madrid. Los presidentes de la Comisión Europea (CE) y del Consejo Europeo, José Manuel Durao Barroso y Herman Van Rompuy, así como representantes de los ejecutivos de Madrid, Berlín o Londres afirmaron ayer que ven "legítimas" y "comprensibles" las reivindicaciones del movimiento de los indignados, expresadas en las manifestaciones celebradas en todo el mundo el pasado sábado, pero no rectificarán sus políticas. "Comprendo la frustración y la indignación de tantos ciudadanos en Europa y más allá", afirmó Barroso al ser preguntado en una rueda de prensa, declaraciones que también comparte Van Rompuy. No obstante este último añadió que algunas de las medidas que se están cuestionando "pueden ser impopulares, pero son indispensables".

El presidente de la CE admitió que el movimiento de los indignados "se ha convertido en global", y afirmó que es resultado de algunas decisiones "irresponsables" y en algunos casos "ilegítimas" tomadas en el sector financiero, aunque defendió que lo primero es "restablecer el equilibrio en la economía" y "mostrar resultados concretos" en términos de empleo.

Mensajes similares llegaron desde Berlín o Madrid. El Gobierno alemán expresó su "comprensión" hacia las protestas, aunque dijo que "hay que evitar responsabilizar exclusivamente a los bancos de la crisis actual". "El Gobierno alemán registra esas protestas como una expresión de un deseo de justicia y en principio tiene comprensión por el sentimiento de que el sector financiero no muestra toda la responsabilidad que debiera hacia la gente y hacia la economía real", señaló el portavoz del gobierno, Steffen Seibert.

En España la ministra de Defensa (y cabeza de lista al Congreso por el PSC en la circunscripción de Barcelona) Carme Chacón, indicó que comparte algunas de las preocupaciones que expresan los indignados, negó que todos sus integrantes sean "marginales", como asegura el PP. Dijo que "toman nota" de las propuestas del 15-M, pero no anunció rectificación alguna.