas claras, con una economía que tiene fortalezas aunque la coyuntura sea difícil y con el apoyo de unos socios europeos con los que coordina su política económica". El ministro cree que ya hay señales que apuntan a la estabilización de la economía, como la moderación de la inflación o la reducción de la necesidad de financiación exterior.