Vitoria. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prefirió ayer centrarse en la reunión que celebraba la Ejecutiva Federal de su partido y dejar la valoración de los nuevos estatutos presentados ayer por el sector ilegalizado de la izquierda abertzale en manos de su número dos, el vicepresidente y ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba. Eso sí, según se desprendió de los corrillos extraoficiales que ayer hervían en torno a la calle Ferraz, no sin antes enviar un mensaje de "prudencia" a todos sus portavoces para que no hagan cábalas sobre los posibles escenarios que se pueden abrir ante unos nuevos estatutos que, según aseguró, estarían en la línea de lo que su Ejecutivo esperaba.
Rubalcaba, cauto por naturaleza, esperó hasta bien entrada la tarde para comparecer ante la prensa. Como ya había hecho horas antes el secretario de organización del PSOE, el responsable del ministerio al que mañana llegarán de forma oficial los estatutos de la nueva marca de la izquierda abertzale reconoció la "novedad" que representan, pero no sin subrayar también que el Gobierno activará todos los filtros legales y jurídicos para que sean los tribunales los que decidan sobre su futuro inmediato.
El ministro subrayó que es un paso nunca dado antes, ya que "es la primera vez en muchos años de violencia que la ilegalizada Batasuna rechaza expresamente la violencia de ETA", lo que a su juicio supone la verdadera clave novedosa de lo que Rufi Etxeberria e Iñigo Iruin expusieron ayer en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Eso sí, no sin apostillar a continuación que ésta "no ha sido una concesión gratuita, sino la consecuencia de la firmeza con la que han actuado las instituciones, el Estado de derecho" y las sociedades "vasca y española".
Retomando la senda de la "prudencia" marcada por Zapatero, Rubalcaba -que respondió sobre esta cuestión desde Canarias, donde estaba reunido con su presidente, Paulino Rivero- evitó hacer cualquier declaración que pudiera ser tomada como definitiva.
"largo camino por recorrer" Primero relativizó las palabras de Etxebarria e Iruin subrayando que "son muchos años de violencia y la credibilidad de Batasuna es la que es, está bajo mínimos" ya que, tras las experiencias más recientes vividas en torno a la búsqueda del fin de la violencia, "los españoles desconfían de las verdaderas intenciones" que puedan esconderse tras este nuevo movimiento de la izquierda abertzale ilegalizada.
Consecuentemente, lo segundo que hizo fue advertir a quienes puedan responder con euforia que aún queda "un largo camino por recorrer", ya que no se debe olvidar que "ETA aún no ha declarado el fin de la violencia" y, por ello, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado "seguirán trabajando" para acabar con el terrorismo.
Y, por último, confirmó lo que prácticamente todo el espectro político esperaba, al asegurar que tan pronto como reciba en su ministerio los nuevos estatutos, los pondrá en manos de la Fiscalía y la Abogacía del Estado para que inicien las acciones que consideren oportunas en el trámite de la legalización de esta nueva marca, incluyendo además en su envío los informes que la Policía viene elaborando en los últimos años para determinar si el nuevo partido se puede considerar o no una sucesión de Batasuna.