vitoria. Por primera vez en diez años, delegaciones de PP y Aralar se sentaron ayer por fin cara a cara para contrastar sus respectivos análisis del contexto actual y reconocerse como interlocutores válidos y necesarios en este escenario que cambia a velocidad de vértigo.
"El diálogo era lo importante", coincidieron en señalar ambas formaciones, conscientes de que ayer la distancia era aún demasiada para poder llegar a cualquier acuerdo. "Los análisis son diferentes y en algunos casos incluso contrapuestos", explicó el líder de la formación abertzale, Patxi Zabaleta. Tanto ante la lucha contra la crisis, como ante la consolidación de la paz y la normalización política, los dos protagonistas de esta toma de contacto.
A la sede popular de San Sebastián se acercaron, además de Zabaleta, el vicecoordinador de Aralar, Dani Maeztu, la secretaria de organización, Rebeka Ubera y el diputado electo de Amaiur, Jon Iñarritu. Enfrente, Antonio Basagoiti, se hizo acompañar de su secretario general, Iñaki Oyarzábal, y del presidente del PP de Gipuzkoa, Borja Sémper.
Ambas delegaciones quisieron enmarcar esta cita en el "clima de normalidad" que debe ir cuajando en este nuevo tiempo que invita a rediseñar todas las tácticas y abandonar por fin las trincheras. Y así se puede entender incluso la presencia de un representante de Amaiur sentado a la mesa popular, a la que sin embargo, Mariano Rajoy no quiere sentar al conjunto de la coalición. "Aún es pronto. En el resto de España la marca Batasuna provoca recelos y contamina", explicaba este lunes a DNA el propio Oyarzábal.
buscar soluciones Pero ayer lo importante era el diálogo en sí; el contraste "sincero" de opiniones. Y ambas delegaciones se entregaron a este ejercicio para marcar las bases desde las que cada uno parte. En el caso del PP, Constitución y Estatuto como marco de convivencia; "exigencia democrática" y calma para la normalización política y la paz; y preminencia del combate contra la crisis frente a "enredarse en cuestiones identitarias". En el de Aralar, respeto de la voluntad que expresen libremente los vascos, y Acuerdo de Gernika como hoja de ruta hacia la paz y la normalización. Dos apuestas efectivamente distantes pero que ambos pusieron sobre la mesa "sin excluir ningún tema" en una cita que pronto se repetirá con EA y que confirma la llegada de un importante cambio climático a la política vasca.