El fin del bloqueo en la Franja de Gaza y el apoyo humanitario a la población palestina son el objetivo prioritario de la segunda Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza, grupo activista que viajará a finales de junio -los motivos de seguridad dejan en el aire la fecha de salida- y que contará con la nutrida cifra de 50 voluntarios en Israel -una de las más numerosas a nivel europeo- además de una expedición de ayuda solidaria, que incluyen materiales médicos, escolares y de construcción. El personal que viajará a bordo del Gernika junto a otros 11 buques, ha sido seleccionado bajo un riguroso proceso de elección, donde se han tenido en cuenta el grado de experiencia de cada tripulante o el conocimiento sobre la situación palestina, entre otros elementos de protección y seguridad.

Después de un año de durísimo trabajo realizado, Rumbo a Gaza logró la meta inicial de la compra del barco Gernika, sufragado a base de donaciones y campañas de sensibilización, además del cargamento de material valorado en 600.000 euros. Se prevé que la estancia de la misión oscile entre las tres semanas y un mes, aproximadamente. El barco zarpará desde un puerto del Mediterráneo y evitará las aguas israelíes hasta llegar a la franja, donde una fiesta de bienvenida aguarda a la tripulación.

La misión consiste en hacer saber de primera mano a la sociedad española la situación "insostenible" que padecen millón y medio de palestinos, un bloqueo "inhumano", en palabras de Iñaki Errazkin -futuro pasajero de la expedición-, al que se le debe dar una rápida salida con una implicación solidaria. La finalidad del grupo activista, además de dar a conocer la situación política del lugar, será la de dar cobertura humanitaria, transportando material clínico, escolar y de construcción para la ciudadanía de Gaza.

La labor no contará con el amparo y respaldo del Gobierno español, quien ha sugerido a la flotilla abandonar el objetivo de arribar a Gaza, misma sentencia del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Dentro del elenco de personas representativas tanto de ámbitos políticos, culturales y sociales, destacan las presencias del eurodiputado Willy Meyer, el exsenador Joan Josep Nuet, el actor español Willy Toledo o la del periodista Iñaki Errazkin, entre otros.

Precisamente, el nombre elegido para el barco que zarpe hacia Gaza, ha sido el de Gernika, un homenaje a las víctimas del bombardeo nazi a la ciudad vasca en 1937. Sin duda, se trata de un paralelismo "entre dos pueblos, para que nadie olvide nunca a las verdaderas víctimas de la ocupación", señaló Manuel Tapial, uno de los tres activistas españoles que el pasado año viajó a bordo del Mavi Marmara, embarcación perteneciente a la primera Flotilla de la Libertad. En aquella ocasión, los tripulantes sufrieron daños severos, como las nueve muertes a manos de los comandos israelíes, además de 50 heridos y cerca de 700 secuestrados. Fue unánime la respuesta y posterior condena de la comunidad internacional.

Además del Gernika, 20 países se unirán a la gran coalición que formará el nuevo escuadrón, pese a las presiones y amenazas recibidas por parte de las autoridades de Israel con el único fin de impedir y detener los objetivos de la Segunda Flotilla. La aventura ha sido catalogada de "alto riesgo" y para ello los activistas han pedido al gobierno español una protección para toda la tripulación, aunque por ahora, la respuesta ha brillado por su ausencia.

La tripulación de la segunda Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza, ha pedido a las instituciones internacionales una inspección de sus barcos para así comprobar y certificar que el único propósito en la iniciativa es de carácter humanitario y de ayuda para una población "indefensa que sufre ante las autoridades israelíes", además del firme control de las fronteras, la falta de medios y la dependencia financiera.