Luisa Villa conoce de primera mano la lógica y el funcionamiento de muchas de las tareas de cooperación concebidas y ejecutadas en Somoto por obra y gracia de Ana Urchueguía y de la ONG que la hoy delegada del Gobierno de Patxi López en Chile tutelaba desde la alcaldía de Lasarte-Oria. Si Luisa Villa no ofrece más detalles en varios pasajes es únicamente porque teme aportar cualquier información que pudiera delatarla. De hecho, Luisa Villa es un nombre ficticio. ¿Por qué el anonimato? Por una cuestión de supervivencia. "El clan de Ana Urchueguía aquí en Somoto está integrado por personas muy peligrosas", explica.

¿Cuál es el concepto de cooperación de Ana Urchueguia?

Es un concepto cosmético: hacer cosas que sean muy visibles. No funcionales, ni útiles, pero que sean muy visibles, como arreglar un parque, hacer la fachada de una alcaldía... Cosas que no tienen que ver ni con solidaridad, ni con educación, ni con desarrollo, ni con transformaciones fundamentales en una comunidad. Es un concepto populista, de quedar bien, de ganar adeptos y simpatías.

Urchueguía imprime un sello personal a cuanto se hace en Somoto.

No sé si será vanidad, o complejo, o soberbia, pero es muy notorio que quiere que todas las cosas lleven su nombre, que todo el mundo se dé cuenta dónde ella puso, dónde ella dio, dónde ella aportó... Así, suceden cosas como que aquí, en un canal local, se hace una colecta para un enfermo o para un discapacitado e inmediatamente, aunque no esté en Somoto, suena el teléfono y línea al aire que doña Ana ya mandó su aporte. Ella solo quiere que sepan que está dando.

Al parecer, estas obras no se han hecho con un concurso público.

Sin caer en juicios extremos, también hay que ver el grado de responsabilidad que nosotros como comunidad tenemos. No hemos estado lo suficientemente preocupados ni hemos tenido el suficiente carácter. El tema de participación ciudadana es aquí muy pobre y ella se ha valido de eso para hacer lo que le da la gana. No tiene que preguntarle a nadie, sencillamente le gustó: aquí imaginó bonito un parque y lo fue a poner, y lo vio bonito con este modelo y lo hizo así, y ella quiso escoger el color y los materiales que se iban a utilizar, y los escogió como a ella le gustó, sin ver si se acopla a nuestra cultura o a nuestras necesidades o a nuestra realidad.

¿Qué opinión tiene ella de los somoteños?

Yo no te sabría decir qué hay en su mente, pero como somoteña te puedo decir cómo me siento yo tratada. Todo su discurso es que somos ignorantes, aunque te lo va a decir con otras palabras, pero todo el tiempo nos trata de haraganes, de brutos, de burros, de mal agradecidos. Porque, según ella, los somoteños estamos infinita y eternamente endeudados con ella, y nosotros somos unos grandísimos mal agradecidos, incapaces de salir adelante por nuestros propios medios. "Tenéis que ir a España a buscar trabajo para salir adelante", dice, o "tenéis que pedir ayuda de ella, no de la cooperación española ni del Ayuntamiento, sino de ella como individua", nos dicen aquí.

Ha hablado de ir a España. Ahora toca ir a Chile (donde Urchueguía trabaja como delegada del Gobierno de Patxi López). Parece que ella ha sido casi una exportadora de somoteños.

Pues yo no sé qué negocio tendrá, pero hay un fenómeno social interesantísimo: la cantidad de gente de Somoto que se ha ido sobre todo al País Vasco. Comenzó cuando ella comenzó a estar más en Somoto, tanto que yo no sé cómo trabajaba ella en su alcaldía, no sé cómo cubría ella su ayuntamiento cuando pasaba meses enteros aquí. Entonces, la gente empieza a irse para Lasarte. Muchísima gente. Y no sé qué negocio tendrá, pero había una persona, Concepción o Conchita o algo así, con quien ella conectaba a la gente de aquí. Salían brigadas semanales y grupos de gente para Lasarte, adonde Conchita, y allá les tenía un trabajo, y los somoteños que iban allá le tenían que dar una comisión a esa mujer por conseguirles el trabajo. Si me preguntas si me consta, no me consta, pero que varias personas te digan lo mismo te da que pensar... Muchos amigos en España me han contado eso. Te estoy hablando de hace más o menos tres o cuatro años que se estuvo dando esa situación.

¿Cuántas propiedades tiene Urchueguía en Somoto?

La gente comenta que ahorita ya tiene alrededor de 14 propiedades. Y te digo porque este es un pueblo chiquito. Te pones a revisar todos estos años: una población de 30.000 habitantes, un pueblo tan chiquito para que haya habido tanta cooperación, tanto dinero..., pues tendríamos que estar en otras condiciones. Tendría que verse un avance sustancial y no se ve, y lo que sí se ve es que se sigue cumpliendo ese dicho de que "pueblo chiquito, infierno grande".

La casa de cultura lleva su nombre.

Eso era un mercado, hizo esa casa de cultura y le puso su nombre porque se lo puso ella, aquí nadie propuso ponerle ese nombre: a ella le dio la gana y se lo puso. Ella, si pudiera, le cambiaría el nombre a Somoto para poner el suyo: quiere hacer de Somoto su finca.

¿Se metió en la política local?

Se metió y se siguió metiendo. Yo me atrevería a decir que la alcaldía, cuando la ganó Marcio Rivas (entonces pareja sentimental de Urchuegía), la compró ella porque fue por las comunidades. No sólo ella: vino gente del Ayuntamiento de Lasarte. Venían por las comunidades de Somoto hablando de proyectos, regalando cosas, invitando a la gente, pero siempre la proyección era decir: "Esto es gestión de Marcio Rivas, esto se hace por Marcio Rivas, y si Marcio Rivas gana la alcaldía entonces va a haber una cooperación de tantos millones de euros". Incluso Marcio Rivas, antes de las elecciones, llegó a decir que él iba a donar su salario de la alcaldía. Y lo que la gente cercana a él decía era que esa había sido una idea de doña Ana, que le aconsejó que él podía vivir con el salario de la Asodecom (ONG creada y tutelada por Urchueguía desde el Ayuntamiento de Lasarte-Oria). Pasaban dos cosas: o estaba devengando un salario sin trabajar o los somoteños no teníamos un alcalde de tiempo completo.

¿Urchueguía ha provocado una división entre los somoteños?

Muchísimo, muchísimo. Hay gente que se ha enriquecido, y a otros no les ha beneficiado nada. Unos van hacia ella con muchas expectativas y les dice que no les puede ayudar. Su modus operandi no es con criterios sólidos y firmes, es a capricho. Le da la gana de ayudar a esta persona y a esta no. Eso crea divisiones. A mucha gente le gustará ver un parque y una alcaldía con una fachada de lujo, pero otros quisiéramos ver desarrollo en nuestra comunidad y que el dinero de la cooperación llegue a los beneficiarios.