vitoria. En una campaña electoral de desconcierto para todas las formaciones políticas, el PSE recurrió ayer a terreno seguro y apeló al discurso que ha mantenido desde que Patxi López accedió a Ajuria Enea. El lehendakari, tras una semana de protestas ciudadanas ante los grandes partidos, reivindicó para el PSE el haber conseguido celebrar "la primera campaña sin violencia".
López recordó a los concejales socialistas amenazados y aseguró que fue "la política de firmeza democrática" emprendida por el Gobierno Vasco con la que "empezamos a acariciar con los dedos el fin de ETA".
A esa política de tolerancia cero apeló López para pedir "un último apoyo a la ciudadanía vasca para defender la paz y la convivencia democrática". El líder del PSE situó a su partido como integrador de toda la sociedad frente a un PNV dispuesto a "pactar con Bildu" y defendió la gestión de los socialistas en Euskadi y Vitoria recurriendo a los últimos datos sobre el incremento del turismo.
Sin embargo, y aunque echó mano de los valores seguros del discurso socialista, también hizo una referencia a esos desencantados a los que no ha podido convencer a través de las redes sociales. Aunque en la Puerta del Sol "no hablan de patrias ni banderas", López no siguió la estela del resto de políticos con respecto a este movimiento y se mostró sorprendentemente crítico. "Yo no ofrezco soluciones románticas de película que cambien el mundo de la noche a la mañana y luego sólo generan frustración".
Txarli Prieto, en cambio, sí hizo un guiño "a los románticos y los utópicos", a quienes dedicó la mayor parte de su discurso. El candidato a diputado general afirmó que "lo público no llega a todo", descargando la responsabilidad de la situación económica en los poderes financieros y "en la derecha, que no puso freno a la especulación".
Según el secretario general del PSE alavés, los socialistas "no hemos creado la crisis, pero hemos estado cuando se ha desarrollado, muchos creen que somos más responsables que los demás, y no es así". Prieto, quien también celebró que la campaña se haya desarrollado por primera vez sin la amenaza del terrorismo, alertó de que "la derecha está movilizada porque es muy pragmática", y que por ello "el que se quede en casa les dará su voto".
Patxi Lazcoz, por su parte, recurrió al humor para lanzar un último ataque a Javier Maroto, el candidato del PP y principal rival del socialista en las urnas. El alcalde pidió al público que respondiera a sus preguntas sobre quién, a su juicio, quiere paralizar la remodelación del Casco Medieval, el soterramiento, las inversiones en barrios o la estación de autobuses, y el público dio al unísono el nombre de Maroto. Con el candidato del PNV, Gorka Urtaran, Lazcoz optó por el desprecio: "no vamos a hablar más de él, vamos a lo importante", aseguró.
Por último, Lazcoz reivindicó para sí el galardón Green Capital o el Europa Nostra, el Plan Alhóndiga, la presencia de Vitoria en la ONU o la mejora de las instalaciones deportivas. También recordó que Vitoria es la segunda ciudad con menos paro del Estado, aunque afirmó que su "obsesión" son los más de 18.000 parados registrados en la ciudad.