el cairo. Los egipcios tendrán que elegir a partir del lunes entre un complicado mosaico de partidos políticos, que engloba a un sinfín de nuevas formaciones surgidas tras la revolución, pero también a viejos conocidos como los grandes favoritos, los Hermanos Musulmanes. Más de una cincuenta partidos y coaliciones se postulan a las elecciones legislativas para designar a la Asamblea del Pueblo (Cámara Baja) y la Shura (Cámara Alta), una cifra inédita en Egipto, marcado durante más de tres décadas por la omnipresencia del extinto Partido Nacional Democrático (PND).

En la línea de salida parte con clara ventaja el Partido Libertad y Justicia (PLJ), de los Hermanos Musulmanes, que tras pasar casi 60 años proscrito aspira ahora a emular a los islamistas tunecinos y hacerse con entre un 40 o 50% de los escaños, lo que les abriría la llave para formar un futuro Gobierno. Cuentan con una gran capacidad de movilización y lo saben: prueba de ello fue el éxito obtenido en las elecciones de 2005 en las que obtuvieron 88 asientos en el Parlamento del régimen de Mubarak presentando a sus candidatos como independientes. El PLJ, constituido tras la Revolución del 25 de Enero, se presenta como una formación islamista moderada, abierta a todos los egipcios, aunque reivindicaciones como que la "sharia" siga siendo la fuente de la Constitución se dirigen a su público natural.

Al poderío de los Hermanos Musulmanes trata de plantarle cara la plataforma laica liberal del Bloque Egipcio, encabezada por el Partido de los Egipcios Libres, también creado tras la revolución. A pesar de haber sido financiado por el gran magnate Naguib Sawiris, de confesión cristiana, el Partido de los Egipcios Libres no se describe como una formación copta, aunque es susceptible de recibir un buen número de votos de los fieles de este credo, que suponen el 10% de la población. En el mismo Bloque está sólo el izquierdista, Tagamu, después de que el Partido Socialdemócrata anunciara que no concurrirá a la cita al considerar que unas elecciones libres son imposibles bajo la Junta Militar.

En los extremos del mapa político se ubican, por un lado, la izquierdista Coalición Completar la Revolución y, por otro, la salafista Alianza Islamista. La punta de lanza de los salafistas es Al Nur, el primer partido de este tipo creado tras la revolución, donde también tiene cabida el Partido Construcción y Desarrollo, brazo político de la Gamá al Islamiya, grupo terrorista que dejó las armas en 1998.