Vitoria. Cinco personas esperaban acontecimientos, sentadas en el monumento a la Batalla de Vitoria, ayer a las ocho menos diez. Vitorianos anónimos habían convocado una concentración a través del Facebook de Democracia Real Ya en la plaza de la Virgen Blanca a las ocho en punto, con el fin de reclamar el poder para los ciudadanos. Pero iba llegando gente, unos con globos amarillos, otros con lazos del mismo color confeccionados en casa, otros con panfletos. Desconocidos entre ellos, se preguntaban unos a otros: ¿qué eres, de... del ente? A las ocho y media, eran ya un centenar las personas que, sentadas en un enorme corro improvisado, formaban un escenario central en el que la gente indignada salía a lanzar sus propuestas y quejas.
Rechazo al bipartidismo, organización de un espacio concreto en el que depositar mensajes en la capital alavesa, peticiones de unidad y organización, el principal hándicap de este movimiento espontáneo; promoción a la manifestación que, permitida o no, discurrirá el sábado de forma silenciosa a las 18.00 horas desde la plaza de Bilbao, o la constatación de que "se les ha acabado el chollo y les tiembla la voz".
Todos esos mensajes se lanzaban desde una improvisada tribuna callejera y ante un auditorio bastante más heterogéneo que el que se suele ver en los mítines al uso. Había jóvenes, gente de mediana edad, mayores y niños; inmigrantes, chavales de estética heavy o rapera, austeras señoras de pelo blanco, parejas vestidas de punta en blanco, de peinado inmaculado y jersey sobre los hombros, gente normal pero distinta, con una cosa en común: la indignación.
"No existe un núcleo, somos un conjunto de ciudadanos que estamos descontentos y que queremos que se nos vea. Es cierto que hay un grupo que recibe correos electrónicos, pero nada más", responde Mikel, que reparte globos amarillos desde antes de que dieran las ocho.
Mikel -el nombre es ficticio, pues no quiere erigirse en portavoz del movimiento- ha participado desde el principio en la gestación de Democracia Real Ya en Gasteiz. Todo empezó el 7 de abril, cuando el movimiento Juventud Sin Futuro sacó a 5.000 personas a las calles de Madrid para reclamar que sus títulos universitarios sirvan para algo.
Sensibilizados por lo que vieron en la televisión, una decena de vitorianos empezó a dialogar en las redes sociales sobre la distancia que separa al poder de los ciudadanos, que en teoría lo ejercen a través de las urnas. El grupo fue creciendo a la vez que Democracia Real Ya empezaba a cobrar importancia en Internet, y los vitorianos realizaron entonces su aportación al movimiento asambleario que ha llenado la Puerta del Sol de Madrid, ha sorprendido al mundo y ha pillado a los políticos con el pie cambiado.
En el grupo de Internet de Gasteiz nació la idea de la Ola Amarilla, que se está extendiendo a otras ciudades del Estado como logotipo de un movimiento tan espontáneo que carece de cualquier tipo de organización.
De eso se va a empezar a hablar en breve, de cómo canalizar el mosqueo de un colectivo diverso, que carece de líderes por principio y que hoy se reunirá de nuevo en la Plaza de los Fueros a las 20.00 horas. La única consigna es que "todos los que queremos empoderarnos como ciudadanos", como afirmaba otro de los muñidores de la Ola Amarilla, vistan prendas de ese color, y lleven globos o lazos amarillos. Están prohibidas las llamadas al voto a una u otra formación, y prohibidas las pancartas de partidos o sindicatos, pues se trata de un movimiento que ha reunido ya a 500 personas para la marcha del sábado a través de Facebook y que carece de una honda carga política precisamente por su diversidad. La contestación frente al sistema político y financiero es su único punto en común, y la idea es que el sábado se siga en esa línea.
"Salimos a pasear, simplemente. Se recomienda que la gente vaya vestida de amarillo, e intentaremos ir en silencio, porque sabemos que es jornada de reflexión y puede haber quien se sienta herido en su sensibilidad, pero como no somos una organización política, no pedimos el voto para nadie, nos haremos ver y ya está, no queremos influir", explica Mikel.
El 15-M salieron a la calle en Vitoria alrededor de 500 personas para dejarse ver, pero también para empezar a fortalecer las redes creadas. "Cogimos correos electrónicos, dijimos a la gente que planteara propuestas sobre lo que quería cambiar o con lo que está descontenta, y desde entonces tenemos el correo saturado", explica Mikel. Ese correo es araba@democraciarealya.es, y está abierto a sugerencias.
Ayer la Ola Amarilla se encontraba aún en la fase de la indignación y la ilusión, más que en la de las propuestas. La gente que salía a hablar rechazaba el bipartidismo, pedía que no se culpara a los inmigrantes de la crisis, proponía crear "algo realmente válido", y reivindicaba su "derecho a salir a la calle".
José Carlos, otra de las personas que ha estado desde el principio en la ramificación alavesa de Democracia Real Ya empieza a pensar en los retos inmediatos que se avecinan. "Cuando propusimos crear la Ola Amarilla la gente participó, y cada vez hay más implicación, pero ahora tenemos que organizarnos, porque esto no tiene ninguna estructura y no podemos asumir todo lo que está pasando", asegura.