Portugal celebra unas elecciones legislativas anticipadas que podrían poner fin a meses de agitación política y económica, y tras las cuales el nuevo gobierno tendrá que aplicar las duras medidas incluidas en el rescate de 78.000 millones de euros. La oposición de centroderecha podría ser hoy la fuerza más votada, según los pronósticos, y arrebatar el poder a los socialistas. Las encuestas de la última semana dan una ventaja de al menos seis puntos al Partido Social Demócrata (PSD), de Pedro Passos Coelho, que lograría entre el 36% y 38,5% de los votos sobre el Partido Socialista del primer ministro José Sócrates, que obtendría entre un 30,1% y 31%. Las encuestas otorgan al Partido Popular (CDS-PP, demócrata cristiano) un apoyo que podría alcanzar el 11%, suficiente para otorgar una mayoría parlamentaria al PSD. Mientras, los dos partidos a la izquierda del PS, comunistas y Bloque de Izquierda, parece que no conseguirán superar en conjunto el 15% de los votos. Sin embargo, resulta impensable un acuerdo de gobierno entre los socialistas y estos dos partidos de izquierdas. De hecho, nunca ha sido posible; un problema que no tiene, en cambio, la derecha. Por ello, nadie duda de un alianza postelectoral entre PSD y CDS-PP.
Ante esa posibilidad, todas las miradas se dirigen a los democristianos, que pueden darle a Coelho la tranquilidad que no ha tenido el Ejecutivo de Sócrates en los veinte meses que ha durado la última legislatura. Liderado por Paulo Portas, el discurso del CDS-PP ha tenido como eje a los agricultores lusos, a las pequeñas y medianas empresas y a las personas de mayor edad.
En una de las últimas encuestas, Portas figura como el aspirante más popular entre el quinteto de principales candidatos, superando al actual primer ministro y al favorito en estas elecciones, Coelho. Incluso, obtiene una mejor posición que el actual presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, tradicionalmente muy bien valorado. Según los sondeos, los resultados van a confirmar al CDS-PP como la tercera y ascendente fuerza, y en esta votación, también puede ser la llave de un Gobierno con mayoría absoluta.
El Partido Socialista y el PSD buscan el favor de un electorado agobiado por la crisis y el desempleo que acude a las urnas por segunda vez en cuatro meses. Ambas formaciones han reconocido que su programa electoral está marcado por el cumplimiento de los ajustes económicos y laborales exigidos por la UE y el FMI para rescatar al país de la quiebra. Y en torno a este tema ha girado toda la campaña electoral. Aunque todos los partidos aceptaron las condiciones del rescate en abril, antes de la convocatoria electoral, la clave para los inversores será la autoridad que tendrá el próximo gobierno para conseguir aprobar las medidas de austeridad. Durante la campaña, los principales candidatos han intentado evitar hablar de las consecuencias del rescate.