Bilbao. "Es una sensación agridulce. Miramos al futuro, pero, se quiera o no, la vista también se retrotrae al pasado". Esa era la reflexión de uno de los asistentes al acto de ayer en el Palacio Euskalduna, en el que la izquierda aber-tzale oficial esbozó los estatutos del nuevo partido que mañana será inscrito en el Registro de Partidos Políticos en Madrid, bajo la denominación de Sortu. Una formación que rechaza la violencia como instrumento político, un rechazo que "abiertamente y sin ambages, incluye a la organización ETA, en cuanto sujeto activo de conductas que vulneran derechos y libertades fundamentales de las personas".
En un acto histórico, la izquierda abertzale ofreció las líneas maestras de los estatutos de su nueva marca, una base programática en la que destaca el rechazo a la violencia de ETA y una ruptura con lo que ha supuesto su trayectoria política anterior. En un compromiso que Rufi Etxeberria calificó como "firme e inequívoco", y en el que no cabe una marcha atrás, este sector político asume que debe iniciar una nueva vía, en la que la violencia de ETA no tiene cabida.
El abogado Iñigo Iruin fue el encargado de ir desgranando los ejes a través de los cuales la izquierda abertzale intentará estar de forma activa en la vida política merced a una formación legal. Así, Iruin aseguró que ante la posibilidad de que existan indicios de que la nueva marca sea considera como la continuación de un partido ilegalizado por connivencia con el terrorismo, "pesa sobre sus promotores la carga de desvirtuar esos indicios, mediante una actitud de condena o rechazo del terrorismo". Y eso es lo que se recoge expresamente en los estatutos que se presentarán en Madrid, un rechazo explícito a la violencia. El letrado dejó claro que el nuevo proyecto político y organizativo -en contraposición a quienes aseguran que se trata de dar continuidad a formaciones ilegalizadas- "supone la ruptura con los modelos organizativos y formas de funcionamiento de los que se ha dotado ese espacio social y político en el pasado". Así, la primera premisa es romper con la serie de siglas que en su día fueron acusadas de mantener una continuidad con siglas proscritas.
Amparándose en los puntos adoptados en el Acuerdo de Gernika y asumiendo los principios del senador Mitchell, la nueva formación de la izquierda abertzale muestra su "voluntad de contribuir a la definitiva y total desaparición de la violencia, en especial la de ETA; la superación de las consecuencias de la violencia y el terrorismo y el reconocimiento de todas las víctimas". El abogado guipuzcoano se esmeró en dejar claro, de forma patente y nítida, que el nuevo partido "se opondrá a tutelas externas que pretendan convertirle en una organización vinculada a quienes practiquen la violencia".
Negro sobre blanco Sin duda alguna, la clave de lo que piensa el nuevo partido con respecto a ETA hay que buscarla en una frase concreta: "El nuevo partido desarrollará su actividad desde el rechazo de la violencia como instrumento de acción política o método para el logro de objetivos políticos, cualquiera que sea su origen y naturaleza; rechazo que, abiertamente y sin ambages, incluye a la organización ETA, en cuanto sujeto activo de conductas que vulneran derechos y libertades fundamentales de las personas".
Negro sobre blanco. La nueva formación de la izquierda abertzale tradicional hace lo que se le ha pedido desde la sociedad vasca: un rechazo explícito a la actuación de la organización armada. Además, y por si esta declaración general pudiera parecer insuficiente, Iruin también adelantó que los representantes, militantes y cargos orgánicos del nuevo partido deberán, entre otras cuestiones, "rechazar de forma inequívoca todo acto de violencia y terrorismo y de sus autores". También tendrán que rechazar a "quienes fomenten, amparen o legitimen los actos de terrorismo" y expresar su rechazo a "cualquier clase de connivencia política y organizativa con la violencia, con las formaciones y los instrumentos políticos que han sido ilegalizados por razón de esa connivencia, así como de cualquier manifestación del fenómeno terrorista".
Además, dentro de los estatutos del nuevo partido se señala que se considerará falta muy grave, y será sancionada con la expulsión, el que los afiliados no rechacen la violencia. En este contexto, para integrarse en las listas electorales de esta formación se deben asumir las bases ideológicas y compromisos del partido, especialmente el de rechazo de la violencia.
Y es que, una y otra vez, los promotores de esta nueva idea política aseguran que lo que van a presentar mañana en el Registro de Partidos Políticos no consiste en la reconstitución o refundación de organizaciones ilegalizadas, "sino materializar una nítida separación y una indubitada ruptura respecto de ellas".
Reflexión profunda Si Iñigo Iruin se centró en los aspectos jurídicos del partido cuya denominación concreta y logotipo se conocerá hoy, Rufi Etxeberria, que se ha convertido en el portavoz más cualificado de la izquierda abertzale oficial, realizó un análisis de los pasos dados por este sector político.
Etxeberria dejó claro que todo lo que se está produciendo en estos momentos en la izquierda abertzale es producto de un proceso de reflexión realizado en los dos últimos años y que se lleva a cabo ante la necesidad de llegar a un escenario de no violencia. Producto de este debate, según él, la izquierda aber-tzale oficial ha llegado a tres referentes de gestión en su devenir político: la apuesta por vías exclusivamente políticas y democráticas; el impulsar la convergencia y acumulación de fuerzas para incidir en el cambio político y social -aquí se pueden incluir los acuerdos Lortu arte y Euskal Herria Ezkerretik- y, por último, impulsar un nuevo proyecto político y organizativo -su nuevo partido-.
A lo largo de su intervención, Rufi Etxeberria incidió en que el compromiso con las vías políticas y democráticas es "firme e inequívoco, no estando sujetos a variables tácticas o factores coyunturales". "No hay marcha atrás posible", recalcó el portavoz de la izquierda abertzale.
Por ello, y reafirmándose en los objetivos independentistas y socialistas de la nueva formación, Rufi Etxeberria reclamó "ante la comunidad internacional, medios de comunicación y, especialmente, ante la sociedad vasca" la legalización del nuevo proyecto político y organizativo de la izquierda aber-tzale tradicional.
Partido al uso Según los pocos datos que se han podido conocer, la nueva marca funcionará como un partido al uso, con afiliados al estilo del resto de formaciones que actualmente configuran el panorama político vasco. Según informaba Gara el pasado domingo, el órgano decisorio será el Congreso Nacional, compuesto por unos 300 delegados, si bien una Ejecutiva, en la que tomarán parte 25 personas, será la encargada de llevar el día a día de la organización. Al frente de dicha Ejecutiva estará un secretario general, que será elegido para el cargo por el Congreso.