Vitoria. El PNV utilizó ayer su penúltima baza electoral para reivindicarse, tirando de currículum, como el voto "seguro y eficaz" en defensa de los intereses de los vascos. Tanto ante las tentaciones "recentralizadoras" que acusó de esconder a populares y socialistas, como ante la "incertidumbre" que acusó de proyectar aún al equipo de Amaiur.
Los jeltzales buscan aparecer el domingo ante las urnas como un voto de garantías; como un refugio bien apuntalado y que ha probado su firmeza en mil batallas en el que esperan que los indecisos se guarezcan ante la tormenta que se avecina.
Las encuestas les obligan a reclamar el espacio central que durante tantos años les había confiado el electorado vasco, e Iñigo Urkullu se fajó para marcar su espacio ante sus principales rivales.
Para hacerlo, ayer situó a su equipo de campaña delante del Parlamento Vasco, reflejo de los frutos que ha dado hasta hoy el compromiso que su partido adoptó tras la muerte de Franco con el desarrollo posibilista del autogobierno, cuando eligió "compartir el suelo común" del Estatuto de Gernika rechazando la creación de un "frente rupturista" con la izquierda abertzale. "En 1977 el PNV dijo sí a la participación política plena y no al intento de chantaje e imposición de ETA en Txiberta", dijo Urkullu, tratando así de proyectar sobre el presente el reflejo del pasado reciente.
Dos formas de hacer país Y es que, desde su punto de vista, aquel contexto dibujó "dos modelos de acción política" en el campo abertzale. El jeltzale, en cuyo haber situó la creación de las actuales instituciones vascas, el desarrollo del Concierto Económico y de los servicios públicos de Educación, Sanidad y Sociales que ha situado a Euskadi dentro del Estado "como Alemania dentro de Europa"; y el de "la izquierda abertzale" -dijo evitando en todo momento referirse a Amaiur por su nombre-, que dibujó como el de la "vocación intermitente", el que dice "sí pero no", el que no es capaz de comprometerse públicamente a "ir a Madrid a defender los intereses de Euskadi". "Somos abertzales", "tenemos un proyecto claro". Y frente a esa "incertidumbre ofrecemos la garantía del modelo PNV" que, según reiteró, "ha modernizado este país durante 34 años", revitalizando su economía y mejorando las condiciones de vida de sus ciudadanos.
PP y PSE, a diluir Euskadi Pero, en su afán por recuperar espacios, su discurso se enfrentó también con el de populares y socialistas, a los que acusó por igual de esforzarse por "decir que son diferentes" de lo que realmente son, escondiendo así ante el electorado vasco que "comparten un objetivo: la recentralización del Estado, la limitación del autogobierno, la devolución de las competencias autonómicas al poder central, la reducción del poder de las diputaciones". "El bipartidismo actúa para la dilución de Euskadi", denunció, para llegar a concluir que ni ellos -"ni la izquierda aber-tzale"- creen realmente en las potencialidades del País Vasco.
Por todo ello, Urkullu pidió el voto para avanzar hacia "una Euskadi en paz, desarrollada y dueña de su propio destino". "Una Euskadi nación europea", dijo, apuntando así un argumento que por la tarde marcó la conferencia que ofreció como vicepresidente del Partido Demócrata Europeo. En ella, el líder jeltzale recordó el compromiso europeísta que el PNV lleva "en sus genes" desde el mismo nacimiento de la Unión, y agradeció al marco común tanto la contribución que ha tenido para que Euskadi crezca social y económicamente -ayudándole por ejemplo a superar con éxito la reconversión industrial-, como incluso para la llegada de la paz, lo que le llevó a recetar más Europa para poder salir de la actual crisis.