vitoria. ETA se ha pronunciado históricamente tras cada cita con las urnas para hacer su propia lectura de los resultados obtenidos por cada formación y el escenario que estos dibujan. Así lo hizo con EHAK, arrogándose su éxito, como lo había hecho antes con las distintas marcas y como siguió haciéndolo incluso después de las distintas ilegalizaciones. Sin embargo, tras el cambio reflejado tras las últimas elecciones en el mapa municipal y foral, en el que la irrupción de Bildu se ha convertido en la auténtica protagonista, el silencio de ETA llama la atención de muchos analistas e incluso de algunos conocedores de la situación interna de la organización consultados por este diario, que intuyen tras él la prueba de que el pulso interno ha llegado a la cúpula, que se esfuerza para perfilar un mensaje de consenso antes de dar un paso público en falso.

la clave de la comunicación Los últimos meses han sido testigos de varias noticias relativas con el aparato de comunicación externa de la organización, encargado hace un año de activar una campaña que preparara el terreno hasta la llegada del alto el fuego permanente que luego haría público. Pero en el camino también se han producido episodios extraños como la carta que el facilitador sudafricano Brian Currin recibió en su propia casa en la que alguien que decía hablar en nombre de ETA le pedía que se quitara de enmedio. La dirección se vio después obligada a hacerle llegar un desmentido, en el que por el contrario agradecía su interés en la solución del conflicto vasco. Una organización clandestina como ETA debe cuidar extremadamente su comunicación externa, ya que es prácticamente la única vía que tiene para explicar a la población qué pasa por su cabeza, y no puede permitirse patinazos de este tipo, ya sean fruto de la intoxicación o de la discrepancia. Y, por eso, los expertos consideran que ahora mide cada palabra para aportar y no generar más ruido interno.

Según se desprende del último informe policial filtrado convenientemente a la opinión pública, la Policía cree que la organización ha desmontado la poca estructura que aún sostenía a Ekin, ilegalizada por cuanto sus integrantes pasaban por ser una especie de comisarios políticos encargados de que las instrucciones de ETA impregnaran la acción política de la izquierda abertzale. Esto abonaría la tesis de que los políticos, y entre ellos los posibilistas, han conseguido hacerse por fin con el timón del MLNV y ETA acepta que le releven a la vanguardia del movimiento.

Sin embargo, el hecho de que esta organización esté disuelta no significa ni que su medio centenar de militantes desaparezcan del mapa ni que lo hagan otros duros encuadrados en organizaciones como Segi, como demuestran las voces que se pueden rastrear en algunas webs de este corte en las que siguen defendiendo que este cambio ha sido "un ataque a la organización armada" construido a base de "mentiras" y medias verdades en el proceso asambleario, del que incluso esperan reírse en el futuro "como ahora nos reímos del PCE de Carrillo o de los polimilis", dicen, mientras se hacen cruces por el compromiso de rechazo de la violencia firmado por los cargos electos de Bildu.