LA escena política a veces cambia a velocidad de vértigo, una perspectiva que parece vivir ahora el PSE, que ha pasado en unos pocos meses de casi oír el pitido final de la legislatura, acosado por todos los flancos, a ver cómo el cambio de color en La Moncloa y el propio ambiente preelectoral cambia las tornas y le sitúa en una posición más favorable sobre el terreno de juego, en la que la opción de dormir el partido y agotar la legislatura -parece ya asumido que cualquier adelanto sobre la fecha límite será ya nimio- puede permitirle aspirar, al menos, a remontar algo los penosos sondeos que le han acompañado durante estos tres primeros años en Ajuria Enea.
El premio del nuevo secretario general del PSOE a López por su apoyo en forma de puesto en la Ejecutiva de Ferraz vino en febrero -en el 38 Congreso Federal de los socialistas- a alentar aún más el escenario de las especulaciones sobre un inminente adelanto electoral e, incluso, sobre un hipotético salto de López a la política estatal, más aún teniendo en cuenta que el socialismo vasco tiene pendiente su propio congreso. Así, el PSE afronta su particular cambio de ciclo, curiosamente tras haber logrado encadenar entre 2007 y 2009 resultados históricos en las urnas de la mano de quien ahora las encuestas parecen encaminar a la oposición.
la remontada Sea como fuere, la hipótesis de trabajo en este momento en el socialismo vasco pasa por agotar la legislatura y, definitivamente, mantener como es habitual el conclave autonómico después de los comicios. Las encuestas internas que maneja el PSE le dicen que la perspectiva electoral no es tan negativa como en las municipales y las generales del año pasado. Sus estudios hablan de un triple empate técnico entre PNV, Amaiur y PSE moviéndose los tres en una horquilla entre 18 y 21 parlamentarios, con el PP algo descolgado en un Parlamento a cuatro bandas.
Con ese punto de partida, el PSE considera factible aprovechar este año escaso para reconciliarse con parte de su electorado en dos temas clave: discurso en torno a la fiscalidad y duplicidades institucionales y, en segundo lugar, fin de ETA. También aspiran a seguir ahondando en el camino abierto en cuanto a víctimas y deslegitimación del terrorismo e intentar reconducir el varapalo que su gestión de la crisis económica supuso en las anteriores citas con las urnas. De ahí, en parte, la propuesta en torno a convivencia que el lehendakari planteó el pasado 8 de marzo al Parlamento Vasco o la intención del Grupo Socialista en la Cámara vasca de retomar la propuesta de revisión de impuestos que el lehendakari planteó en su día a los diputados generales. El Parlamento Vasco, de hecho, es uno de los principales teatros de operaciones que maneja el PSE de cara a los próximos meses, con un buen número de proyectos de ley en tramitación que aspira a sacar adelante e intentar rentabilizar ante la ciudadanía esa capacidad de gestión que durante este tiempo le ha afeado constantemente el PNV.
Las últimas elecciones andaluzas y asturianas vienen a alimentar esas tesis que aconsejan esperar y dejar que las reformas y recortes del Gobierno Rajoy erosionen las posiciones del PP y las del PNV. Prueba de ello es el análisis postelectoral que el propio Patxi López hacía en Madrid el pasado lunes, mostrándose convencido de que el rechazo hacia el PP y el apoyo al PSOE "va a ir a más según se vaya conociendo" la agenda del Gobierno de Rajoy. López habló del "despertar de la izquierda". Un hito clave en el calendario que afronta el PSE en los próximos tiempos será la conferencia política que ha anunciado para otoño -concretamente para octubre-, una cita en la que tradicionalmente el socialismo vasco prepara su programa electoral pero que, en esta ocasión, presentará la novedad de extender sus trabajos en el tiempo más allá del habitual fin de semana, siguiendo el modelo de la eficaz precampaña de actos sectoriales que llevó a cabo en 2009.
la clave presupuestaria A partir de ahí, un factor fundamental en el calendario serán los Presupuestos de 2013. La legislatura ha estado marcada por el Acuerdo de Bases con el PP que hasta ahora ha garantizado al Gabinete de Patxi López la aprobación de las Cuentas. Sin embargo, en los últimos meses y con mayor evidencia tras la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa, la política económica de populares y socialistas ha ido mostrando cada vez más sus amplias divergencias.
Lejos de suponer un problema, para el Ejecutivo de Patxi López eso se ha convertido casi en un activo, porque le ha permitido engancharse a un discurso diferenciador de la política de recortes abanderada por Rajoy y, de paso, distinguirse de un socio preferente cuyo reloj electoral, ahora, parece correr en contra. Un escenario que hace previsible que los socialistas se queden solos a la hora de negociar las Cuentas, lo que forzaría un adelanto electoral, aunque éste fuera mínimo, de apenas tres meses quizá si los comicios fueran en diciembre o enero, para evitar una prórroga presupuestaria demasiado larga -y onerosa- en tiempos de crisis económica.
El PSE no descarta que pueda haber un acuerdo con los populares -ahí está el precedente del propio PSE que aprobó las Cuentas de 2009 días antes de que Juan José Ibarretxe anunciara la convocatoria de las últimas autonómicas-, aunque admite la complejidad que introduce el escenario preelectoral. Sin embargo, parece razonable pensar que el Ejecutivo vasco se plantee al menos presentar un proyecto de Presupuestos en la Cámara vasca, lo que forzaría al resto de fuerzas -fundamentalmente a populares y jeltzales- a posicionarse al respecto. Ese trámite se lleva a cabo a primeros de noviembre.
el baile de fechas El comité electoral del PSE, dirigido por Rodolfo Ares, será el que, finalmente, elija fecha para la cita con las urnas, con el condicionante legal de los entre 54 y 60 días que han de transcurrir entre la disolución del Parlamento Vasco y la celebración de las elecciones. Ya en el terreno de la especulación, diciembre siempre es un mes complejo electoralmente por la acumulación de días festivos. Para convocar las elecciones a finales de noviembre, por ejemplo, se debería disolver el Parlamento a más tardar a comienzos de octubre. Es decir, el Legislativo no retomaría la actividad tras el verano, pues julio, agosto y la mayor parte de septiembre son inhábiles. A priori, parece más probable, pues, que finales de enero o febrero sean las fechas elegidas para los comicios, lo que permitiría prolongar la actividad parlamentaria -dando tiempo a apurar el trámite del elevado número de leyes ahora pendientes- hasta mediados o finales de diciembre.
De esta manera, el PSE dejará para la resaca electoral otra cita importante, el congreso en el que se deberá renovar la Ejecutiva, incluido el secretario general. Por un lado, el socialismo vasco cumple así con los tiempos habituales en su agenda y, de paso, se ahorra que las más que previsibles tensiones en el territorio alavés afloren en periodo preelectoral. Por otro, tendrá que afrontar la hipótesis de qué hacer si Patxi López se queda fuera de Ajuria Enea: si continuará como secretario general y permanece en la oposición en el Parlamento o si aprovecha el trampolín que le ha cedido Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario de Relaciones Políticas del PSOE para dar el salto a Madrid, abriendo una renovación en el PSE-EE.