Vitoria. Con un ojo puesto durante toda la noche en Gipuzkoa, donde se estuvo peleando con Amaiur por un representante hasta el último suspiro, el Partido Nacionalista Vasco vivió ayer una jornada electoral, desde su sede bilbaína de Sabin Etxea, en la que los jeltzales consiguieron el doble objetivo con el que iniciaron esta campaña de las generales. Por un lado, ser la fuerza más votada en el País Vasco, con 323.517 votos (casi 20.000 más que hace 4 años), aunque eso no tuviera la misma traslación en el número de sus diputados con respecto a la colación abertzale de izquierdas, que obtuvo uno más. Por otro, mantener un grupo propio en la Cámara Baja, algo que muchas encuestas habían puesto en duda en las últimas semanas. Es más, hubo un tercer motivo de alegría llegado desde Navarra, donde Geroa Bai (en cuyo seno participa la formación liderada por Iñigo Urkullu), consiguió retener la presencia en Madrid de Uxue Barkos.

Así las cosas, fueron muchos los militantes que se sumaron a la fiesta que se organizó en la capital vizcaína, donde el presidente del Euskadi Buru Batzar quiso remarcar que los 5 representantes en el Congreso (uno menos que en 2008) y los 4 en el Senado (dos más), así como el número de papeletas recibidas "son un gran éxito frente al bipartidismo y a los cantos de sirena" en clara referencia a PP, PSOE y Amaiur. En este sentido, Urkullu recordó que "si en mayo sacamos 8.000 votos a la segunda fuerza en la Comunidad Autónoma Vasca, hoy son más de 40.000 votos de diferencia", cifras que quiso agradecer de manera especial a la militancia y a los candidatos de estas elecciones.

Pero más allá de las muestras de alegría o de establecer diferencias de comportamiento entre el País Vasco y el Estado (y sin hacer referencia explícita a la que será la próxima cita con las urnas, las autonómicas), el líder jeltzale dirigió rápido sus primeras palabras al futuro presidente español, Mariano Rajoy, en torno a dos cuestiones fundamentales: el conflicto vasco y la situación económica.

En cuanto al primer asunto, Urkullu pidió al líder del PP "madurez y altura de miras" para consolidar la paz. "No hay actividad armada, pero la paz necesita de más pasos. El próximo presidente de España tendrá la responsabilidad de afrontar esta situación y para ello el PNV estará siempre dispuesto a colaborar", dijo, al tiempo que pidió "inteligencia" y "soluciones compartidas", así como aseguró que el momento actual es también el del "autogobierno y un nuevo estatus político".

En lo que se refiere al segundo reto, el máximo responsable del EBB demandó un "gran acuerdo entre todos los partidos" para afrontar la situación económica y advirtió de que "la crisis no se soluciona de la noche a la mañana, aunque haya habido mayoría absoluta".

Con todo, el PNV tiene motivos para la reflexión a medio y largo plazo. Un ejemplo son los datos registrados en Álava, territorio en el que los jeltzales han perdido algunos votos (aunque haya subido su porcentaje) y quedan por detrás de PP, PSE y Amaiur (situación que se repite en Gasteiz) en las votaciones al Congreso, mientras que en el Senado no consiguen ningún representante en esta provincia mientras que entre Bizkaia y Gipuzkoa acumulan 4 (2 más que en 2008).