Pamplona. A tres meses de unas elecciones tras las que el partido que tiene casi todos los boletos para gobernar, el PP, ha advertido de que hará todo lo posible para ilegalizar a Bildu, ayer el ministro de la Presidencia del Gobierno central, Ramón Jáuregui, salió a los medios para dar un poco de aire a la coalición. Jáuregui aseguró que el PSOE no pedirá la vuelta a la clandestinidad de la izquierda abertzale mientras no incumpla los preceptos de la nueva Ley de Partidos, y apostó por "ser inteligentes" y no "cometer errores" que desvíen de sus cauces "un proceso enormemente esperanzador".

"Debemos ser inteligentes y mantenernos unidos para asegurar que esa página de nuestra historia, que fue la violencia, desahogue definitivamente hacia la política y acabe para siempre. Es lo inteligente y lo sensato y es lo que está haciendo este Gobierno", afirmó Jáuregui en una entrevista concedida a Efe.

Sin abandonar la teoría del exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de que Bildu debe ser sometida a una vigilancia constante y con lupa, el político vasco advirtió sobre la inconveniencia de poner trabas a la deriva hacia las vías exclusivamente políticas de la izquierda abertzale, que "se comprometió con la paz y con unos estatutos que rotundamente rechazan la violencia". Y que lo hizo, afirmó, "no condicionada por ninguna negociación previa", sino como "consecuencia de su derrota, de su propia reflexión".

Jáuregui insistió en que "no hay argumentos" para aplicar la ilegalización sobrevenida que prevé la Ley, por mucho que Bildu no haya pedido la disolución de ETA, y descartó que antes del 20-N la organización publique un comunicado en el que anuncie que lo deja, un golpe de efecto que relanzaría la carrera de Rubalcaba hacia la presidencia.

"Es muy probable que el final de la violencia no se produzca por grandes comunicados, sino por la continuidad de un proceso que ojalá sea ya irreversible", dijo, pues "estas cosas no se acaban de la noche a la mañana como en las películas, con un the end".

Las declaraciones de Jáuregui se produjeron un día después de que, según publicó El País, el ministro pidiera al secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Bertone, que implique a la iglesia vasca en la difusión de un mensaje "reconciliador" que ayude a acabar definitivamente con la violencia, aunque según se confirmó ayer no obtuvo compromiso alguno por parte de la diplomacia vaticana.

Mientras Jáuregui quitaba presión a la izquierda abertzale, a la directora de campaña de Rubalcaba, Elena Valenciano, le tocaba mantener la tensión y recordar a Bildu que su "misión, si quiere permanecer en el juego democrático", es "convencer a ETA de que lo deje definitivamente", por mucho que optara por las vías políticas cuando se le dio a elegir entre "las pistolas o los votos". Sin embargo, tampoco para Valenciano es ahora el momento de pedir la ilegalización, aunque a los socialistas les "repatee" ver a concejales de Bildu en las instituciones.