Vitoria. “ETAk borroka armatua bukatu du”. “ETA says armed struggle over”. “ETA anuncia o fim definitivo da violência”. “L’ETA annonce l’arrêt définitif de la lutte armée”. “ETA verkündet ende bewaffneter aktivitäten”. “L’ETA annuncia la fine della lotta armata”. “Basque group ETA says armed campaign is over”. “ETA lägger ned vapnen för gott”. “ETA anuncia el final de la violencia”. La noticia saltó a las portadas de las ediciones digitales de medio mundo en cuestión de minutos. El mismo sujeto que tantas frases negativas había dejado en más de 40 años de historia, ayer hizo pública una declaración a través de Gara, Berria, The New York Times y la BBC en la que anunciaba que “ha decidido el cese definitivo de su actividad armada”. Que se acabó.

En un comunicado claro, corto y urbi et orbi, la organización terrorista anunciaba el cese “definitivo de su actividad armada”, llamaba a los gobiernos español y francés a “abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto” para “superar la confrontación armada” y mostraba su “compromiso claro, firme y definitivo” con esa declaración “histórica”. ETA ponía de esta manera, y siguiendo al pie de la letra el primer punto de la Declaración de Aiete, un cierre circular a su historia de asesinatos. 43 años después de que matara en un tiroteo al guardia civil José Pardines en un control de carretera en Villabona, en el comunicado fechado el 20 de octubre de 2011 certificaba que el gendarme Jean Serge Nèrin, abatido el 16 de marzo de 2010 cuando detenía a unos miembros de ETA tras robar en un concesionario de Dammarie-les-Lys, sería su última víctima mortal.

La escenografía del vídeo-anuncio de ayer, a diferencia de su contenido meridiano, fue la habitual. Tres personas bajo una capucha blanca y una txapela negra aparecían sentadas tras una mesa ante un fondo azul oscuro y con las banderas de Navarra, el arrano beltza y la ikurriña. Al igual que en el alto el fuego que declaró en enero, una mujer leyó el texto en euskera y un hombre, se señala a David Pla, en castellano.

Importancia de la Conferencia Las cuestiones que planteó ayer la organización armada no fueron muchas. En primer lugar, resaltó la Conferencia Internacional que tuvo lugar en Donostia el lunes. Fue, a su juicio, “una iniciativa de gran trascendencia política” cuya resolución, que recogía cinco puntos, “reúne los ingredientes para una solución integral del conflicto y cuenta con el apoyo de amplios sectores de la sociedad vasca y de la comunidad internacional”.

La organización armada apostaba por que “el diálogo y el acuerdo” caractericen “el nuevo ciclo frente a la violencia y la represión”. Será de esa manera, prosiguió ETA, como se aprovechará esta “oportunidad histórica para dar una solución justa y democrática al secular conflicto político”.

Y advertía, antes de sellar su nuevo “compromiso claro, firme y definitivo”, de que “en adelante, el camino tampoco será fácil. Ante la imposición que aún perdura, cada paso, cada logro, será fruto del esfuerzo y de la lucha de la ciudadanía vasca. A lo largo de estos años Euskal Herria ha acumulado la experiencia y fuerza necesaria para afrontar este camino y tiene también la determinación para hacerlo”.

La verificación El último comunicado despeja el camino sobremanera, pero no resuelve todas las dudas. La principal cuestión que queda en el alero es la labor del Grupo de Verificación. Tras anunciar el “cese definitivo de su actividad armada”, ETA deberá responder ahora a la incógnita de los arsenales. La duda de si al interpelar a los gobiernos para la “resolución de las consecuencias del conflicto” se engloba el desarme.

Este aspecto ya ocurrió en Irlanda del Norte. Cuando el IRA tomó el 28 de julio de 2005 la misma decisión que anunció ayer ETA, todavía tuvieron que pasar tres años hasta que el entonces ministro para Irlanda del Norte, Shaun Woodward, declarara que el IRA había abandonado todas sus estructuras terroristas, los reclutamientos y los llamados departamentos militares habían sido desmantelados.

A diferencia de 2006, el Gobierno español se ha mostrado contrario a dar a conocer los resultados de las verificaciones que ha podido efectuar, aunque las policías españolas trasladan que mantienen un cerco continuo sobre la organización armada. Ante la actitud de La Moncloa, han sido el Grupo Internacional de Contacto y el de verificadores los que han tratado de dar respuesta a la disposición de ETA de comprobar sus intenciones de alto el fuego.

