Bilbao. Manuel Campo Vidal (Huesca, 1951) es el hombre de los debates. Empezó en la radio. Pide perdón por su vanidad, pero se considera el pionero de este formato. Esta noche moderará el cara a cara entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. En 1993, consiguió que Felipe González y José María Aznar aceptarán el reto de enfrentarse, fue en Antena 3. El expresidente del PP se negó a más y se reanudaron en 2008, con el enfrentamiento entre Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero.
¿Cuánto hay de pacto en este debate electoral?
No creo que haya ninguno. Cada partido se prepara con sus equipos. Hay un acuerdo sobre las reglas de juego. Habrá tres bloques de 40, 30 y 20 minutos. El primer bloque estará dedicado a economía y empleo, el segundo se centrará en las políticas sociales y el tercero a calidad de la democracia y política exterior.
¿Qué supone un debate de este tipo para los candidatos?
Ambos se juegan mucho. En un debate se puede entrar como un candidato con pocas posibilidades de ganar y salir con un efecto contrario. Ya ocurrió en 1993, concretamente con Aznar. Entró en el debate con pocas posibilidades de ganar y salió como un líder acreditado. Los candidatos se juegan muchas partidas, no solo la de los resultados electorales.
Conoce a Mariano Rajoy del debate de 2008 y es nuevo Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Qué impresión tiene sobre los dos candidatos?
No sé cómo es Alfredo Pérez Rubalcaba en un debate televisado, sí tengo una gran impresión de él en los debates parlamentarios. Lo mismo sucede con Mariano Rajoy, estuvo bien en los debates con Zapatero y suele estar bien, o muy bien, en el Congreso. Por eso yo calculo que va a ser un gran debate. Además, tienen experiencia de gobierno y eso puede hacer que el debate sea intenso y muy sensato. Ha tenido vidas paralelas: los dos han sido ministros de Educación, de Interior, portavoces del Gobierno y vicepresidentes primeros.
Las encuestas electorales vaticinan un gobierno del PP, ¿en qué cree que puede cambiar un debate la intención de voto?
Pienso que los debates favorecen la participación hacia los dos partidos que intervienen, pero también hacia el resto. Pienso que un debate colocado a principio de la campaña va a dinamizar estas dos semanas que quedan antes de las elecciones, y a favor de todos los partidos. Tengo la impresión de que va a ser el mejor debate que hemos visto nunca.
¿Por qué?
Porque la situación de crisis que tenemos ahora no es la del 93 o la de 2008 y los dos son excelentes parlamentarios. Se juega a una sola vuelta y no cabe que haya una estrategia para un segundo debate.
¿En quién confía un político ante un debate?
Es una confianza en uno mismo, en el equipo que tiene detrás, en el moderador y en el realizador del debate.
Da la impresión de que el moderador de un debate entre candidatos es un invitado de piedra.
Con franqueza, no tengo esa impresión. Si a mí me pregunta usted cuál es el género que más me gusta, le diré que es la entrevista. Tengo claro que esto no es una entrevista. Aquí se busca el enfrentamiento dialéctico cara a cara. Se busca el contraste. Mi función aquí es completamente distinta. Es la palabra de un candidato contra la de otro candidato. Sé que mi función es interrumpir cuando me parezca que se saltan las normas. No me siento una persona que tenga una intervención profesional poco importante.
¿Son peleones los partidos políticos a la hora de negociar el debate?
Supongo que entre ellos es posible. Nosotros hemos tomado las decisiones que tenemos que tomar desde el punto de vista profesional y nada de lo que hemos escuchado se parece a la realidad.
¿Qué han elegido los partidos?
Nada. Cuando nos sentamos por primera vez los cuatro: Esteban González Pons (PP), Óscar López (PSOE) Fernando Navarrete y yo por la Academia fue el jueves. El decorado ya estaba montado. Desde el punto de vista profesional hemos tomado todas las decisiones que teníamos que tomar. Ni ahora ni en 2008 hemos tenido problemas.
Va a ser un debate muy mediático.
Estamos hablando de 650 periodistas acreditados, 80 medios distintos, 70 del Estado y diez internacionales.
Un debate que cuesta 540.000 euros, ¿es caro o barato?
Es inferior al coste real. Esto es lo que cuesta un capítulo de una serie que dé mucha audiencia y va a dar muchísima más audiencia que cualquier serie. Los puestos principales de esa nómina cobran cero. Los dos candidatos, el moderador, el realizador… no cobran. Se construye un plató desde la nada y se crea una sala de prensa con puestos para más de 400 personas.
Manuel Campo Vidal, en pleno ensayo del debate de esta noche. Foto: efe