De unos años a esta parte, el Pleno de Política General se ha convertido en un acontecimiento mucho más doméstico de lo que fue en su día. Ayer en el Parlamento Vasco apenas se dieron cita setenta invitados, y aunque las radios realizaron programas especiales desde el hall de la segunda planta de la Cámara y la tribuna de prensa estaba a rebosar, la expectación que despertó la declaración de intenciones del lehendakari no fue más allá de lo que exige el guión.

Como cada año, el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, compartió un cortado con las parlamentarias del PNV en el bar que hay junto a la Cámara, donde no coincidió por apenas un par de minutos con la consejera de Cultura Blanca Urgell. A las puertas del Legislativo, una melé de fotógrafos esperaba a las autoridades. El lehendakari, Patxi López, llegó caminando desde Ajuria Enea junto a su esposa, Begoña Gil. Poco antes había entrado al Parlamento el ya presidente en funciones del Senado, Javier Rojo, junto con su hija Natalia, parlamentaria vasca, pero la novedad ayer era Martin Garitano.

Las tarjetas de memoria de los fotógrafos tenían varios gigas reservados para el momento en el que el diputado general de Bildu compartiera palco con sus homólogos alavés y vizcaíno, tras cuatro años de gobiernos jeltzales en las tres diputaciones vascas.

Garitano ofreció la mano al popular Javier De Andrés, que le respondió con un escueto qué tal, y los tres diputados se sentaron junto al presidente de las Juntas Generales alavesas, Juan Antonio Zárate -faltaron sus homólogas vizcaína y guipuzcoana-, a Rojo y al delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces. Con quien departió más Garitano fue con viejos compañeros de profesión -el diputado general guipuzcoano es periodista, al igual que el alavés-, salvando el panel de madera que separa el palco de autoridades del de la tribu, nutrido ayer con los habituales de los plenos y los enviados especiales.

directores y asesores Si la segunda planta era la reservada a la prensa, a las autoridades y a invitados como la senadora alavesa Yolanda Vicente, la diputada María Teresa Rodríguez Barahona, o la juntera de Bildu Lorena López de Lacalle, que luego hizo de anfitriona de Maiorga Ramirez, la tercera estaba abarrotada por asesores y directores del Gobierno Vasco, muy atentos a lo que decía el lehendakari sobre sus áreas de responsabilidad. Como espectadores también asistieron ayer la directora de Atención a las Víctimas del Terrorismo, Maixabel Lasa, o el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra.

En los escaños también se notaba que no era un día más, sobre todo para Mireia Zarate y Kerman Orbegozo, que tras las elecciones municipales sustituyen en la bancada del PNV a Unai Rementeria y Eider Mendoza, respectivamente; y para los populares Manuel Michelena y Nerea Llanos, que ocupan los escaños liberados por Ramón Gómez Ugalde y Esther Martínez. Los parlamentarios se esmeraron, en general, con el vestuario, apenas había escaños vacíos -normalmente se hace mucho trabajo de oficina en las dependencias de los grupos-, y se echaban de menos los portátiles que habitualmente se utilizan en el salón de plenos para adelantar trabajo o revisar el correo y la prensa digital.

Los portavoces de cada grupo tomaban nota en sus cuadernos de las propuestas de López para replicarle por la tarde, mientras sus compañeros se volcaban en radiar, a través de los móviles y las tabletas digitales, el detalle, minuto a minuto, de la intervención de López.

Twitter fue ayer una de las grandes novedades con respecto a ediciones anteriores. El socialista Óscar Rodríguez, el popular Borja Semper, el jeltzale Andoni Ortuzar, Oxel Erostarbe desde Aralar, todos querían plasmar en Internet su visión sobre una intervención aplaudida por todos los socialistas presentes en la sala. Del resto de los presentes, tan sólo el popular Leopoldo Barreda dio tres tímidas palmadas antes de pasar a la sala de prensa para dar su visión sobre lo dicho y acontecido durante la mañana.

estreno de la sala de prensa Fue el de ayer un día más que oportuno para estrenar este nuevo espacio del Parlamento, que uno a uno fueron probando los portavoces de los grupos para valorar su impresión sobre el discurso del lehendakari, y para comprobar que ahora disponen de una puerta trasera por la que salir huyendo de los periodistas que les suelen asaltar cuando terminan las ruedas de prensa.

Como asaltaron, en los pasillos, a los diputados generales. Bilbao, más bregado en estas lides, desapareció como por arte de magia de regreso hacia la capital vizcaína, y dado que Garitano tiraba de móvil para ganar tiempo, Javier De Andrés -el único que por la tarde volvería a la Cámara-, se encontró sólo ante los medios de comunicación. Daba igual, tenía cosas que decir. Finalmente, el representante de Bildu también cedió ante los informadores y se sometió a sus preguntas.