vitoria. A los 71 años, una edad a la que, de momento, a uno le dejan jubilarse, Iñaki Aldekoa sigue al pie del cañón, en las Juntas Generales de Álava, aunque por poco tiempo. En dos o tres ejercicios, este veterano, de Aralar, tiene previsto dejar la primera línea política y dejar paso a savia nueva. Ya en la retaguardia, desea escribir y escribir, y no sólo de política, porque le interesan mucho más temas de ensayo, historia, ciencia y filosofía. ¡Ah!, y arreglar una preciosa borda que tiene en el Pirineo, no sin antes batallar en, quizá, su última campaña electoral.
La izquierda abertzale centra una vez más el arranque de la campaña electoral.
Sí, y desde el punto de vista de unas elecciones locales es evidente que esto distorsiona, pero no ha sido por la izquierda abertzale, es el propio sistema quien la ha introducido. La deliberación sobre su presencia en las urnas es preelectoral. Ahora bien, si se lee en clave positiva, esto puede dar lugar al fin de la transición democrática en Euskadi y al principio de la futura articulación de las fuerzas abertzales democráticas.
Ajá. La ilegalización habría sido una decisión grave.
Gravísima, aunque siempre hay posibilidad de reacción. Incluso con la ilegalización de Bildu habría sido posible dar una respuesta contundente a los intentos del sistema de amputar el cuerpo electoral vasco.
Pero no ha hecho falta. Finalmente, el Constitucional ha rectificado, y eso que usted era escéptico.
No lo tenía claro del todo, aunque era una posibilidad. Al final, el Constitucional ha tenido que reinterpretarse, porque el Supremo dijo que Batasuna era ETA, aunque hay pruebas de que esta Batasuna no es la anterior, se ha desmarcado de ETA y ha admitido el rechazo a la violencia política. Por eso el Tribunal ha interpretado que hay un proceso de cambio y, ante esta situación, prima el derecho básico de participación política.
Ya. Décadas de política dan para diferentes estados de ánimo: temor, esperanza, prudencia, ilusión...
La verdad, estoy ilusionado porque miro más allá de las elecciones, y veo que va a surgir una izquierda abertzale política, dejando de lado el espejismo de la violencia de ETA, y eso para mí es tremendamente gratificante.
Claro. He leído que augura un reencuentro de la izquierda abertzale para las autonómicas de 2013.
Sí, creo que hay condiciones objetivas para que así ocurra.
Y en ese reencuentro estará también el PNV o eso es más difícil.
Son niveles diferentes. La concepción de Aralar respecto a la izquierda abertzale del futuro es la de una fuerza articulada, en una sola organización o en varias coaligadas. En lo que no estamos de acuerdo es en anular al PNV, porque este país necesita las dos grandes expresiones políticas: la del PNV y la de izquierda abertzale. Por tanto es impensable una lucha por la soberanía sin contar con el PNV, aunque siempre será un partido distinto.
De ser así, esta unidad de fuerzas nacionalistas podría dar al traste con pactos como el actual del Gobierno Vasco. Sin embargo, lejos de ese escenario, la extensión del acuerdo PSE-PP cobra fuerza.
La ilegalización de Bildu les habría venido bien a socialistas y populares, les habría servido de oxígeno para reproducir el pacto y aguantar dos años más en el gobierno autonómico, que está bastante asfixiado. Pero, aunque el peligro de pacto existe, no es tan grave e inminente como puede parecer.
Entonces, ¿qué mapa político pinta en Álava tras el 22-M?
Veo un avance de las fuerzas abertzales y un retroceso del eje PSE-PP. Poco, ¡eh! No va a ser un tsunami, ni un terremoto, pero sí el comienzo del cambio, el inicio del declive del bloque constitucionalista.
Y en este punto, ¿cuál es el papel de Aralar?
Fortalecer el crecimiento de la pierna izquierda del abertzalismo y del nacionalismo, darle consistencia institucional y colaborar al máximo con Bildu para acelerar el proceso de confluencia de las fuerzas abertzales democráticas de izquierda, sin olvidar que también hay que hacerlo con el PNV.
Entiendo entonces que darán su voto a Xabier Agirre si lo necesita, a pesar de que su pacto de gobierno no salió bien.
