rita álvarez tudela

Ding Zilin tiene 74 años, varios intentos de suicidio a sus espaldas y lleva buena parte de su vida luchando porque el Partido Comunista Chino pida disculpas públicamente por la muerte de su hijo Jiang Jielian en la matanza de la plaza de Tiananmen cuando tenía tan sólo diecisiete años. Ding, profesora natural de Shanghai, encabeza hoy el grupo llamado Madres de Tiananmen, una asociación que agrupa a 127 familiares de víctimas de la matanza de estudiantes de junio de 1989, que trabaja porque se haga un recuento oficial del número de fallecidos y se den compensaciones de acuerdo con la ley.

Este año se cumple ya el 22 aniversario del sangriento episodio en el que pudieron haber perdido la vida entre 2.000 y 3.000 personas, según estimaciones de las "Madres" o de organizaciones e instituciones como la Cruz Roja, y que el Gobierno chino mueva ficha parece todavía complicado. Según los testimonios, el hijo de Ding, profesora nacida en Shanghai, fue uno de los primeros en ser asesinados en la céntrica plaza de la capital china en la noche del tres al cuatro de junio, tras ser disparado por las fuerzas del Ejército Popular de Liberación, que tenía la orden de despejar la plaza. Ding conoció a otra madre que había perdido a su hijo en la plaza, Zhang Xianling, de 70 años, y poco a poco crearon un grupo de ayuda que ha continuado creciendo y manteniendo viva la memoria de los vástagos perdidos en sus 16 años de historia.

Desgraciadamente más de una veintena de los progenitores ya han fallecido por su avanzada edad y no han podido ver con sus propios ojos su sueño hecho realidad, este hecho podría afectar a más padres, ya que muchos tienen una edad comprendida entre los 70 y los 90 años. Desde que comenzó esta lucha, la vida diaria de Ding no ha sido fácil. Vive bajo el control de sus movimientos, de sus acciones y de sus testimonios. Sufre incluso la detención, como le ocurrió en el año 1991 durante más de 40 días tras conceder una entrevista a una televisión estadounidense. En el año 2003 llegó a estar nominada al Premio Nobel de la Paz, pero este hecho no hizo sino aumentar el control sobre ella por parte de las autoridades chinas, especialmente cuando se acerca la fecha del aniversario de la matanza, en la que ella y su marido son puestos bajo arresto domiciliario para evitar cualquier protesta o acto de homenaje en público. Con motivo del Premio Nobel de la Paz el año pasado al ciudadano chino Liu Xiaobo, Ding y su marido, Jiang Peikun, estuvieron bajo vigilancia doméstica ilegal y sus teléfonos móviles dejaron de funcionar. Además, el galardonado dedicó el premio "a los mártires de Tiananmen" desde prisión, donde cumple una condena de once años por haber redactado la Carta 08, en la que demanda que se cumplan los derechos recogidos en la Constitución china, además de pedir reformas democráticas en el gigante asiático. En total, el grupo de Madres de Tiananmen ha documentado con nombres y apellidos la muerte de más de dos centenas de jóvenes a manos de las tropas armadas y con vehículos acorazados que tomaron la plaza y utilizaron la fuerza para despejar las protestas de varias semanas, tras el intento de hacerlo de forma pacífica la jornada anterior.

"queremos la verdad" Desde que ocurriesen estos hechos, Pekín no ha condenado lo ocurrido ni ha pedido disculpas ni compensado económicamente a las familias, pero ahora, familiares de las víctimas han hecho público en una carta que oficiales de seguridad se han dirigido a una de las familias de una víctima para ofrecer una cantidad no específica de dinero por los hechos ocurridos. "La citada líder de las "Madres de Tiananmen" rechazó la oferta diciendo "queremos la verdad, no el dinero", si bien el grupo dio la bienvenida a este primer gesto desde el Gobierno del régimen comunista, aunque puntualizando que los primeros pasos están muy lejos de las demandas de las familias de los fallecidos. "Los visitantes (las autoridades) no hablan de hacer público la verdad, de realizar investigaciones judiciales, o de dar una explicación para el caso de cada víctima", subraya el grupo en la carta. "En cambio, sólo plantean la cuestión de la cantidad a pagar, haciendo hincapié en que esto es para este caso en concreto y no para las familias del grupo en su conjunto", precisa el documento. Además, piden el fin de las "restricciones constantes de vigilancia y personal" de las familias de las víctimas, para que se creen así las condiciones oportunas para poner sobre la mesa un diálogo. Otro punto del documento es el deterioro de los derechos humanos en China, tras las detenciones de activistas, abogados y disidentes, siendo el último caso el del artista Ai Weiwei, una de las figuras del arte contemporáneo chino más conocidas y valoradas en el extranjero. "Si las autoridades simplemente quieren solucionar el conflicto del Cuatro de Junio (de 1989, como se conoce en China) con dinero y hacerlo bajo cuerda, ¿qué tipo de resultados va a producir esto?", añade la carta de las madres de las víctimas, publicada por la organización pro derechos humanos Human Rights in China con sede en EEUU. Mientras, el portavoz de turno del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Hong Lei, aseguró que "en cuanto a la turbulencia política que tuvo lugar en el siglo pasado a finales de 1980, el Partido Comunista y el gobierno ya ha hecho una conclusión". Desde que comenzasen las protestas a mediados de febrero en los países árabes, que provocaron la caída de los líderes en Túnez y Egipto, y el intento de Revolución de Jazmín en las principales ciudades chinas, las autoridades han detenido a la mayoría de los activistas y disidentes, además de a personas destacadas de otros colectivos como abogados, y han controlado más de cerca el trabajo de los periodistas.

"El Gobierno chino está más lejos que en años anteriores de garantizar a los ciudadanos chinos sus derechos fundamentales y las libertades, que son las mismas causas que llevaron (a los manifestantes) a la Plaza de Tiananmen en Pekín" en 1989, señalaron desde la organización Human Rights Watch. Una de las activistas detenida durante tres meses es la abogada Li Tiantian, oriunda de Shanghai, que ha sido puesta en libertad hace apenas una semana. Li en un principio dijo que no contaría detalles de su detención, pero cuando descubrió que la Policía había hostigado a su novio y sus familiares decidió contar en Twitter.