abiyan. Costa de Marfil vive bajo la amenaza de una inminente guerra civil. Para tratar de evitarlo, el expresidente sudafricano Thabo Mbeki comenzó ayer su labor de intermediación en nombre de la Unión Africana (UA) entre el presidente saliente, Laurent Gbagbo, y el candidato opositor, Alassane Ouattara, cuando ambos ya han jurado su cargo como próximo presidente del país. Mientras, al menos 15 personas han muerto por la violencia postelectoral.
En la localidad de Bouake, en el norte del país, decenas de miles de personas se concentraron ayer ante la sede de la Misión de Naciones Unidas en Sudán (UNMIS) para manifestar su apoyo a Outtara, proclamado vencedor de las elecciones del pasado 28 de noviembre por la Comisión Electoral Independiente, respaldada por la ONU.
Sin embargo, Gbagbo tomó el sábado posesión de un nuevo mandato después de que el viernes el Consejo Constitucional, controlado por el propio Gbagbo, anulara parte de los resultados en el norte y lo proclamara vencedor. ¡ADO presidente!, corearon los seguidores de Ouattara, al que conocen por sus iniciales, al tiempo que pedían la dimisión de Gbagbo. "Una situación como la de Ruanda o Kenia sería una pesadilla y estamos trabajando sin descanso para evitarla", afirmó la enviada de Sudáfrica al país, Zodwa Lallie. Lallie se refería a las crisis políticas de Ruanda y de Kenia, en 2007, cuando murieron unas 1.300 personas en la violencia postelectoral.