madrid. El 85% de los más de 2.000 controladores que tiene AENA se han comprometido en un acuerdo por escrito a garantizar los servicios en los aeropuertos españoles por encima de su derecho a la huelga si el Gobierno levanta el estado de alarma. Respondían así los controladores, a través del presidente del sindicato USCA (Unión Sindical de Controladores Aéreos), Camilo Cela, a la intención del Ejecutivo de mantener la militarización del sector por considerar que no hay garantías de que se repitan los hechos del pasado fin de semana, que "aún no se ha recuperado la normalidad" y que "sigue la alarma social".
Además, en su escrito, quienes respaldan a USCA se muestran dispuestos a volver a las negociaciones para la firma de un convenio para acabar así con un conflicto que dura ya once meses. No obstante, los controladores añaden que estas negociaciones no se pueden llevar a cabo hasta que se levante el estado de alarma decretado por el Gobierno el 4 de diciembre y que el Ejecutivo quiere prorrogar hasta el 15 de enero.
Tras la lectura del documento, los responsables de comunicación del sindicato, Daniel Zamit y César Cabo, transmitieron en una rueda de prensa el deseo de que se retomen pronto las negociaciones. Zamit destacó que antes del 3 de diciembre USCA había presentado una propuesta a AENA en la que no se pedía más dinero y que "incluso" aceptaba las propuestas presentadas por Fomento en febrero y firmadas en el preacuerdo de agosto. Para este portavoz, si hubiese voluntad por parte de AENA, se podría llegar a un acuerdo "en menos de diez días", porque lo que los controladores quieren es "acabar cuanto antes" con esta situación, de ahí que hayan firmado esas cartas de compromiso.
La posibilidad de un arbitraje "no gusta a USCA", ya que, según Zamit, es mucho mejor y duradero llegar a un acuerdo negociado que a una "imposición", y en eso parece que hay acuerdo con el ministro de Fomento.
Cabo incidió en la disposición de los controladores a negociar, como demuestra que "con esta carta cada uno se compromete a garantizar el servicio" y con ella se ha dado un primer paso para buscar una solución a un conflicto que no gusta porque, dijo, los controladores llevan varios meses "bajo presiones".
Según Cabo, el abandono de sus puestos de trabajo de los controladores aéreos del 3 de diciembre fue una acción "desesperada" de un colectivo que había estado varios meses bajo continuas presiones por parte de AENA, y aclaró que USCA pidió a los controladores que volviesen al trabajo y se produjera una "calma operativa".