LA cooperación made in Urchuegía en Somoto abraza casi todos los campos, aunque ha tenido especial predilección por la obra pública: desde piscinas semiolímpicas a parques, pasando por un Ayuntamiento exageradamente llamativo de estilo neocolonial y, por supuesto, una casa de cultura que lleva su nombre. Esa fue su última gran obra antes de la ruptura con el exalcalde Marcio. Tan mal le sentó que trató de llevarse "sus butacas" en uno de esos accesos de ira que conocen bien los somoteños.

Pero no es la última obra la más destacada. El primer proyecto estrella se llama Lácteos Froilán y pasó de ser una inversión destinada a mejorar la vida de los campesinos a una tapadera de venta fraudulenta de quesos.

Froilán

Quesería nocturna

Lácteos Froilán debe el nombre al concejal de Lasarte Froilán Elespe asesinado por ETA en marzo de 2001. En diciembre de 2002, Ana Urchueguía inauguraba la planta, tal y como reza en una placa que está situada en la fachada bajo los escudos de Lasarte-Oria y de Asodecom (Asociación para el desarrollo comunitario).

Se trataba de convertir a campesinos en ganaderos, porque el negocio de la leche era más rentable que el de la plantación de semillas y el acopio de grano. La función de esta planta láctea era recoger la leche de los agricultores y transformarla en queso y nata, productos de valor añadido.

Pero la empresa naufragó "porque era inviable desde el principio", según asegura Mauricio Cajína, exvicealcalde de Somoto y fundador de Asodecom, el organismo que ha sido canalizador de las ayudas que personalmente repartía sin control alguno la hoy delegada del Gobierno Vasco en Chile y Perú.

Según Cajína, esta planta fue alquilada a un grupo de salvadoreños hace cuatro años: "Es un lavadero de queso. No compran leche ni aquí, ni allá. Traen el queso ya hecho, le ponen el sello porque tienen certificado de exportación y lo venden fuera, creo que en El Salvador". Es decir, es un fraude. Ni cumple los objetivos declarados del proyecto, ni beneficia a la comunidad, ni es una venta legal. A cambio, Asodecom ingresa una renta mensual de cuantía desconocida.

La versión de Mauricio se corrobora con los hechos. A las doce del mediodía no hay nadie trabajando en esta pequeña planta de la que sobresale un depósito de acero inoxidable para guardar leche (es visible en Google Earth con las coordenadas N 13º 28"03.6" O 86º 37"57.2"). Pero la leche nunca llega, el depósito está seco y nada induce a pensar que aquí se realice actividad alguna. Falta, por ejemplo, el olor característico del cuajo propio de una quesería. Julio César es el cuidador que está apostado a unos metros de la entrada. Se levanta raudo ante la presencia de extraños: "¿Qué buscan? El encargado marchó y no vendrá".

El encargado responde al nombre de Toño, pero todo intento de saber algo más de él resulta baldío. Lo evidente es que aquí no trabaja nadie en la jornada habitual de una quesería, que rige algo parecido a una ley del silencio y que los únicos datos que aportan los vecinos es que "allí hay movimiento de camiones a la noche que cruzan la frontera camino de Honduras, porque está aquí mismo, aladito".

UN LUJOSO AYUNTAMIENTO

"Doña Ana" se mete a arquitecta

La relación de Ana Urchueguía con la alcaldía de Marcio Rivas fue tan estrecha que "doña Ana mandó hacer este palacio". Lo cuenta a la puerta de un lujoso ayuntamiento de estilo neocolonial el conserje Rafael (N 13º 29" 56" O 86º 37" 57.2"). "Pase que le pongo en marcha la fuente del patio para que vea lo bonito que hace y el fresquito que da". El surtidor se pone en marcha y la sensación de frescor aumenta de inmediato en esta calurosa tarde somoteña. No hay, desde luego, Ayuntamiento vasco de un municipio de 35.000 habitantes que disponga de algo parecido.

Dos balaustradas rodean el patio interior al que se accede tras haber leído la consabida placa conmemorativa donde aparece "doña Ana" en nombre de Euskal Fondoa. Al pasear por las dependencias es inevitable pensar que algún euro de los impuestos municipales ha ido a mayor gloria de Marcio y Ana. Y del Frente Sandinista de Liberación Nacional, porque la bandera del partido ondea en la fachada junto a la de Nicaragua. El Estado y el partido son lo mismo. No parece que sea una contribución destinada a reforzar instituciones democráticas.

Se suma a la conversación Flavio Ponce, responsable de Servicios Generales del Ayuntamiento. Cuando uno elogia la belleza del edificio y el material exageradamente noble con el que está construido si se compara con cualquiera de los de alrededor (vigas vista, azulejos y alicatados relucientes, hierro forjado para las ventanas, etc), Flavio saca el nombre de la benefactora en una faceta desconocida de la exsenadora socialista: "Lo diseñó ella personalmente, todo esto con cúpula en la entrada. Todo fue idea suya". Pregunto si es arquitecta y la respuesta es vaga: "No creo, debió de haberlo copiado de algún sitio en España y trajo para aquí el modelo".