En este sentido, el coordinador de Lokarri, Paul Ríos, expresaba sobre el Grupo liderado por Brian Currin en la edición de ayer de este mismo periódico que “si se producen las circunstancias que el alto el fuego se califique de irreversible y definitivo (algo que ocurriría pocas horas más tarde), el GIC tendrá dos grandes retos”.

Por un lado, “que todas las opciones políticas que rechazan la violencia puedan ser legales” y, por el otro, “tratar de alentar y se intensifique el diálogo entre los políticos. Es una tarea importante que queda en el futuro. Casi bromeando, estos días decíamos que esto podía ser el final del principio. Ojalá se produzca, porque significará que nos quitamos un gran peso de encima y tendremos un campo abonado, unas circunstancias que no hemos tenido en nuestra historia”.

La declaración más histórica y feliz de ETA también dejó su contrapunto. La organización terrorista, como se podía prever, trató de justificar que “la lucha de largos años ha creado esta oportunidad”. Además, ETA afirmó que “no ha sido un camino fácil”, debido a que la “crudeza de la lucha se ha llevado a muchas compañeros y compañeras para siempre”. A éstos y a quienes “sufren la cárcel o el exilio”, mostró su “reconocimiento y el más sentido homenaje”.

Rumores En los últimos tiempos, más tras la Declaración de Aiete, era la comidilla. ¿Cuándo se pronunciará ETA? “Será hoy en la BBC, seguro”. “Agiria atzo zetorrela zioen atzoko zurrumurru batek, gaur datorrela dio gaurko zurrumurru batek eta bihar datorrela gaurko beste zurrumurru batek”. “El comunicado de ETA será mañana o pasado a más tardar. Si no, habrá que esperar a la semana que viene”. A las 19.00 horas, con mucha gente pendiente de la BBC o de las ediciones electrónicas de Gara o de Berria tras horas y horas de rumores, el avión de la lucha armada terminó por tomar tierra.

Tras tres días a vueltas con que la Conferencia Internacional que tuvo lugar en Donostia podía suponer una buena pista de aterrizaje -quizá la última- para la izquierda abertzale y ETA, la propia organización armada daba este paso considerado por ella misma de “histórico”. Parecía parte de un guion, de una escenografía. Primero, la Declaración de Aiete; el día siguiente, la “comparecencia solemne” de la izquierda abertzale haciendo suyos los cinco puntos que enunció el ex primer ministro irlandés, Bertie Ahern; y faltaba lo importante: el pronunciamiento de ETA al primer emplazamiento de los seis dirigentes internacionales.

Antes habían llegado otros pasos que apuntaban en esta dirección. El primero fue en septiembre de 2010. El primer domingo de las regatas de La Concha, ETA daba a conocer a través de la BBC que meses atrás había tomado la determinación de “no llevar a cabo acciones armadas ofensivas”. En enero de 2011 llegó el “alto el fuego general, permanente y que puede ser verificado por la comunidad internacional”. La firma del Acuerdo de Gernika por parte de los presos del EPPK y el anuncio de disolución de Ekin fueron pasos que hace apenas un mes apuntalaron la última apuesta.

Por el otro lado, se ponía en marcha la decisiva vía internacional. Saltaba a la palestra con la Declaración de Bruselas, respaldada por una veintena de personalidades -entre ellas, cinco Nobel de la Paz-. Era marzo de 2010 cuando arrancaban unas iniciativas que acabaron por recabar el apoyo de Tony Blair, Jimmy Carter y el senador Mitchell. ETA tardó mucho tiempo en responder a Bruselas. Medio año. Tras Aiete, ha sido mucho más rápida para cerrar una historia que dejó sus penúltimos asesinados en Calvià (Mallorca). El anterior, el último en Euskadi y el primero bajo el mandado de Patxi López como lehendakari, fue el inspector de Policía Eduardo Puelles en Arrigorriaga.

A partir de ayer, Euskal Herria tendrá en octubre de 2011 su particular julio de 2005. Berria, Irish Times (Irlanda), O Globo (Brasil), Le Figaro (Francia), Frankfurter Allgmeine Zeitung (Alemania), La Stampa (Italia), BBC (Reino Unido), Aftonbladet (Suecia) y El País dieron rápida cuenta de ello. A las 19.00 horas, muchos periodistas vascos tenían ante sí la noticia que soñaron dar. Una sola frase, una sola cita de ese final del principio: “ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada”.