MANAMA. Su tamaño de población es incluso más pequeño que Bizkaia, pero Barack Obama, el presidente de Estados Unidos contiene la respiración. Su estabilidad es esencial porque este pequeño país de poco más de un millón de personas está enclavado en un lugar estratégico donde las bases norteamericanas controlan todo lo que ocurre en Irán, la república islámica emergente en la zona. Mientras Occidente mira con estupor todo lo que está pasando en el mundo árabe, unos 15.000 bahreiníes volvieron ayer a tomar la plaza Lulu de Manama, símbolo de las protestas que comenzaron el pasado día 14 para exigir reformas políticas, tras la retirada del Ejército que llevaba tres días desplegado en la capital del país.

Al grito de el pueblo quiere la caída del régimen y pacíficamente, pacíficamente, los manifestantes entraron en la céntrica plaza de Lulu (perla en árabe), de donde habían sido desalojados por la fuerza la madrugada del día 17, tras dos días en que estuvieron acampados en la plaza.

Algunos manifestantes, que portaban banderas de Bahrein, instalaron tiendas de campaña mientras insistían en su intención de quedarse hasta que sus exigencias de reformas democráticas y mejoras de las condiciones de vida sean satisfechas. El regreso se produjo poco después de que el Ejército, que se desplegó el pasado día 17 en la céntrica plaza y en varios puntos de la capital, volviera a los cuarteles.

Los participantes en la protesta recuperaron la plaza después de algunos enfrentamientos con la Policía, que se retiró tras varios intentos de dispersar a los manifestantes con gases lacrimógenos.

El mando general de las Fuerzas Armadas de Bahrein ordenó ayer a los efectivos y unidades militares que se habían desplegado el pasado día 17 en respuesta a las numerosas protestas populares, que regresaran a los cuarteles. El Ejército se desplegó el pasado jueves por las calles de Manama, después de que la policía antidisturbios desalojara de la plaza Lulu a varios miles de manifestantes que llevaban dos días acampados.

Asimismo, el príncipe heredero de Bahrein, el jeque Salman bin Hamad al Jalifa solicitó a las fuerzas de seguridad y a los manifestantes que se retiren de los lugares donde hay concentraciones para evitar enfrentamientos. El príncipe "pidió a todas las fuerzas de seguridad que se retiren inmediatamente de las zonas de congregación y a los presentes que se retiren para evitar enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes", según informó la agencia oficial, BNA. Esta llamada de Bin Hamad al jalifa se enmarca en una nueva llamada al diálogo. En un mensaje dirigido a la nación, Bin Hamad al Jalifa aseguró que ha empezado una nueva etapa para el país para tratar todos los asuntos con sinceridad.

"una nueva etapa" "Ciudadanos de Bahrein, ahora comienza una nueva etapa para discutir todos nuestros asuntos con sinceridad y tranquilidad. Deseo hacer llegar el mensaje de que en este momento se requiere de tranquilidad", señaló en su alocución el heredero que insistió en la necesidad de que "todas las partes propongan sus opiniones y asuntos de manera responsable y productiva".

"Hoy -por ayer- los asuntos comenzaron a volver a su normalidad, y reitero nuevamente que debemos preservar la seguridad y la estabilidad por temor a la discordia sectaria y al retroceso de la situación", agregó el heredero al trono de este país. Bin Hamad al Jalilfa instó también a la cohesión y a la colaboración y a mantener "el contacto con todas las fuerzas políticas del país".

"Bahrein atraviesa hoy un estado de división que es inaceptable", declaró el príncipe Salman durante una entrevista en la televisión estatal. "No hago ninguna diferencia entre un bahreiní y otro; todos son nuestros hijos", aseguró el heredero, que insistió en que "Bahrein nunca ha sido un Estado policial", pidió una y otra vez que vuelva la calma y ofreció diálogo con la oposición "desde esta misma noche si es posible".

Tanto la mayoría chií como la oposición liberal suní llevan tiempo quejándose de que bajo la pátina de democracia que dan las elecciones, el rey Hamad sigue gobernando como un monarca absoluto. De hecho, la familia real copa todos los puestos de decisión, entre ellos 11 de las 23 carteras ministeriales, y designa a los miembros de la Cámara Alta, que actúa de freno del Parlamento electo.

Desde que comenzaron las protestas, el pasado 14 de febrero, al calor de los levantamientos populares de Túnez y Egipto, al menos siete personas han muerto en los enfrentamientos en este pequeño país, vecino de Arabia Saudí.

Por su parte, el dirigente del principal grupo de la oposición bahreiní Jalil al Marzuq dijo a Efe que su grupo valoraba la retirada de los militares, pero subrayó que deseaba "garantías de que no se va a atacar a los manifestantes y de que se va a propiciar una atmósfera adecuada". Este dirigente del Wifaq, que cuenta con 18 de los 80 escaños del Parlamento, insistió en que su grupo dialogará cuando se haya garantizado el cumplimiento de estos puntos. En este sentido, indicó que "toda la oposición, no solo el Wifaq, respalda el diálogo y lo ha pedido desde hace 10 años, pero ha sido el Gobierno quien lo ha rechazado".

Las protestas cuentan con una participación sin precedentes en el país, de mayoría chií pero gobernado por una minoría suní, y formado por un archipiélago de islas con una superficie de tan solo 727 kilómetros cuadrados, en el que viven poco más de un millón de personas, la mitad de ellos extranjeros.

condena Por su parte, Amnistía Internacional condenó ayer el desalojo forzoso por las autoridades de Bahrein de un campamento de protesta pacífico situado en el centro de la capital, Manama. Según AI, varias personas perdieron la vida a manos de fuerzas de seguridad, que hicieron uso de escopetas, balas de goma, porras y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes antigubernamentales que querían pasar la noche en la Plaza de la Perla.

Según Malcom Smart, director del Programa para Oriente Medio de Amnistía Internacional, "las autoridades de Bahrein han reaccionado de nuevo ante una protesta legítima con el uso de la fuerza letal y sin previo aviso. Deben poner fin a la represión continua de los activistas que piden la reforma". Asimismo, esta organización teme que muchos activistas hayan sido detenidos, después de que sus familias informasen de que no les habían encontrado en los hospitales tras las protestas.