Madrid. Sin rastro de Alfredo Pérez Rubalcaba, el gran perdedor de los comicios -que ayer prefirió esquivar a los medios de comunicación, quizás para no alimentar el debate sobre si debe o no presentarse como candidato a liderar el PSOE en la oposición durante la próxima legislatura-, el presidente en funciones del Gobierno español y todavía secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, salió a la palestra para marcar la hoja de ruta que debe acabar con la renovación interna del partido de Ferraz. Siete años después de la última rueda de prensa que protagonizó en la sede del PSOE, Zapatero adelantó que la Ejecutiva Federal del PSOE ha acordado abrir la carrera para renovar tanto la dirección del partido como su proyecto político en un Congreso Federal ordinario que se celebrará, previsiblemente, en la primera semana de febrero, tras el varapalo registrado en las elecciones generales.
El secretario general del PSOE y presidente en funciones compareció ante los medios de comunicación después de la reunión de la Ejecutiva para anunciar que el Comité Federal se reunirá este sábado para decidir la fecha concreta del cónclave. "Es lo que procede, es lo que corresponde, que el PSOE afronte una nueva etapa, que la democracia y los compañeros diseñen el proyecto para el futuro de los próximos años y que lo hagan como siempre en el PSOE, con toda la libertad y con todo el sentido de la responsabilidad", manifestó Zapatero sin pronunciarse sobre posibles candidatos.
El aspirante socialista a la presidencia del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, no dio la cara ante los periodistas y quien podría ser su adversaria por el liderazgo del partido, Carme Chacón, aseguró antes de comenzar la reunión que "es tiempo de hacer juntos una reflexión profunda, tiempo de responsabilidad y tiempo de unidad". Zapatero insistió en que la decisión sobre su sucesor corresponde a los militantes y señaló que ningún miembro de la Ejecutiva -tomaron la palabra los 37- pidió su dimisión como secretario general.
Tras dejar claro que su relación con Rubalcaba es "estupenda" y "excelente", el aún secretario general del PSOE consideró que convocar un congreso extraordinario sería un "sin sentido", ya que se limitaría a renovar la dirección, y en este caso los socialistas quieren debatir el proyecto político. La Ejecutiva, según Zapatero, coincidió de manera unánime con el análisis efectuado en la noche electoral por Rubalcaba: los resultados son malos y el PSOE ha sufrido un fuerte deterioro en su respaldo popular.
"Pero teníamos todo el viento en contra", recalcó el presidente español en funciones al recordar que los comicios se han celebrado en circunstancias "muy especiales", en plena crisis económica y con tensiones en los mercados financieros: "Hay momentos en la vida política en los que un gobierno procura poner los intereses generales por encima de los que puedan ser los de partido. Así lo hemos hecho en esta legislatura".
En este contexto, Zapatero garantizó que su deseo para el Estado español, al margen de los resultados que ha obtenido el PSOE, es que "las cosas vayan bien, que mejoren: Los ciudadanos en democracia siempre aciertan", apostilló el dirigente socialista.
entona el 'mea culpa' Tras asumir su responsabilidad, Zapatero agradeció el esfuerzo realizado por todo el partido y en especial por Rubalcaba para lograr el respaldo de casi siete millones de votantes (4,3 millones menos que en 2008) y aseguró que "en absoluto" se siente injustamente tratado por sus compañeros por su forma de gestionar la crisis. De hecho, afirmó que ha contado con su "apoyo incondicional en las etapas fáciles y en las muy difíciles".
Consciente de la complicada situación económica y de que los ojos de los mercados siguen sobre el Estado español, Zapatero garantizó al PP la "máxima colaboración" del Gobierno español en funciones durante las próximas semanas, aseguró que actuará con "sentido de la responsabilidad" y se mostró convencido de que no habrá el más mínimo problema. Según explicó, los tiempos están tasados por la ley y no se puede acelerar el proceso de traspaso de poderes, pero el diálogo con el PP será "máximo".
Fuentes de la Ejecutiva Federal consultadas aseguraron que la dirección del partido cerró filas con Rubalcaba, que no recibió más que elogios por su esfuerzo y su entrega durante la precampaña y la campaña electoral, pese a la derrota, de la que nadie le culpó. El exministro del Interior no ha desvelado todavía sus intenciones sobre su futuro político. Si su deseo es renunciar a liderar la oposición y, por ende, el partido, las fuentes consultadas consideran que podría hacer pública su decisión en los próximos días.
Un dirigente socialista consultado, sin embargo, se mostró completamente seguro de que será Rubalcaba quien debata con Rajoy en la investidura. "Y más adelante, también", zanjó. Más enigmático fue el expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien se limitó a contestar de forma críptica: "Hoy es el comienzo del regreso al futuro". Para Barreda, la reunión fue muy útil y muy apasionante, pero de ella no se pudo deducir nada de eventuales candidatos a sustituir a Zapatero.
La Comisión Ejecutiva del PSE, por su parte, presidida por su secretario general y lehendakari, Patxi López, se reunió en la tarde de ayer en Bilbao para evaluar el bajón que también ha experimentado el socialismo en Euskadi.