JAVIER López Peña, Thierry, exjefe del aparato militar de ETA y uno de los interlocutores en las conversaciones que mantuvieron la organización armada y el Gobierno Zapatero entre 2006 y 2007, plasmó estos contactos en unas actas que dos años después, en mayo de 2008, cayeron en manos de las fuerzas de seguridad cuando Thierry fue arrestado en Burdeos. En las actas, que han salido a luz ahora que hay un nuevo alto el fuego por parte de ETA y cuando Rubalcaba [entonces ministro del Interior] se perfila como la principal alternativa para relevar a Zapatero como cabeza de lista del PSOE, queda demostrado que la bomba del 30 de diciembre de 2006 en la terminal T-4 de Barajas, atentado en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos, supuso de facto la ruptura de la tregua decretada por la organización armada el 24 de marzo de ese mismo año, pero, sin embargo, lo que no quebró aquel hecho fueron los contactos entre ETA y el Gobierno español. Según los documentos de Thierry, las negociaciones entre la organización armada y los enviados del Gabinete Zapatero continuaron tras el atentado. Previamente a la bomba de la T-4, en la agenda de las reuniones habían estado cuestiones como la doctrina Parot, que el Gobierno se comprometió a no aplicarla; la situación de Iñaki de Juana Chaos; que no hubiera detenciones; y el futuro de la izquierda abertzale, cuestión en la que el Ejecutivo aseguró que admitiría iniciativas, pero no con el nombre de Batasuna. Tres meses después de la bomba que destrozó la T-4, el 29 de marzo de 2007, el Gobierno mantuvo una reunión con ETA a la que el Ejecutivo socialista mandó una única persona por "discreción y seguridad". En aquella reunión -según las actas de Thierry,- el Gobierno exigía de ETA una declaración de que no iba a haber más atentados y proponía que Batasuna cambiara sus estatutos, al tiempo que se iniciaba una doble vía, por un lado una mesa de partidos y por otro reuniones técnicas entre ETA y Gobierno.
Entre el 18 y el 21 de mayo de 2007 se produjeron una serie de contactos. En el primero de ellos, el Gobierno español le trasladó a ETA que no le gustaba la Ley de Partidos, pero recordaba que seguían los atentados contra cargos políticos, que la vía política (mesa de partidos) avanzaría si avanzaba la vía técnica y aseguraba que era primordial que el Gobierno saliera reforzado de las elecciones para implementar el proceso. Según las actas, ETA respondió que el Gobierno había incumplido sus compromisos y que el atentado de Barajas había sido la respuesta a ese incumplimiento. Además, la organización armada aseguró que si se respetaba el acuerdo se mantendría el alto el fuego. Las reuniones continuaron hasta que en la última ETA manifestó que si se daba el acuerdo entre Batasuna y el PSOE, entendería que se dan las condiciones para el proceso. No hubo tal acuerdo político ya que las propuestas de Batasuna -un Estatuto de Autonomía incluyendo a Navarra o que el PSOE se comprometiera a reconocer el derecho de autodeterminación- no fueron aceptadas.