Vitoria. "Un accidente, una inundación o un atentado que afectara a Garoña como afectó el tsunami a Fukushima provocaría una nube tóxica que cubriría Vitoria en 10 minutos. Eso debería ser suficiente para cerrar inmediatamente esta central". Así de rotundo se mostró ayer el candidato de Aralar a la Diputación Foral de Álava, Iñaki Aldekoa, en un acto que la formación organizó para defender que "otro modelo energético es posible".

Vestidos con un buzo como el que utilizaron los liquidadores que se jugaron la vida para paliar el desastre provocado en Japón, militantes, portavoces y candidatos de Aralar se hicieron uno tras esta apuesta: "construir desde la izquierda" un modelo que supere al nuclear basándose en el fomento de las energías renovables y la planificación local, en el que la opinión de la ciudadanía tenga un peso, y que sea más sostenible y provoque un impacto menor sobre el medio ambiente.

Para hacerlo, pidieron el voto a Aralar ante los bandazos que acusaron de dar en esta materia a formaciones como el PSOE, que no cumplirá su promesa de cerrar Garoña antes de 2013. "Alemania, cuyo gobierno no es sospechoso de ser de izquierdas, ha cerrado media docena de centrales y revisa las demás", recordó Aldekoa, para quien en el caso de Garoña "sólo la fatiga de los materiales" de una central que es idéntica a la de Fukushima y ya ha superado ampliamente su vida útil "debería ser suficiente argumento para dejar de correr este riesgo".

Una vivienda "más social" Horas antes, la formación abertzale exprimía la campaña en otro mitin en el que su candidato a alcalde de Vitoria, Andrés Landa, desgranó sus propuestas en materia de vivienda.

Landa apuesta por un modelo "más social" que se vaya alejando del sistema de las viviendas de protección oficial para favorecer el alquiler en condiciones justas, y que detenga la construcción de vivienda nueva ya que, según subrayó, en la ciudad hay 10.000 pisos sin habitar. En este sentido, Landa acusó a PNV, PP y PSOE -"los partidos del ladrillo"- de querer seguir construyendo para "llenar sus arcas a través de la venta de terrenos". Y ante esta fórmula, contrapuso su oferta de poner en marcha "un nuevo modelo" basado en el alquiler social, en el que la vivienda sea por fin "un derecho real y no ficticio", y nacido del debate y el "necesario acuerdo entre diferentes".