Vitoria. Primer encuentro oficial entre el lehendakari, Patxi López, y el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Será finalmente mañana por la tarde en La Moncloa. Una reunión que tiene el fin de ETA como epicentro y que llegará apenas 72 horas después de que los responsables de Interior de ambos ejecutivos hicieran lo propio el martes en el Palacio Artaza, dejando sobre la mesa la evidencia de las distintas posiciones que las dos administraciones mantienen respecto a los ritmos con que afrontar la nueva etapa abierta con el cese de la violencia y respecto a la credibilidad del fin de las actividades de ETA.

De este modo, la propuesta de flexibilización de la política penitenciaria estará mañana sobre la mesa, el propio Patxi López confirmó su intención de planteársela directamente a Mariano Rajoy. Pero en la agenda hay mucho más, porque tiene lugar precisamente cuando el Gobierno Vasco ha decidido marcar perfil propio y marcar distancias con el PP, fundamentalmente enarbolando la bandera de la izquierda y cuestionando las medidas económicas que el Ejecutivo popular está poniendo en marcha para hacer frente a la crisis económica.

El martes llegó el último ejemplo: anuncio de recurso de inconstitucionalidad contra el decreto que obliga al Gobierno Vasco a no hacer aportaciones a las EPSV de los funcionarios en 2012. Tampoco ha gustado nada, y no se ha cansado de decirlo el lehendakari, la intención de Cristóbal Montoro de establecer un control del Estado sobre los presupuestos y el déficit de las comunidades autónomas. Unas críticas que le valieron el tirón de orejas del presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que no dudó en afirmar que el lehendakari está "desnortado", abriendo la espita para un rifirrafe público entre populares y jeltzales sobre mociones de censura.

Todo esto cuando aún está reciente la reunión del lunes del consejero Carlos Aguirre y el secretario de Estado de Administraciones Públicas para desatascar el conflicto que enfrenta a Gasteiz y Madrid en torno a la liquidación del Cupo -cuantificado por Aguirre en 80 millones de euros-, cuya Ley Quinquenal expiró el pasado 31 de diciembre.

Un mes ha tardado Rajoy, desde que tomó posesión, en recibir al lehendakari, en la que será la primera entrevista oficial que el nuevo presidente del Gobierno celebre en La Moncloa. Casi dos meses fue el tiempo que transcurrió desde que López fue investido lehendakari hasta que el entonces jefe del Ejecutivo español, su compañero de partido José Luis Rodríguez Zapatero, le recibiera. Una relación complicada la mantenida por Patxi López con el anterior presidente a lo largo de los dos años y medio en los que convivieron, a pesar de que el hecho de compartir siglas pareciera a priori un acicate para unas relaciones perfectamente engrasadas. Desaires como la negociación con el PNV de las políticas activas de empleo y la relación privilegiada de Zapatero con Iñigo Urkullu, fueron minando los puentes entre ambos hasta el punto de que el propio López quien estuvo a punto de activar su relevo en la secretaría general antes de las elecciones. Su última reunión, el pasado 7 de noviembre en Ajuria Enea, sonó en parte a intento de desagravio.

La reunión con Rajoy, de salida, no aventura mejores perspectivas, con una legislatura vasca en su tramo final y los socios preferentes embarcados en marcar medidas distancias.