Haremos todo lo posible para que el PP no vuelva a ostentar el poder en la Diputación. No entraríamos en el gobierno, pero sí apoyaríamos una alternativa al PP, siempre que se pacten unos mínimos, aunque hay aspectos como la fiscalidad en los que ya sabemos que no nos vamos a poner de acuerdo.
Dicho así suena a que pondrán condiciones.
Claro. El tema de la corrupción, por ejemplo, es para Aralar de una gravedad enorme, porque supone una de las grandes amenazas a la credibilidad que la sociedad tiene en las instituciones y en los políticos. En Álava, en concreto, tenemos un problema en torno a personas que han pertenecido al PNV, como el ex diputado Alfredo de Miguel, sancionado por su actuación en el caso Zambrana. No se puede admitir lo que hizo. Y tampoco que el señor Egibar le dé cobertura mediática en el Parlamento. No es de recibo.
Sin embargo, no parece que vaya a pasarle factura al PNV.
Creo que no. Agirre ha salvado al partido y el honor de la institución al actuar con velocidad e instinto.
Ha mencionado la fiscalidad. Eso me recuerda la advertencia del SEA de que no hay brotes verdes y la crisis sigue, a peor.
El diagnóstico del SEA es cierto, hay unos dientes de sierra, señal de estancamiento, y en ese contexto es urgente la reforma de la fiscalidad, incluso ya lo era antes de la crisis, porque el sistema social no se sostenía.
Veo que comparte el diagnóstico con el SEA, aunque imagino que no el camino a seguir.
Exacto. Ante los millones de parados que hay se necesitan medidas adicionales que contribuyan a aumentar la protección social. Pero no se trata de bajar los impuestos de forma general como pretende el PP. Esto es como el colesterol, hay bueno y malo, tenemos impuestos que deben elevarse y otros reducirse.
Veamos.
Básicamente, es necesario aumentar la carga fiscal para las rentas de capital y disminuirla para las rentas de trabajo, crear un impuesto de grandes fortunas, reponer el de patrimonio y mantener el de sociedades con intensivos y subvenciones para autónomos y Pymes.
Y mientras tanto, el paro sube.
Porque se trata de un proceso largo, llevamos ya tres años de crisis, al final va a ser una década perdida. Además, nunca se van a recuperar los niveles de expansión anteriores. Tenemos que empezar a pensar en una era de crecimiento más modesto y de mayor austeridad, porque hemos sido cigarras, nuevos ricos; todos tenemos un poco de culpa.
Aun así, el ciudadano lo aguanta todo. Nadie se echa ya a la calle...
Porque todavía no hemos tocado fondo, porque hay una economía sumergida tremenda, aún no existe una auténtica crisis social y, pese a que todos los días vemos casos tremendos a nuestro alrededor, no nos lo acabamos de creer. La gente todavía gasta alegremente... Ahora parece que empieza a cambiar.
Sí, y de paso, se utiliza la crisis para lanzar mensajes alarmistas, tipo el run-run del copago, y que el mensaje vaya calando.
Puede ser, pero el sistema de protección social no era sostenible incluso antes de la crisis. Lo vemos en Osakidetza, que siempre ha sido la perla de la corona. Su rápido deterioro no es sólo por una mala gestión, el señor Bengoa puede ser un gran profesional, pero si no tiene dinero... No se puede seguir gastando como si uno fuera rico y pretender que se mantenga el nivel de bienestar. Es curioso que en EEUU se están haciendo grandes esfuerzos para acercarse al modelo europeo y aquí, al revés, vamos hacia el americano.
Curiosa es también su trayectoria. Ya se ha retirado dos veces de la política, se dice que a la tercera va la vencida.
Je, sí, sí. Ya tengo 71 años y muchas cosas interesantes por hacer. Mi idea es seguir un par de años más, los que me faltan para obtener la jubilación completa y luego pasar a lo que los militares llaman la situación B, la retaguardia; eso sí, en situación de disponible.
Lo digo porque algunos vaticinan que se presenta como número uno porque es la cara más conocida de Aralar, pero que dejará las Juntas cuando pasen las elecciones.
No. Bueno, es cierto en parte. En Aralar se está produciendo un relevo, ordenado, pero no inmediato. Después recogerán el testigo Landa y compañía, y en las Juntas, Igor López de Munain, Óscar Almazán y Gorka Iriondo... Gente joven.