BILBAO. Cada cita con las urnas es un mundo, pero los números sirven para marcar tendencia. A dos años vista de los próximos comicios que deben designar al próximo lehendakari -siempre que no haya un adelanto electoral-, la extrapolación de los resultados de las forales a unas autonómicas arrojaría una fotografía del Parlamento radicalmente diferente a la actual.
Los más de 310.000 votos de diferencia entre las fuerzas abertzales -PNV, Bildu y Aralar- sobre el bloque constitucionalista -PSE-PP- presentaría una Cámara en la que el 62% de los parlamentarios sería nacionalista. Frente a los treinta y cinco escaños que suman ahora en la Cámara los abertzales, superados por los treinta y ocho de socialistas y populares, el partido de Iñigo Urkullu y la coalición formada por EA, Alternatiba e independientes, se repartiría cuarenta y seis asientos (veinticuatro los jeltzales por veintidós de Bildu), a los que hay que sumar el parlamentario que renovaría Aralar (frente a los cuatro actuales). Es decir, con los simpatizantes de la izquierda abertzale con opción para poder votar -en las pasadas autonómicas no pudieron presentarse al ser ilegalizadas Askatasuna y D3M-, la mayoría social vasca se aleja de la que refleja la Cámara de Gasteiz, algo que puede dificultar el resto de legislatura del lehendakari Patxi López, sabedor de que su pacto con los populares ya ni representaría a más del 32% de los ciudadanos. Números que habrán hecho saltar las alarmas en las direcciones de ambas formaciones, sabedores que la reconfiguración del panorama político vasco, con la diferenciación clara de cuatro bloques, no beneficia la estrategia de pactos que han mantenido hasta ahora.
Antes de desgranar los resultados herrialde a herrialde, es significativo analizar cómo quedaría la entente PSE-PP con la extrapolación de las forales a unas autonómicas ficticias. Y el resultado no puede ser más negativo, sobre todo para los intereses del partido liderado por Patxi López. Si los populares de Antonio Basagoiti aguantarían el tirón y repetirían los trece escaños que obtuvieron en 2009, el PSE protagonizaría otra debacle como la del pasado domingo. Los socialistas pasarían de los 25 escaños con los que cuentan en la actualidad a trece, doce representantes menos que les situarían como la cuarta fuerza en el Parlamento Vasco. Un bagaje nada halagüeño que dejaría en suspenso el pacto que posibilitó la llegada de Patxi López a Ajuria Enea.
Los 180.806 votos logrados por el PSE en las elecciones forales se traducirían en esos trece asientos en la Cámara de Gasteiz, un resultado negativo que colocaría a los socialistas en guarismos de 1980, donde se quedó con nueve asientos (en aquella ocasión todavía no habían integrado a Euzkadiko Ezkerra). En poco más de dos años, el PSE se ha dejado 130.000 sufragios por el camino, todo lo contrario que su socio preferente, el PP, que prácticamente ha calcado los sufragios que sumó en las autonómicas de 2009. Aunque la suma de ahora, 337.601 votos (33,65%), suponen 130.000 sufragios menos que los que los partidos de López y Basagoiti, más UPyD, lograron en las autonómicas de hace dos años (486.493 votos y el 46,95%).
Un dato que no es baladí es la poca influencia que al parecer ha tenido la presencia de socialistas y populares en el Gobierno vasco, ya que, pese a que tradicionalmente estar en el gobierno es un punto a favor que puede repercutir en una mayor suma de votos, ambas formaciones apenas superan el 30% de la representación.
En cuanto a las fuerzas abertzales, el PNV sería, al igual que hace dos años, la fuerza más votada si se extrapolan los datos del 22-M a unas autonómicas, aunque descendería el número de asientos en el Parlamento. El partido de Iñigo Urkullu pasaría de los treinta actuales a veinticuatro, mientras que Bildu irrumpiría en la Cámara con veintidós, colocándose como la segunda fuerza. Por herrialdes, los jeltzales serían los más votados en Bizkaia (superando a la coalición abertzale en cuatro miembros, frente a los cuatro que obtendrían PSE y PP), al igual que en Araba, donde empatarían a siete con los populares. En Gipuzkoa, por el contrario, Bildu repetiría la victoria que ha obtenido en las Juntas, ya que lograría diez escaños, tres más que el PNV y el doble que los socialistas vascos.