Pero entre los variopintos proyectos financiados por los municipios vascos está también otro del que sólo se beneficiaron los policías municipales. Se destinó una considerable partida, la primera de 18.000 euros, para mejorar la seguridad y, según admite un miembro de aquella corporación, "nos permitieron subirles el sueldo".

el parque "transparente"

El muro de los 80.000 euros

El centro neurálgico de la ciudad está alrededor del parque Rubén Darío (N 13º 29"01.9" O 86º 34"56.3"). Es un gran jardín, no demasiado grande, de forma cuadrada, con mucha vegetación, caminos estrechos y bancos de madera pintados de verde. Los únicos edificios son dos casetas para urinarios que están "fuera de servicio" y una biblioteca municipal donde no hay un solo libro y si se mira a través del cristal tintado se adivinan dos tablas, una regadera y un par de azadas.

La cooperación de Lasarte-Oria en este punto de la ciudad hay que buscarla en el murete de piedra que delimita el parque y sus ocho accesos. En total, 80.000 euros y dos años de trabajos.

Un constructor de la zona no se lo explica: "Se adjudicaban las obras sin licitación pública amparándose en que se canalizaba a través de Asodecom o de la oficina Lasarte-Oria, pero eso lo hizo el Ayuntamiento y la placa lo demuestra". Sí, hay placa que da constancia de ello y que además alardea de "transparencia". "Espere que haga el cálculo para pasar de las córdobas nicaragüenses a sus euros, pero eso no debía de ir más allá de la quinta parte de lo que dicen que costó".

casa de cultura

Con su nombre y con las actuación de Mejía Godoy

"Puede que fuese un acto extremo de vanidad, pero Ana Urchueguía, me niego a llamarla doña Ana como hacen otros, se empeñó en que la casa de cultura llevara su nombre". Lo cuenta una somoteña que pide guardar el anonimato. Ella fue señalada cuando se desató la tormenta a raíz de la aparición de los vídeos de Youtube donde la exsenadora abroncaba al auditorio y amenazaba con no traer más dinero.

Desde el exterior, es imposible saber que se trata de una casa de cultura. Aquí no hay bandera alguna que identifique este edificio rosa (N 13º 28"57.8" O 36º 34"49.6"). Son las tres de la tarde y la puerta sigue cerrada con candado mientras una veintena de niños y niñas con flautas y guitarras esperan a que llegue Joel, el responsable municipal encargado de hacer labores de conserje en esta casa.

Ernesto Valladares, un músico de reconocido prestigio en toda Nicaragua, se impacienta: "No sé por qué no viene este muchacho si el Ayuntamiento está aquí mismo". Ernesto está encantado con la casa de cultura y con doña Ana. "Ella está ahora de embajadora por América del sur, pero vino hace poco. El 6 de enero hubo concierto con Carlos Mejía Godoy y allí mismo Carlos agradeció a doña Ana la ayuda para levantar esta casa. La gente empezó a aplaudir a la señora de España y ella saludó y dijo que volvería pronto".

Pero a Ernesto lo que le preocupa es que ahora la relación de la alcaldía actual (Wilson Pablo Montoya, sucesor de Marcio Rivas), "no se pone de acuerdo con la oficina Lasarte-Oria y yo ando tratando de conseguir una marimba que me prometieron para enseñar a los niños". La oficina forma parte, junto a Asodecom y la propia alcaldía, de una suerte de triángulo de la Bermudas donde el dinero de la cooperación de evapora.

la joya deportiva

Una piscina vacía

Otro de los proyectos nos lleva hasta un extremo de Somoto. Junto al Estadio donde juega el Real Madriz (equipo mimado por doña Ana, que guardaba el autobús de los desplazamientos en una de sus fincas) una valla metálica de color verde ajado da acceso a una piscina de 13x25 metros (N 13 28"13.2" O 86º 34"26.1").

Parece que Harold, el responsable de cuidar esta joya deportiva, está avisado de que andamos husmeando los proyectos así que es el momento de no andarse con rodeos: "Soy vasco y me gustaría ver qué se está haciendo con el dinero de cooperación que enviamos desde allá". Titubea, se rasca la oreja y empieza a hablar: "Ahora está vacía pero esto en Semana Santa, en periodo vacacional, estaría lleno".

Insisto: "Pero allá dijeron que era para que los niños y niñas del pueblo aprendieran a nadar". Vuelve a ponerse nervioso pero contesta: "Supuestamente así era, y supuestamente iban a celebrarse competiciones, pero el proyecto nunca se implementó. Ni con la anterior alcaldía, ni con ésta. Doña Ana tenía, ya sabe usted, más relación con el de antes que con el de ahora, pero eso son cosas de ellos; yo sólo me ocupo de mantenerla en buen estado y añadir los químicos necesarios". Empieza a anochecer y no da tiempo a más preguntas aunque la temperatura y el agua inviten a darse un chapuzón. "No se preocupe, si viene no le cobro entrada que usted debe ser amigo de doña Ana", sentencia Harold.