BILBAO. Después de que el PNV apostara por la legalización de Bildu hasta el punto de poner en suspenso sus relaciones con Zapatero tras el veto del Supremo, y después de que aprovechara su interlocución con Moncloa para transmitirle mensajes de la izquierda abertzale, Iñigo Urkullu cree que ha llegado el momento de que la formación deje atrás eventuales vértigos y salte al vacío sin la red proporcionada por otros partidos. El presidente del EBB, que ha defendido la necesidad de estimular las vías políticas para achicar espacios a las estrategias violentas, recordó ayer que su formación se ha comprometido con el acompañamiento exigido para que la sensibilidad acometiera su "ciaboga", pero avisa de que, tras la petición de Aiete de un cese definitivo de la actividad armada, es a la izquierda abertzale a quien corresponde "desarmar a ETA".

Así lo hizo saber en una comparecencia convocada para valorar la Declaración de Aiete, con la que se exigió a la organización que deponga las armas sin posibilidad de vuelta atrás como condición previa para abordar un diálogo exclusivamente técnico con el Gobierno español, mientras los partidos habrían de dirimir sobre aspectos políticos. La petición del burukide no se presentaría inasumible, ya que la propia izquierda abertzale podría verse obligada a acatar hasta las últimas consecuencias la Declaración de Aiete después de haber apostado por la internacionalización del conflicto y tras haber avalado el papel de los mediadores. Además, ese mismo sector político estuvo presente en la Conferencia que exigió el cierre de persiana. En una similar disyuntiva se hallaría ETA, que asumió esa labor de mediación al mostrarse dispuesta en marzo a una verificación informal de su alto el fuego.

Una apelación a los activistas podría catapultar a Sortu hacia la legalización, ya que Madrid ha recalcado que no pasará el filtro mientras la organización perviva o la sensibilidad política no pida su disolución. Por lo pronto, la izquierda abertzale mostró ayer su adhesión al texto. "Se ha ceñido al guion preestablecido. Lo que no hace directamente, lo hace indirectamente con su adhesión a la declaración. Pero lo hace, y lo aplaudimos", explicó Urkullu. El jeltzale pidió que prosiga su camino sin muleta alguna para que culmine un viraje que ha emprendido de la mano de Bildu, y que le ha permitido llegar a acuerdos antes demonizados, toda vez que habría optado por acatar el ordenamiento haciendo ondear la rojigualda en fachadas de edificios públicos a pesar de sus evidentes discrepancias, como ya le sucediera al PNV. "Les animamos a que perseveren, a que no vuelvan atrás ni dejen que nadie les vuelva hacia atrás. El tiempo de las escenificaciones ha terminado", zanjó, para pedir después a ETA que decrete su final sin demora y de manera "inequívoca".